CIUDAD ON

¿Necesitas que te echen un cable?

De aquí ha salido una campeona del mundo. Es el Olimpic Cable Park, la meca del 'wakeboard'. Barcelona -aseguran- es la capital de este reciente deporte: haces 'snowboard' sobre el agua arrastrado por un cable

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Ana Sánchez

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Miras al horizonte como si estuvieras con Thelma y Louise frente a un precipicio. Ahora mismo estás más en tensión que Inés Arrimadas delante de un lazo amarillo. Pero no puedes dejar de sonreír. Todos los que están en la cola te animan con la misma intensidad que si te quisieran captar en una secta. Ya, ya te toca. Te dan el palonnier, aunque aún no hayas aprendido a pronunciar su nombre. Es el palo enganchado al cable ski. Como un remonte de la nieve, pero este va sobre el agua. No te dará ni tiempo a decir «madre mía». Sales pitando sobre la tabla intentando acordarte de la posición que te acaban de enseñar: «Rodillas flexionadas, posición lateral, manos estiradas, culo para fuera». Aquí es un cumplido que te saquen parecidos con Kung Fu Panda.

Esto es wakeboard. Hace tres años que lo rebautizaron como «el deporte acuático que arrasa». En Google tiene ya casi tantas entradas como Belén Esteban. Es como un snowboard en el agua, comparan sus adeptos. «Te deslizas sobre una tabla y hay rampas y obstáculos», justifica Iñaki, el encargado del Olimpic Cable Park. Por aquí pasan unos 28.000 riders al año, calcula. Hay días que vienen hasta 500.

Están en el Canal Olímpic de Casteldefells. Al fondo a la derecha encuentras un circuito circular de 680 metros con 12 obstáculos. «Es el único de Catalunya que cumple los requisitos de competición mundial», saca pecho el encargado. De este cable park ya ha salido una campeona del mundo. «Barcelona – asegura Iñaki– es la capital del wakeboard».

Iñaki Anitua, 36 años, es el que viene y va con el reprís de Rajoy andando deprisa. Empezó a hacer esquí náutico con 4 años en el pantano de Vitoria. Acabó siendo cuatro veces campeón de España, tercero de Europa. Y se pasó al wakeboard. «Me enamoró», confiesa. Ahora es seleccionador nacional de la federación española y capitán de la selección. De su wakeschool ha salido Telma Cester, campeona del mundo con solo 13 años. «España está entre los 4 o 5 países con el mayor nivel de wakeboard», asegura Iñaki. Y eso que solo hay 4 cable parks como este, apunta. «En Alemania tienen 78. Francia, alrededor de 28».

Hace seis años que se inauguró el Olimpic Cable Park. «Se montó en tiempo récord –recuerda Iñaki–. En tres meses». Está abierto del 1 de marzo al 1 de diciembre. Tienen unos 60 forfaits de temporada, calcula el encargado. «Vienen todo el año a practicarlo. Es su deporte, como la nieve, pero en vez de 6 meses, es de 9». El 50% –señala– son menores de 16 años. Hay mucho niño, sí, pero también muchas familias. Y engancha tanto a chicas como a chicos. «Es mucha técnica –dice Iñaki–. Y las chicas son muy metódicas».

«¿Quieres aprender el deporte o vienes a pasar un buen rato?». Es lo que te pregunta Iñaki nada más darte el casco y el chaleco. Si vienes a pasar el rato, te mandará a hacer kneeboard: sigues el circuito de rodillas sobre la tabla. «Es como un trineo –compara–. Todo el mundo lo sabe conducir». Aunque lo que más le piden los niños es «el delfín»: intentan hacer el circuito a pelo, sin tabla. 

¿Vienes a aprender wakeboard? «Entonces tienes que empezar en el Little –recomienda Iñaki–. Aunque seas un experto snowboarder». Se refiere al Little Bro: un circuito de ida y vuelta de 110 metros. Es donde se dan las clases de iniciación: 20 minutos con monitor. Es cuando te enseñan a hacer el Kung Fu Panda

Circuito de 680 metros

«Te tienes que dejar llevar», te pide Iñaki a lo coach. Tú estás con el agua al cuello y el palonnier agarrado como DiCaprio a la tabla del Titanic. Cuesta dejarse llevar. «En wakeboard, si tiras de los brazos, te caes para atrás», te advierte el monitor. Te enseñará a deslizarte sobre la tabla en apenas 10 minutos.

Ya puedes pasar al Big Bro: el cable ski de 680 metros. Aquí pueden esquiar 9 personas a la vez. Hasta 40 en una hora. A la tercera intentona, aguantarás en pie una vuelta casi entera. ¿Que qué hay que tener para ser un rider? «Solo ponerle ganas», dice Iñaki. Ganas y agujetas.

Una hora aquí y entenderás cómo se sentía Karate kid después de dar cera y pulir cera. Estarás tres días moviendo los brazos como un click de Playmobil. Pero no se te quitarán las ganas de repetir. 

¿Qué engancha? «La adrenalina –dice Iñaki–. Y la accesibilidad: abrimos de 10 a 9 de la noche. Y te da esa sensación de superación: cada día aprendes algo nuevo. Cada día superas un reto». Y siempre están aquí para echarte un cable.