MUSEO IMAGINARIO

Chute de energía con el chocolate de Faborit

La psicóloga, que debutará en marzo en el teatro con su colega Patricia Ramírez con un "'binólogo'" humorístico sobre maneras de cargarse una relación de pareja, es asidua a este establecimiento en los bajos de la Casa Amatller

Chute de energía con el chocolate de Faborit

Chute de energía con el chocolate de Faborit / periodico

Ferran Imedio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La psicóloga Silvia Congost pasará consulta en la sala Barts el 18 de marzo. En realidad, protagonizará un 'binólogo' con su colega Patricia Ramírez, que trabajó con los futbolistas del Betis, en el que enseñarán en clave de humor '10 maneras de cargarte la relación de pareja'. "Me he metido en un buen lío", sonríe esta mujer acostumbrada a escribir libros y dar charlas, talleres, conferencias, simposios... Ese mismo día, antes del monólogo a dos bandas en el escenario barcelonés, tendrá otra cita en Faborit, establecimiento que sirve chocolates a la taza, cafés, tés, infusiones, zumos y ensaladas, y que está escondido en los bajos de la Casa Amatller (paseo de Gràcia, 41), el precioso edificio modernista de Josep Puig i Cadafalch levantado en 1900. Ahí estará templando los nervios mientras moja una rebanada de pan tostado en la taza de chocolate caliente, igual que hacía en casa.

Un chocolate a la semana

Lo suyo, más que un ritual, es una necesidad física que podría rozar la adicción, ya que esta psicóloga especializada en dependencia emocional y autoestima acude al menos una vez por semana a este bonito local. "Hacen el chocolate caliente que más me gusta por color, sabor y textura. Y no es tan fuerte como los de otros sitios", asegura convencida. Sabe de qué habla porque ha recorrido "todas" las granjas del centro de la ciudad. Se nota que le gusta muchísimo este chocolate porque su despacho barcelonés (tiene otros dos en Girona y en Madrid) no cae muy cerca de Faborit: está en Enric Granados con París. Así que tiene un paseíto hasta allí. Pero le compensa: "Es un chute de energía como puede ser el café para otros". Igual lo toma en la terracita interior que en la sala que simula una cocina antigua o frente a la barra donde atienden a los clientes. "De vez en cuando, compro las tabletas que venden y las llevo a casa de mi madre para hacerlo allí".

Por cierto, Congost recomienda como buena terapia de pareja "un ratito de chocolate caliente compartido". ¿Para darle un chute de energía y amor a la relación?