RUTA DE CÓMIC

Una Barcelona en viñetas

Llevadas al papel, las calles y rincones alcanzan un carisma insuperable. Para ambientar este fin de semana el Comic Barcelona, te proponemos un recorrido en viñetas por la ciudad

Una Barcelona en viñetas

Una Barcelona en viñetas / periodico

Albert Fernández

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Nada como el cómic de autor gestado aquí mismo para dar idea de las mil caras de la ciudad. Un buena manera de comenzar nuestro paseo entre dibujos y bocadillos es abrir un cómic moderno con cierto regusto histórico. 'El invierno del dibujante' (Astiberri, 2010) repasa algunos episodios esenciales en el mundo de la viñeta catalana. Paco Roca nos introduce en la pandilla de historietistas liderada por Manuel Vázquez y Josep Escobar, creadores por ejemplo de Anacleto y Carpanta, respectivamente. Con su trazo nítido, Roca delinea la Barcelona de los años 50, aplicándose especialmente en unos fondos donde aparecen los alrededores de la plaza Monumental o la terraza del Zurich. En el Bar Rueda asistimos a los debates del grupo de autores que se fugaron de la mítica editorial Bruguera, en los tiempos en que se vendían Tiovivos y Pulgarcitos a mansalva, pero los dibujantes de tebeos se enfrentaban a salarios precarios y contratos leoninos.

'Náufragos' (Salamandra Graphic, 2016) es una historia escrita por Pablo Monforte, donde Laura Pérez confiere cromatismos diferenciados a un relato a caballo entre dos ciudades y dos décadas: tonos ocre para el Madrid de los 80 y azul piscina para la Barcelona de los  90. Los desencuentros de un chico y una chica acomodan estampas del paseo de una Villa Olímpica recién construida, las barcas de la Ciutadella, e incluso aquellas viejas tarjetas de metro alargadas. Poco queda por contar de 'Arroz pasado' (Reservoir Books, 2010), donde Juanjo Sáez recrea con ojo clínico la vida del típico treintañero de Barcelona, que en sus deambulares en crisis nos lleva a rincones de Gràcia, el Raval o el Tibidabo. Ojo al episodio donde una bola de mierda gigante se traga la Torre Agbar.

Ramon Pardina y el ilustrador argentino Martín Tognola le miden el pulso a una Barcelona actual en 'La furgo' (La Cúpula, 2018), cuyo protagonista, Oso, sufre varios reveses en la vida y decide vivir en su furgoneta. Desahuciado y sin trabajo, Oso pasea a turistas por la ciudad y se cruza con prostitutas, simpapeles y pensionistas precarios: la gente de Barcelona.

'Olimpita' (Norma, 2009), de Hernán Migoya y Joan Marín, es una formidable historia sobre inmigrados y malos tratos. Retrata rincones familiares del barrio de Gràcia, como el mercado de la Abaceria Central y la añorada licorería que había en la esquina de Travessera de Gràcia con Torrent de l’Olla. El mismo Migoya, con ilustraciones de Bartolomé Seguí, adapta la primera novela de la serie de Pepe Carvalho en 'Carvalho: Tatuaje' (Norma, 2017): un álbum con menor eficiencia narrativa que las novelas de Montalbán, que navega por los submundos alrededor de plaza Catalunya.

'Miguel. 15 años en la calle' (Glénat, 2010) es un golpe de realidad soberbio. El trazo febril de Miguel Fuster nos pone de frente las noches cruentas de sus tres lustros viviendo en la indigencia. Fuster acabó en la calle como consecuencia del incendio de su casa, una separación y la caída en el alcoholismo. El álbum retrata su desamparo en los atardeceres del parque de la Ciutadella, encontronazos en el Moll de la Fusta, y el extravío desde el Gòtic hasta su madriguera en la montaña de Montjuïc.

'Barcelona. Los vagabundos de la chatarra' (Norma, 2015) es otra obra compleja, firmada por el escritor Jorge Carrión y el ilustrador Sagar. Siguiendo el chirrido de los carritos que arrastran los chatarreros, los escenarios de este cómic de no ficción son el puerto de Barcelona, las fábricas okupadas de Poblenou, el 22@ y las obras eternas de las Glòries. Si quieres algo más ligero y exótico, lee 'Jazz Maynard' (Diábolo, 2007), con Raule & Roger presentándonos a un trompetista de jazz que deambula por los callejones del Raval metiéndose en líos de faldas y pistolas. Raule acaba de publicar junto al francés Philippe Berthet  'El arte de morir' (Norma, 2019), un thriller que se sumerge en la Barcelona más decrépita.

Otras perspectivas

El clima, el mar y los prodigios modernistas suelen vencer la perspicacia de los artistas extranjeros, y la resultante acostumbra a ser poco más que un turista con ingenio. Ese es el caso del norteamericano Craig Thompson, que dedica el último tramo de su 'Cuaderno de viaje' (Astiberri, 2012) a rememorar sus andanzas por la azotea de La Pedrera, algún club de la plaza Reial y el CCCB, en una compilación de caras y lugares que peca algo de tópica. Algunas visitas se quedan, como la artista francesa afincada en Barcelona Camille Vannier, que en 'El horno no funciona' (Sins Entido, 2012) da ácida cuenta de todos los compañeros con los que ha compartido piso desde su llegada a Barcelona en el 2004. Vannier nos planta réplicas rimbombantes de los carteles de 'donner kebab' y los clásicos 'flyers' de descuento de La Paloma.

En 'Barcelona Low Cost' (Glénat, 2010), los argentinos Martín Tognola y Aníbal Mendoza nos ofrecen unos bocados de realidad sobre la integración de unos treintañeros con apuros para subsistir en el Raval, mientras la ciudad los seduce con verbenas, playas y berberechos. En otro orden de cosas, acaba de aparecer 'Homenaje a Cataluña' (Debate, 2019), adaptación gráfica en formato álbum de la obra de Orwell sobre la guerra civil española, con la colombiana Andrea Lucio dando forma al texto de Jordi de Miguel.

Otras buenas lecturas, más aventureras, pueden ser 'Martyn Mystere. El misterio de la Sagrada Familia' (Aleta, 2011), de la serie que los italianos Alfredo Castelli y Giancarlo Alessandrini publicaron en los 90, o el episodio de 'Ekhö. Mundo Espejo' (Norma, 2016) dedicado a Barcelona, por Alessandro Barbucci y Christophe Arleston. Por cierto, los zombis también vienen a hacerse la foto. Sin ir más lejos, los de la famosísima serie 'The walking dead' en su especial 'The Alien', donde el fabuloso dibujante Marcos Martín convenció al guionista Brian K. Vaughan para infestar la Ciudad Condal de muertos vivientes. Antológico también el número 19 del manga 'I am a Hero' (Norma, 2014). Su autor, el artista japonés Kengo Hanazawa aseguró en un Salón del Manga que llevaría sus zombis a Barcelona, y cumplió plasmando con todo detalle versiones apocalípticas de plaza de Espanya, la Sagrada Família o el Park Güell. Imagina correr Montjuïc arriba con una horda de muertos vivientes detrás.

Superhéroes y turistas míticos

¿Sabías que Batman guarda una réplica de su equipo, máscara puntiaguda y cinturón de accesorios incluido, en los subterráneos del Museu Nacional d’Art de Catalunya? Eso imaginan el guionista Mark Waid y el dibujante Diego Olmos en el especial 'Batman en Barcelona: El Caballero del Dragón' (ECC, 2009), donde Bruce Wayne visita la Casa Batlló y conoce el Hospital de Sant Pau, fascinado por la leyenda de Sant Jordi, justo durante la Diada del 23 de abril. Si Batman es Sant Jordi, ¿quién puede ser el dragón? Pues justamente el más escamoso de su galería de villanos: Killer Croc.

Si retorcemos a la enésima las sombras de la capa de Batman, damos con la oscuridad paranormal de 'La patrulla condenada' (ECC, 2016) de Grant Morrison y Richard Case. Este extraño grupo de antihéroes acaba de estrenar serie televisiva, 'Doom Patrol'. En el arco argumental 'El culto del libro no escrito', Morrison se saca de la chistera otra genialidad terrorífica para traer a Robotman, la estrambótica Crazy Jane y el resto de la panda a Barcelona. Deben detener las arcanas geometrías que se invocan desde el templo de la Sagrada Família. No 'freakies', abstenerse.

Curiosamente, lo más cerca que han estado de nuestra ciudad los superhéroes de la competencia, Marvel, fue aquel episodio en que los X-Men se enfrentaron a la Guardia Civil en Valencia (no veas). Eso recuerda a 'Superlópez' (Bruguera), la heroica parodia de Jan sobrevolando el skyline barcelonés. Otros mitos con filia por el 'pà amb tomaquet': Indy y Sherlock. En 'Sherlock Holmes y la conspiración de Barcelona' (Norma, 2012), el mejor detective del mundo investiga las sociedades anarquistas catalanas y asiste a los sucesos más sangrientos de Barcelona, de la mano de Sergio Colomino y Jordi Palomé. El mismísimo 'Indiana Jones' (Norma), en un par de números de su serie de los 80, con guion de David Michelinie y dibujos de Kerry Gammill, se descuelga con su látigo por las gárgolas de la catedral. Más héroes: los magos del balón. ¿Recuerdas el año que Oliver Atom fichó por el Barça? A la órdenes de Van Gaal, al pobre Oliver el balón se le ovalaba más de lo normal, y el Camp Nou le hacía más pendiente que nunca. Por cierto, el manga de Oliver y Benji se llama 'Capitán Tsubasa' (Glénat). Ah, en la biblio yo me leí todos los álbumes de 'Eric Castel' (Norma), de Raymond Reding y Françoise Hugues, con aquel astro culé de ficción luciendo sienes plateadas y camisetas 'vintage'.

Clásicos de quiosco

No seré yo el primero que te recuerde a los sospechosos habituales de nuestro ecosistema tebeístico. Muchos nacieron a ras de acera. Supongo que conoces a 'Makinavaja, el último choriso', ese atracador con tupé que frecuentaba el Barrio Chino, creado por Ivà. Más o menos de la misma quinta es Makoki, ese adorable loco huido de un manicomio, todavía con el casco de electroshock puesto. A través de este tarado, Gallardo & Mediavilla ahondan con sorna en la Barcelona residual de finales de los 70 y primeros 80 en aventuras como 'Fuga en la Modelo' (La Cúpula, 2009), cuya primera edición data de 1981, en la revista Víbora.

Nazario Luque es otro canalla contracultural referente en nuestra historieta, y su 'Anarcoma' (La Cúpula), el detective travesti, sigue atravesando pupilas con sus tacones de aguja. Tambien imprescindibles son los álbumes ilustrados por el genial Alfonso Font en los 80, como 'Taxi' (Planeta, 2017): ahí tienes una Boqueria dibujada con un detalle apabullante. Ojo a las descatalogadas historietas de la explosiva 'Maria Lanuit' de Alfredo Pons; o 'Rambla arriba, Rambla abajo…' (Glénat, 2001), publicada originalmente en la revista Comix Internacional en 1985, donde el sin par Carlos Giménez utiliza la Rambla de la Transición como retrato de la variopinta corriente humana. Ay, me dejo muchos: la Barcelona de los 90 vista por Mariscal, la línea chunga de 'Las aventuras de Gustavo' (La Cúpula, 2010), de Max, las vivas estampas de la ciudad recogidas por Josep Maria Blanco Ibarz, clásico dibujante del TBO, en 'Barcelona de Blanco' (Bruguera, 2017), 'El baile del vampiro' (Aleta, 2015) de Sergio Bleda, 'El enigma Gaudí', del colectivo Sire… Y no hará falta que mencione 'Mortadelo y Filemón: Barcelona 92' (Ediciones B, 1991), del maestrísimo Francisco Ibáñez, con Pujol, Maragall y Aznar haciendo salto de pértiga con los de la T.I.A. Acabas el tebeo soltando onomatopeyas: '¡Tchac!' '¡Tromp!' '¡Ptaf!'