EL MUSEO IMAGINARIO

Martín Piñol elige Gigamesh, el paraíso del lector de fantasía

Compra una decena de libros al mes y lleva escritos unos cuantos, así que no es extraño que haya elegido una librería, en la que figura en lugar destacado, además, su última obra: 'El gran tratado de la caca'

Martín Piñol, en Gigamesh

Martín Piñol, en Gigamesh / periodico

IMMA MUÑOZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Martín Piñol compra una decena de libros al mes  -«menos de lo que querría, pero como ya no tenemos casi espacio en casa y mi ritmo de lectura no es el que era, estoy aprendiendo a controlarme», dice- y pasa por alguna librería a ver las novedades una vez a la semana, así que es normal que haya elegido uno de estos establecimientos como elemento a preservar en un hipotético museo de joyas barcelonesas. Concretamente, la librería a la que va «por lo menos dos veces al mes», una «enorme y fabulosa, llevada por libreros expertos que se lo leen todo y con uno de los mejores fondos de Europa»: la librería <strong>Gigamesh</strong>. «Tiene todo lo que un lector de fantasía, ciencia ficción y cómics puede querer», remata su elección.

Y tiene también, y en un lugar de honor en la lista de ventas, 'El gran tratado de la caca', el último libro de este guionista, monologuista y autor de literatura infantil y juvenil de éxito (su serie <strong>'La cocina de los monstruos' </strong>lleva ya 12 volúmenes), que tira de la seria retranca que quien le sigue ya le conoce para convertir su experiencia en los retretes en un «compendio humanístico-humorístico» ilustrado que aspira «a entretener y enseñarnos más de algo que todos hacemos cada día».

«Me gustaría que fuera la lectura perfecta para los que leemos en el váter. Tiene capítulos cortos, divertidos, llenos de información y curiosidades fascinantes, e ilustraciones del premiado Enric Jardí», explica. ¿Y de dónde partió la idea? «Yo llevo media vida haciendo fotos de puertas de váter, pero pensé que quedaría en simple afición. Hasta que un día me llamaron de Planeta y me dijeron: 'Nos gustaría hacer un libro sobre la caca'. Mi respuesta fue: 'Con esta primera frase, ya te digo que sí».

Ha propuesto una librería para el museo, pero si le hubiéramos pedido un lavabo, ¿cuál habría elegido? «Como padre, ahora lo que busco es que tengan cambiador y espacio para entrar el carrito, pero recuerdo uno muy curioso, el del restaurante Lando, donde por un altavoz se oyen <strong>chistes de</strong> <strong>Eugenio</strong>».