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Planes en azoteas

Es la nueva fórmula para esquivar turistas: salir por todo lo alto. Pero de verdad. Ahora en un terrado privado te puedes encontrar hasta festivales de música

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ANA SÁNCHEZ

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Ir a un concierto cada vez se parece más a una peli de espías. Te mandan la dirección por mail, te plantas en un portal anónimo silbando a lo Gila y subes en un ascensor entre desconocidos con cara de estraperlo. Hay que llegar a la azotea: ahí es donde ahora se avistan a los barceloneses. Sí, hay que tomarse al pie de la letra eso de hacer un alto en el camino. En un terrado privado te encuentras hasta festivales.

Subes al ascensor, das al botón del último piso y hoy aparece en la azotea <strong>Jorge da Rocha</strong> con su contrabajo y vistas a la plaza Reial. Miniescenario con 'skyline' de fondo y gaviotas volando a ras de público. Concierto íntimo bajo toldos: música que te toca y picoteo vegano. Son las cuatro, muchos espectadores se descalzan como si estuvieran en su terraza. Suena el folk picodélico de <strong>Sexy Bicycle</strong> y el indie hipnotizante de <strong>Pavvla </strong>(Paula Jornet, la actriz de 'La Riera'). Aún queda el toque electrónico de <strong>Carles López</strong> y otros cuatro conciertos el domingo. Es el <strong>MúAT Fest</strong>, «el primer festival de música independiente en azoteas», lo han bautizado sus ideólogos.

Es la nueva fórmula para esquivar turistas. «Es un movimiento que está creciendo -asegura Sílvia-: aprovechar una Barcelona para nosotros». Sílvia y Gladys programan desde octubre <strong>Músic Al Terrat</strong>: vermuts en terrados privados con conciertos indie-folk. <strong>Upstairs BCN</strong> debutó hace dos años y medio. Ha llevado a las azoteas desde jazz hasta talleres de apicultura, enumera Florenci. ¿Lo que les mueve? El dinero, no. «Si no perdemos, ya está bien», se ríe Sílvia. El objetivo es «mantener una escena de experiencias distintas», añade. «Es una parte muy desaprovechada». «Se calcula que hay 17 millones de metros cuadrados de azoteas habitables», apunta Florenci.

Músic Al Terrat y Upstairs BCN se han aliado para dar de sí un festival. Pero no son los únicos que cuelan a desconocidos en terrados: hay al menos cuatro más. «Nos llevamos bien -dice Sílvia-. Igual el año que viene podríamos hacer un festival en terrados diferentes. Es una idea».

CULTURA 3.0

La iniciativa de altura más veterana es la de <strong>Terrats en Cultura</strong>: hace cinco años que la organiza la asociación Coincidències. Teatro, danza y música con vistas. «Cultura 3.0», la llaman ellos. «Nos gusta ver, tocar, escuchar, participar».

En el 2015 debutó <strong>Cultura en Vivo BCN</strong>, entonces se llamaba Upperground Barcelona. ¿Su meta? «Cultura con conciencia». «Queremos que los saberes y culturas no autóctonos afincados aquí sean reconocidos como locales», resumen Angela, Daniel y Nicolás. Eso hacen en una terraza del Raval: músicas afrolatinas con pica-pica artesanal.

También se pueden hacer rutas turísticas -sin turistas- por azoteas privadas. Las organiza <strong>Barcelona Rooftops</strong>. El último en incorporarse: <strong>Coterrats</strong>. Hace unas semanas montó su evento piloto en la terraza del <strong>Canòdrom</strong>: cocreación entre artistas involucrando a los vecinos.

¿Qué tienen en común aparte de una azotea? Son sesiones íntimas, cercanas, tienen aura de secretismo y no se ven chanclas con calcetines. Moraleja: te será imposible estar mal de la azotea.