EN FAMILIA

La selva, a 13 minutos

Barcelona bulle de actividades de ocio para niños, pero casi siempre ocurren entre cuatro paredes. Os proponemos lugares donde les dé el aire (y se pelen las rodillas) sin salir de la ciudad

Parque de la Ciutadella

Parque de la Ciutadella / periodico

IMMA MUÑOZ

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Ser niño en Barcelona puede molar mucho. Sobre todo si mamá y/o papá valoran la importancia de que los peques empiecen a hacerse un idea de lo diverso y complejo que es el mundo a partir de los pedazos de él que suben a escenarios, se proyectan en pantallas o se recitan en tantos rincones de la ciudad. Si los llevan al teatro, al cine o a escuchar a cuentacuentos, vamos. La oferta es enorme, y en muchos casos (centros cívicos, bibliotecas) no supone un desafío para la economía familiar.

Ahora bien, ser niño en Barcelona también tiene un lado menos bueno, como que tu pista de patinaje habitual tenga apenas media docena de metros (y debas ir con mil ojos de no rallar el parquet) y que hasta una edad tardía estés convencido de que los pollos se crían en bandejas de porexpán y las zanahorias, en mallas de kilo. Pero para compensar estas carencias, la ciudad dispone de espacios en los que asomarse a la naturaleza y comprobar que las zanahorias nacen bajo tierra y los pollos... mejor lo dejamos.

1. MASIA CAN CADENA (PARQUE DE SANT MARTÍ)

Se puede uno hundir en las profundidades del metro en pleno corazón de Barcelona, en el paseo de Gràcia, y 13 minutos y siete paradas después volver a la superficie en medio del campo, en los 2.000 m2 del parque de Sant Martí (Menorca, 27), que incluyen 800 metros de huertos urbanos (las parcelas pertenecen a la red de huertos urbanos de la ciudad) y la masía de Can Cadena, con su pequeña granja (conejos, gallinas, ovejas, cabras...) y una central de captación foltovoltaica.

2. PARQUE DE LA CIUTADELLA

Clásico entre los clásicos, no necesita presentación, aunque tal vez sí una reivindicación, porque con demasiada frecuencia aparece en los medios junto al adjetivo degradado: el Hivernacle, l'Umbracle... Y sigue teniendo espacios maravillosos, de esos que configuran el imaginario de la infancia, como la cascada monumental, el mamut y el lago con sus barcas. Si cogéis cestita y mantel de cuadros, podéis redondear la estampa con un pícnic de cuento, y si tenéis ganas de profundizar más en lo que se cuece en el mundo animal, a dos pasos está el Zoo. Y el Parlament.

3. PARQUE DEL CASTELL DE L'ORENETA

Otro sitio de esos para que la ciudad no se coma al niño que también nuestros miniurbanitas llevan dentro. A los pies de la sierra de Collserola (Montevideo, 45), 17 hectáreas de bosque salpicadas de explanadas para que se pelen las rodillas. Además del tren (abierto casi todos los domingos y festivos, podéis consultar los horarios detallados aquí) y el castillo que da nombre al parque, el recinto acoge el centro de equitación Poni Club Barcelona, y tiene vistas espectaculares de la ciudad.

4. JARDINS DELS DRETS HUMANS

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Solo por la interesante (y necesaria) charla que puede propiciar su nombre, ya vale la pena llevar a los niños a este recuperado espacio del barrio de la Marina-Zona Franca (Foneria, 19) que tiene una frondosa vegetación, una pista de patinaje de 268 m2 y un lago de 140 m2.

5. JARDÍ BOTÀNIC

Para diversidad, aquí: de especies (mediterráneas), de actividades (exposiciones, talleres, avistamientos de aves... en este enlace encontraréis toda la información) y de fauna: colegios, familias y forofos varios. Es cruzar la puerta del número 2 de la calle del Doctor Font i Quer, y que la ciudad desaparezca. Fundida a verde.