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Los 5 gimnasios más originales de Barcelona

¿Eres de los que solo pisa el 'gym' para intentar darte de baja? Cumple el propósito de año nuevo. Aquí tienes 5 estudios boutique donde vas a sudar con la misma alegría que a la discoteca

onbarcelona perro en el gimnasio

onbarcelona perro en el gimnasio / periodico

Ana Sánchez

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Ir al gimnasio cada vez se parece más a compartir piso con los de 'Friends'.  Se extienden por Barcelona los estudios 'boutique': familiares, especializados, pagas solo por las sesiones que quieres hacer. Ya no se va a sudar, se va a tener «experiencias».

1. Veevo

Un gimnasio con gancho

Acabas abrazado a tus compañeros de clase en menos de lo que tardas en decir «hola». Ahí estás, en tu primer día de gimnasio, haciendo un corro con una panda de desconocidos que te sonríen con la misma intensidad que si te quisieran captar en una secta. Terminarás sudando con ellos con más motivación que Rocky subiendo escaleras.

Más que un gimnasio dirías que es un club social. Hay una Nespresso en recepción y vestuarios que parecen ordenados por Marie Kondo. Todo el mundo te pregunta «¿qué tal?», choca los cinco contigo, te llaman «¡campeona!» cuando sobrevives a un ejercicio. Sí, sobrevives a rastras, pero con ganas de volver a por más. Hay quien viene hasta tres veces al día. «Esto no es un entreno –garantizan–, es una experiencia».

<strong>Veevo </strong>acaba de cumplir dos años. Ofrecen bonos por sesiones (desde una, por 18 €, hasta 20, por 280 €), y mensuales a partir de 69 €. Duran 45 minutos: combinan entrenamiento funcional, 'fitboxing' y meditación. Es decir, que empiezas sintiéndote el amigo flojeras de Richard Gere en 'Oficial y caballero', luego descargas adrenalina a lo Mike Tyson (pero sin morder orejas) y terminas respirando tan hondo como un jubilado al hablar de pensiones. Quemas hasta 1.000 calorías, te prometen. Pocas te parecen para el reguero de sudor que dejas.

«Tengo los polvorones aquí», te señalas la garganta. «Mientras no los tengas aquí», se ríe Gorka apuntándote a la barriga. Gorka Layola, 27 años, es el 'studio manager'. No te extrañe que te deje frito: empezó estudiando cocina. Tiene más energía que Pocholo y el Correcaminos juntos. Más que entrenador, parece animador. Se nota que también es actor.

«Yo llegué con 102 kilos –te dice Joan, uno de los alumnos– y estoy en 85». «Es machacarte, pero pasándotelo bien», añade Carlos. En el calentamiento hasta juegan al pañuelo. Todos los ejercicios se hacen en pareja. «Para que haya interacción», señala Gorka. «Y porque anima más». Funciona: la energía es contagiosa. Y de fondo, música con gancho, claro. 

Ahora te pones los guantes, aprendes a soltar 'jabs' y 'hooks', te cebas con el saco. Y terminas con los ojos cerrados en el suelo. «No se puede meditar en 5 minutos –señala Gorka–, pero hay un punto de… bajar pulsaciones y de relajación mental».

Y acabas como empezaste: en un corro entre una panda de ya no tan desconocidos.  «Somos una familia», asegura Alejandra, de 20 años, la pequeña de «la tribu». Así se llaman ellos. «Hasta se han hecho un grupo de Whatsapp –cuenta Gorka–. Son ya más de 50».  Muntaner, 565. veevo.es  


2. LoveCycle

Pilla un buen pedal 

Parece que te has colado en una discoteca: hay luz tenue, destellos halógenos, sonrisas festivas y todo el mundo entra dispuesto a pillarse un buen pedal. Hay 48 bicis a elegir. Más de una veintena de 'riders' (así llaman a los ciclistas 'indoor') se saludan con complicidad. Terminarás gritando con ellos como si estuvieras de concierto, agitando la toalla en el aire y deseando que haya bises.

Agus, la instructora de hoy, se sube a una bici rodeada de velas. Empieza la sesión. Música de subidón: con Agus toca tecno-pop. Comienzas a pedalear. ¿¿Y a bailar?? La instructora va haciendo coreografías sobre la bici como si fuera una mezcla de Induráin y Shakira. Haría mover hasta al tío Paco que solo baila en las bodas. Mantienes el pedaleo por pura dignidad, para seguir el vaivén de ritmos. Uf. Tirarías la toalla, pero la necesitas cada 30 segundos para limpiarte los chorretones de sudor. No, no dejas de pedalear. Sufres, pero te lo pasas bien. ¿Lo que más gusta? «La energía, la música, el ambiente que se crea –dirá al final Andrea, una alumna–. Haces muchísimo ejercicio en 45 minutos». La clase incluye una parte con pesas y estiramientos. Es como una disco, añaden. «Para hacer ejercicio», apunta Catalina.

Así es ahora el ciclismo 'indoor': toda una experiencia. Lo revolucionó desde  Nueva York <strong>SoulCycle</strong> hace más de 10 años. «Es la madre de todo esto», asegura Enrique Ariza. Él probó una sesión y un año más tarde ya estaba abriendo en Barcelona <strong>LoveCycle</strong>. De eso hace casi dos años y medio. Todos los instructores se han formado en Nueva York. «Son el alma de la sesión», insiste Enrique. Más que técnicos, dice, son motivadores

Te recibe un muro con 250 Polaroid de la «'community'».  Te dan zapatillas, toalla, hasta gomas y tapones para los oídos. Los vestuarios tienen 'amenitiesde 'spa'. Funciona con bonos: puedes comprar desde una sesión (19 €) hasta 50 (490 €). También los hay mensuales y anuales ilimitados. «El español medio va 4 veces al mes al gimnasio y paga 60 €», dice Álvaro Conejos, el 'studio manager'. «Por el mismo precio, aquí tienes más». Via Augusta, 10. www.love-cycle.com


3. Sala Magali

30 minutos de adrenalina

«Te vas a despertar». Claudia te avisa sonriente de buena mañana desde recepción. Le das la razón en cuanto entras en clase. En tres segundos estás chorreando más que Camacho en sus tiempos de seleccionador. Cinco minutos más y entiendes cómo se sentía Karate Kid después de dar cera y pulir cera. «Si solo era media hora de clase», piensas, ingenua de ti. Terminas pidiendo la hora, como en el fútbol. Pero según sales, ya estás pensando en volver.

«Felices agujetas», se lee en las camisetas de la entrada. Es el mantra 'fitness' de <strong>Magali Dalix</strong>, la entrenadora que hace sudar a los 'triunfitos' más que la profesora de 'Fama' Lydia Grant. En su gimnasio deja con la lengua fuera a buena parte de la 'troupe' de 'OT', actores e 'influencers'.

<strong>La sala Magali</strong> fue el primer 'gym boutique' de España. Abrió hace más de 14 años. Su fórmula de entreno: «30 minutos de pura adrenalina». Nunca hubieras creído que media hora durara tanto.

Hay tres tipos de sesiones: 'Live better' («sesión cardiovascular donde se trabaja la emoción», definen), 'Be strong' («sesión muscular donde se trabaja el cuerpo»), y 'Train hard' («sesión cardiovascular de alta intensidad donde se trabaja la mente»). Ahí verás a gente con la tableta de Ronaldo arrastrarse por los suelos. «Es muy bueno para la mente –te dicen–: piensas que no puedes hacer algo y al final lo consigues». Se puede ir a probar una sesión por 20 €. El resto de precios te los dan en persona. 

Te ponen una pulsera fluorescente, como si te fueras de verbena. «Significa: ‘No te metas conmigo, que soy novata’», te anima una alumna. Y entras en «el cubo», como llaman a la sala de entreno. Dirías que es una discoteca –música a tope, leds– hasta que coges unas pesas y empiezas a seguir al entrenador. Es como si bailaras en una disco, pero los músculos te queman como si entrenaras con Hulk. Duro, muy duro, y divertido a la vez.

Esa es su filosofía: «Ahorras tiempo, tienes resultados rápidos y hace que te guste el deporte», resumen. «Con media hora haces aquí lo que en otro gimnasio en dos horas, y te lo pasas bien».

¿Qué engancha? «Es diferente, familiar», apunta Teresa, una alumna. «Es divertido y motiva mucho», añade Zoraya. «Vienes aquí a darlo todo». Bori i Fontestà, 5. www.lasalamagali.com


4. Reburn

Supera tus límites  

Luces disco, música, sudor. Te entrarían ganas de pedirte una copa si te quedara aliento para hablar. En cuanto te ve aflojar, David aparece detrás de ti de repente, a lo ama de llaves de 'Rebeca'. «Te acuerdas de los polvorones, ¿eh?».

David del Álamo es el 'studio manager' de <strong>Reburn</strong>. Le llaman «el sargento Del Álamo». Él se ríe. «Pero luego me quieren». Te hace sufrir, sí, pero sin necesidad de sacar espumarajos por la boca.   

Hay 14 cintas de correr a un lado y 14 'steps' al otro, con una cinta de suspensión y un 'pack' de mancuernas para cada alumno. Vas combinando: ahora corres, ahora te machacas con las pesas. En equipo y con un monitor que te corrige la postura. «Menos es más», repite David. Hacer menos, pero bien.

Te caerá un rayo encima si dices «no puedo más». Aquí uno de los estribillos  es «supera tus límites». Son entrenamientos de alta intensidad45 minutos. «Quemas calorías hasta 48 horas después», te prometen. Puedes probar una sesión por 12 euros. Hay 'packs' desde 44 € y tarifa con acceso total (129 €).

Hace un año que abrió Reburn. Han hecho hasta eventos sudorosos con 'dj' en directo. En recepción te preguntan qué tal las fiestas y te dan incluso horquillas. Según cruzas el pasillo, lees su lema con 'hashtag': #fitorleave. Ponte en forma o vete. «Es totalmente diferente», asiente Álex, un alumno, tras la sesión. «Aquí te provocan la necesidad de venir». Amigó, 14-16. www.reburn-studio.com  


5. DynamiCore

Llega el ‘crosspilates’

Es el último gimnasio 'boutique' que ha abierto en Barcelona, hace un mes. Está especializado en 'crosspilates'. Nueva palabra que aprender en mallas. «Lo bueno del crossfit y lo mejor del pilates».

Entras a entrenar y te encuentras un 'loft' blanco nórdico, mesita con tés, wifi, cambiadores a lo tienda de ropa. Miriam te saluda con calidez de anfitriona. Las clases son de 8 personas máximo. Se puede pagar por una sesión (25 €), por 'packs' de 10 (180€) o 20 (300 €) y mensualidades desde 110 €.

Las llaves de las taquillas llevan el nombre de alguna parte del cuerpo. Coges la del glúteo, porque intuyes que irás de culo tras el empacho navideño. «Lo vamos a trabajar mucho hoy», se ríe Miriam. <strong>Miriam Carles-Tolrà</strong>, 29 años. Ahí donde la ves, fue campeona de España como regatista. Ahora es fisio especializada en suelo pélvico. Se trajo el 'crosspilates' de Londres. «Coges lo bueno del 'crossfit', todo lo que es la intensidad y llevar tu cuerpo al límite, con lo mejor del pilates: la postura, la respiración…».

«A mí me duele el culo aún», se resiente una alumna. Hay cuatro esterillas con un rodillo de espuma. Motr, se llama esta máquina de pilates. Es un rulo que incluye dos brazos con resistencias que vas ajustando a manos o pies. Pronto la mirarás como a un potro de tortura.

«Comienzan los dolores», anuncia Miriam. Ella usa técnicas más sutiles que las de los entrenamientos militares. En vez de gritar, te dice: «Imagina que tienes un billete de lotería ganador entre las rodillas y voy a robarlo».

«Descansad siempre que necesitéis», repite y repite. «Lo importante es volver». «Lo primero es la postura», justifica. «¡JLo!», grita ahora. «Vamos a trabajar un poquito el glúteo». Un poquito, dice. Termina ardiendo. «¡Disfrutad de la sensación!». Se oyen grititos de sufrimiento con música ochentera de fondo. No ayuda escuchar a Alaska cantar «a quién le importa lo que yo haga».

«No acabas sudando, pero te duele todo», resopla Carlota al final de la clase. Las alumnas se quedan tomando un té con ambiente casero. ¿Lo que más les gusta? «Es personalizado», dice Blanca. Diagonal, 167. www.dynamicore.es