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La Casa Batlló, "un palacio de hadas"

Toñi Lequerica, prestigiosa cirujana cántabra, especialista en aparato digestivo, se declara "fascinada" por el edificio de Gaudí, que descubrió cuando llegó a Barcelona en 1992. Ha vuelto a menudo para mostrarla a locales y foráneos

La Casa Batlló, «un palacio de hadas»

La Casa Batlló, «un palacio de hadas» / periodico

Ferran Imedio

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Toñi Lequerica sabía poco de la Casa Batlló cuando se la encontró paseando una noche de 1992. Acababa de llegar a Barcelona desde su Santander natal para hacer la especialidad de la que se convirtió, tiempo después, en una referencia (cirugía del aparato digestivo y cirugía colorrectal, proctología y endometriosis). Recuerda haber quedado "fascinada" al descubrir esa fachada iluminada que tanto se parecía a un "palacio de hadas" en mitad de la ciudad. "Apenas había oído hablar de ella. Como en aquella época no había internet, creo que el impacto fue mayor", explica en la planta noble del edificio que levantó en 1877 Emilio Sala Cortés y que reformó Gaudí entre 1904 y 1906.

La especialista, miembro de Quirúrgica Cirujanos Asociados, se quedó con las ganas de entrar porque su acceso no era público como ahora, y tuvo que esperar al 2002, con motivo del Año Gaudí, para poder ver los pisos. Mientras tanto, se tuvo que conformar informándose en libros para saber más sobre el que es su edificio favorito de Barcelona.

Así, supo que algunos expertos aseguraban que la fachada era una interpretación del Carnaval "con sus máscaras y sus serpentinas, pero otros sostenían que era imposible porque Gaudí era muy religioso y cero carnavalero". También se enteró de que, para captar más luz, las ventanas de los pisos bajos que dan a la galería son más grandes que las de los pisos altos. Y de que "lo llamaban 'la huesera' por la forma y color de las columnas de la fachada".

Un monumento que debemos valorar

Recorrer la Casa Batlló con Lequerica es lo más parecido a ir de la mano de una guía profesional. "Pero recomiendo vivamente la visita con audioguía porque explica muchos detalles interesantes", afirma. Rodeada de turistas, Lequerica solo tiene un pero: que el monumento, Patrimonio Mundial de la Unesco, sea poco conocido por los barceloneses. "He venido a menudo con gente que no lo conocía. Incluso con mi marido, que es de aquí. Quizá porque lo tienen en la ciudad no lo valoran tanto".