FIESTÓN

Cómo nos gustan los lunes

Mientras Barcelona duerme, hay quienes empiezan la semana con una buena juerga: son los 'Nasty Mondays' y acaban de cumplir 12 años

David Torras

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Estamos en el año 2005 después de Jesucristo. Es lunes por la noche y toda Barcelona está metida en la cama… ¿Toda? ¡No! Un pequeño local en la calle Escudellers poblado por irreductibles fiesteros resiste todavía y siempre a la modorra. Sören y Mad Max, los Astérix y Obélix de ese reducto de irreverentes juerguistas, han reclutado a unos cuantos amigos y ahí andan, dándole al rock and roll, y a los cubatas. Mientras la ciudad duerme, ellos reviven. Vampiros de la música, decididos a convertir los lunes en el día más salvaje de la semana.

Estamos en el año 2017 después de Jesucristo. Es lunes por la noche y toda Barcelona está metida en la cama… ¿Toda? ¡No! Un enorme local poblado por 1.500 fiesteros resiste todavía y siempre a la modorra. Sören Mad Max siguen al frente de aquella aventura, bajo los efectos de un pócima mágica quizá con más alcohol que la de Panorámix, acompañados de los amigos de siempre, los pioneros de una gamberrada que ha acabado convirtiéndose en una de las grandes movidas de la ciudad, una noche de culto y un gran negocio, que ha conquistado a jóvenes de todo el mundo.

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Todos los lunes la sala Apolo es una gigantesca torre de Babel, la clase más magistral y más multitudinaria de Erasmus, la única que nadie quiere perderse y que encabezará la lista de los mejores recuerdos de su graduación barcelonesa. Por grados no quedará.

SOLO EN BARCELONA

Son los 'Nasty Mondays', la gran 'satisfaction' de este par de djs que llevan 12 años estampándole en la cara a Bob Geldof el estribillo que ha ido pregonando por los escenarios a cuenta, eso sí, de una macabra historia. Que se pase por la sala Apolo cualquier lunes a ver si tiene ganas de cantar aquello de 'I don't like Mondays'.

Y no digamos si lo hubiera hecho el día de la celebración de estos 12 años en el Nasty Garage, la oficina de Sören y Mad Max, "la más divertida del mundo", que han convertido en museo de su fiebre coleccionista y que quieren abrir al público en cuanto tengan la licencia. Una exhibición imponente de skatespinballsvespas y un sinfín de "fricadas" que sus seguidores más fieles disfrutaron con barra libre. Un fiestón.

"Empezó como una broma entre amigos y siempre decíamos: 'Disfrutemos de la broma mientras dure'. Pero la familia ha ido creciendo y esto ya es algo serio", explica Mad Max, recordando que al principio la llamaban "la fiesta de las suecas". Como reclamo no suena mal.

"Si hubiéramos hecho un plan de márketing para montar una fiesta no habría salido. Ha funcionado por la actitud, por la rebeldía de querer salir un lunes a cantar, a bailar, a pasarlo bien. Y tenemos muy claro que esto solo puede pasar en Barcelona", proclama Sören.

Todo empezó un lunes de casualidad. Era el único día en que les podían dajar el local. Total, ¿quién iba a salir un lunes por la noche? Cuatro locos. Ahora es un día sagrado. Están los lunes al sol. Y los Nasty Mondays.