CIUDAD ON

'Tours' en busca del selfie perfecto

Nadie podrá distinguir si estás haciendo un selfie, el saludo al sol o bailando el villancico de Leticia Sabater. Pero acabarás con fotos de 'influencer'. En este 'tour' aprendes a ganarte el 'like' con el sudor de tu frente

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Ana Sánchez

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«¿Calentaste la espalda?». Jonathan te va corrigiendo la postura como si estuvieras en clase de yoga. Pero no, estás frente a la Casa Batlló, entre hordas de turistas que ondean palos selfie con el mismo ímpetu que si fueran camino de una batalla en Juego de tronos. Da la impresión de que te caerá un rayo encima si preguntas a alguien «¿me puedes hacer una foto?». Todo el mundo está de espaldas a la fachada sonriendo al móvil.

Tú estás de lado, es el primer truco profesional que te da Jonathan. Resistes sin palo selfie, el brazo derecho más estirado que uno de Vox, la espalda desencajada. «Tienes que arquearte un poco más», insiste tu selfie-guía. ¿¿Más?? Te inclinas hacia atrás a lo Matrix. Parecía más fácil en tu cabeza. Crack, crack. «Es la técnica del dolor de espalda», Jonathan se encoge de hombros. Ahora mismo nadie podría distinguir si te estás haciendo un selfie, el saludo al sol o bailando el villancico de Leticia Sabater. O la foto termina en Instagram o en un Guinness de contorsionismo. «Y ahora tienes que sonreír mientras te duele la espalda». Y te sale de golpe la Pataki que llevas dentro. Sonríes y ¡clic! Ya has aprendido a ganarte el like con el sudor de tu frente. 

«Aprende a hacerte selfies como un influencer», garantiza este nuevo tour. «Para mí es el retrato moderno de la sociedad», compara Jonathan. Hace dos meses que este fotógrafo ofrece a través de Airbnb Experiences una ruta en busca del «selfie perfecto». Una hora y media mirando el móvil por el paseo de Gràcia.  

Jonathan Carvajal (@mobile.photography.art en Instagram) habla con acento colombiano y sonrisa de selfie. Lleva dos años en Barcelona. Acaba de cumplir 31, pero se queja de la espalda más que Ferreras tras una crisis de Gobierno. «Hay algunos consejos que igual son dolorosos», te advierte entre risitas.  

¿Por qué te haces selfis?

Antes de desenfundar el móvil en la Casa Batlló, tienes que responderle una pregunta básica: ¿por qué te haces fotos?, te interroga con deje de coach. «Mucha gente me dice que es una experiencia narcisista. Total, yo fui narcisista durante muchos años –sonríe–. Pero también es una manera de comunicarnos a través de las pantallas. Hay que tomar conciencia de por qué tomas la foto, qué es lo que quieres transmitir y, a través de esa reflexión, hacer una buena fotografía».  

Aún no estás listo para posar. Ahora hay que configurar el móvil. Jonathan toquetea tu teléfono a lo mago. ¿Pero qué...?, se te queda cara de Homer Simpson. Aparecen símbolos que no habías visto en la vida. 

Primer consejo clave: «La composición –te dice–. La regla de los tres tercios». Va a Ajustes, Cámara, Configuración y activa la cuadrícula. Ahora te aparece la pantalla dividida en 9 rectángulos. «Lo de los tres tercios viene de Leonardo da Vinci», resume. Y te habla del número phi: esa proporción áurea que encuentras en la naturaleza, en el universo y ahora en tu móvil. «Lo que dice la teoría es que en los puntos donde se cruzan las líneas debe haber algún objeto. Así tu imagen estará más balanceada».  

«Humanizar la foto»

Jonathan vuelve a toquetear la pantalla y ahora aparece un solecito. «Simplemente alterando un poco la luz, más o menos, vas a humanizar la foto –recomienda–. ¿Qué es humanizar? Es equivocarte, es que el móvil no decida por ti, sino que tú le ordenes a él». ¿Su consejo estrella? «Colocar siempre un elemento en la parte superior derecha». Se justifica enseñándote una pintura del siglo XVI: la luz se concentra en la parte superior derecha. Te muestra luego un anuncio de la semana pasada. El mismo efecto. «Leemos de izquierda a derecha –explica el fotógrafo–, y con la imagen jugamos a colocar elementos en el lado derecho para dar más fuerza». 

El tour incluye selfies con monumentos e incluso de cuerpo entero: colocas el móvil sobre una superficie y te haces la foto con temporizador. Mejor no probar en la calle si no quieres que el selfie se lo haga un ladrón.

Al final de la ruta, te sientas en El Nacional a editar las fotos. Jonathan va descubriéndote appsVsco, por ejemplo. «Y empiezas a toquetear a tu gusto: contraste, saturación…». Otro truquillo para «humanizar la foto», dice, es «dar un poco de color a los negros». El selfie va tomando aura instagrammer. Pero el fotógrafo sigue. Abre Lens distortions. «Aquí vas a ser prácticamente Dios –levanta una ceja a lo Sobera–. Puedes colocar el sol donde quieras». Y recoloca el sol. «Y pasamos a esto, que ya da un aspecto de guau». Terminas con foto de influencer y la piel más tersa que Berlusconi. Tiembla, Dulceida