CIUDAD ON

Canguros de ciudad

Te sentirás un híbrido de Pocholo y Eva Nasarre. «Es como un 'after', pero sano», dicen. Ponte unas «botas de rebote», así las llaman

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Ana Sánchez

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Jurarás que te has colado en un after. Hay música de subidón, caras desencajadas, gente pegando botes como si no hubiera un mañana. Te entrarían ganas de pedirte una copa si te quedara aliento para hablar. «Es como un after –asienten–, pero sano». Te sientes un híbrido de Pocholo y Eva Nasarre.

#saltaconmigo, ese es el hashtag de cabecera. «Estarás una hora feliz de la vida», te garantizan nada más entrar. «Como si fueras una niña pequeña». Todos te sonríen con la misma intensidad que si te quisieran captar en una secta. «Te ahorras el psiquiatra», te prometen. «Te vas con la sensación de haberte comido el mundo». Suenan sinceros.

Te dan unas «botas de rebote», así las llaman. Son como de esquí, pero estas llevan una especie de amortiguador debajo. Parecen sacadas de un Iron Man de serie B. «Absorben el 80% del impacto del suelo». Susana te imparte una clase exprés mientras te ayuda a ajustártelas. «Se crearon en los años 90 para la rehabilitación de lesiones». 

Susana Molina es la fundadora de este club saltarín: <strong>JumpIt! BCN</strong>. No te fíes: sonríe con la misma intensidad que te hace sudar. Seguirla en clase es más agotador que perseguir al Correcaminos.   

Quemas entre 1.000 y 1.200 calorías

Te pones en pie con torpeza de gigante, guaaauu, presumes de tu nueva altura de NBA. «Luego, cuando te bajas, la vida no tiene sentido», se ríe Cristina, una alumna veterana. Empiezas a caminar por tanteo, como un astronauta. Cada bota pesa dos kilos. En un minuto estás dando brincos a lo gato con botas. «La clave: espalda recta y siempre mirando al frente», te indica la profesora antes de empezar. «Puedes quemar entre 1.000 y 1.200 calorías», adelanta. Pocas te parecen después de una hora sudando más que Camacho en sus tiempos de seleccionador. «Dormirás estupendamente», anticipa Jeannine resoplando a tu lado. «Es muy explosivo», resume Ciara. «Va bien para descolgarme de todo el día duro de abogado», dice Andrés. «Y es para todas las edades», añade Jeannine. Ella tiene 56.

«La terapia del rebote», la han bautizado por internet. Kangoo Jumps, denominan a este deporte amortiguado. Es como se llama una de las marcas de estas botas de rebote. Hace años que se practica en Barcelona. «La gente tiene mucha curiosidad cuando nos ve», se ríe Alice. «Canguritos, nos llaman».

Alice Margary ha abierto este año el otro club de saltos que hay en la ciudad. Ella y Susana fundaron en el 2016 el Kangoo Club energy.AS Barcelona. En febrero se desdoblaron en dos clubs. JumpIt! BCN da tres clases a la semana: en Socdansa (Horta) y el Holmes Places de Sardenya. <strong>Infinity Jump&Fit Barcelona</strong> imparte otras tres clases en Zona Franca y dos en el Holmes Place de Les Corts.

Hay 5 tipos de kangoo, detallan: power (una mezcla de aerobic y zumba cañero), dance (más baile, menos sudores), kick and punch (con patadas y boxeo), discovery (para niños) y boot camp (tipo entrenamiento militar por la calle). Ya incluso corren con las botas.

Fitness de discoteca

«No mires al suelo», te aconseja Ángela. «No pares de golpe –añade mientras te subes a las botas–. Es pasártelo bien». Te sonríe, pero en unos minutos le encontrarás parecidos con el sargento de Oficial y caballero. A Richard Gere le ponen a entrenar con estas botas y no se licencia. 

Es viernes noche en una plaza de la Zona Franca. Esta es una de las clases de <strong>Infinity Jump&Fit</strong>. Oye, como si te hubieras ido de discoteca: música digna de dj, brincos de fiesta mayor, grititos de subidón. «¿Bien?», te van preguntando el resto de alumnas con mirada compasiva. «Muerta», respondes sin aliento ya a los dos minutos. «Eso es estar bien», se ríen. «Si podéis hablar, tenéis fuerzas para saltar», interrumpe Ángela con risita. «Esta es la sesión más cañera», te informan, ya tarde. Ahora sigues una coreo, ahora saltas como si te hubiera tocado la lotería. «¡Arriba, arriba!». Sensación de montaña rusa, chute de endorfinas, mente en blanco. Subidón, subidón. «Y no vas a tener nada de agujetas», prometen. Cierto: al día siguiente no se te escapa ni un «uf» aunque hoy hayas sacado más la lengua que Miley Cyrus. ¿Moraleja? «Aquí -aseguran- se te pasan todas las tonterías».