MESA Y MANTA

Noviembre, tiempo de terrazas

Que el termómetro caiga en picado no impide que algunas superterrazas sigan activas. 12 oasis de invierno para tomar algo mirando al cielo

Noviembre, tiempo de terrazas

Noviembre, tiempo de terrazas / periodico

Patricia Castán

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Al llegar el otoño, a la depresión de enterrar los tirantes y las chanclas hay que agregar la del cierre de muchos espacios a la fresca. Pero fumadores y fans de los espacios abiertos disponen aún de oasis invernales, más allá de las más de 4.000 terrazas de la vía pública, que suelen perder mesas en temporada baja. Algunos, tan imprescindibles como estos, en orden aleatorio.

— 1—

Hotel Alexandra

Mallorca, 251

www.diagonalhotels.com

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Hay que perder el miedo a traspasar la puerta de los hoteles, y de este en particular, para descubrir tesoros ocultos como la terracita que se esconde en el interior de manzana del Alexandra, de cuatro estrellas superior. Ha sido la revelación de la temporada en verano, pero seguirá sorprendiendo en invierno, ya que su decoración de madera y abundante vegetación incluye una cubierta donde se instalan calefactores. El restaurador Enrique Valentí gestiona la gastronomía, más informal, donde conviven platos mediterráneos y poderosas hamburguesas, pero otra buena opción es comer o cenar en el restaurante Solomillo (del hotel), especializado en este tipo de pieza, o en su barra de charcutería, y cerrar el ágape a la fresca. O tomar sin más una buena copa, con todo el caliu del Eixample.


— 2—

Santa Clara

Jiménez e Iglesias, 11-13

www.santaclararestaurante.com

Una de las novedades más llamativas de la zona alta es el restaurante que desde hace casi un año releva al difunto Neichel, tras ganar una terraza esplendorosa exterior a la calle. Un jardín marinero y cómodo donde tomar algo, comer o cenar en sus 300 metros cuadrados, cercado porque forma parte del Hotel AC Victoria Suites, pero con entrada independiente. El interiorismo de Jaime Beriestain y el sello gastronómico de los responsables del restaurante Igueldo son las bases, coronadas por el fichaje de Quirze Codina (de Es Blanc de Blanes) y el sumiller David Escofet para impulsar novedades y sorpresas, con un invierno suavizado con vermuts al sol y mediodías de arroces (una de las especialidades), junto a carnes y pescados con brasa de carbón. La zona se caldea con estufas y toldos.


— 3—

Hotel Catalonia

Plaza de Espanya, 6-8

www.cataloniabcnplaza.com

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En el 2015 se abrió al público la fabulosa azotea del Catalonia Barcelona Plaza, uno de los miradores de Barcelona capaces de dejar sin aliento al visitante. Tiene el plus de permitir las mejores vistas hacia Montjuïc y sus coloridos espectáculos las noches de verano. Pero también se asoma al Eixample y al pujante Sants. Por altura y temperatura, desde octubre invierte horarios y cierra a las 13.00 h, pero durante las mañanas de 9.00 a 12.00 ofrece superdesayunos en un marco único (previa reserva) a 30 euros.


— 4—

Cotton House

Gran Via, 670

www.hotelcottonhouse.com/es

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El hotel de 5 estrellas que cautiva a viajeros y barceloneses suma su pasado como sede de la Fundación Textil Algodonera al interiorismo de Lázaro Rosa Violán. Sus espacios interiores para tomar algo -abiertos al público- son adictivos, pero nadie se resiste a asomar la cabeza a su terraza abierta en un interior del Eixample, que en este verano ha mejorado su atrezo e iluminación, más cálida. Al llegar el frío dejan de servir comidas al fresco, pero mantienen el servicio de bar, con estufas y mantitas individuales. Allí se puede saborear en un entorno balsámico algún cóctel de la potente carta que abandera la mixóloga Hiomar Elvira (a partir de 10 euros) como colofón al día o en cualquier momento en sus mesas o mullidos sofás. No hay que perderse el trago Gossipium (azul).


— 5—

Alaire

Paseo de Gràcia, 73 (Hotel Condes de Barcelona)

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Con una de las mejores vistas sobre el paseo de Gràcia y el Eixample, abre todo el año (excepto enero), ajustando horarios y garantizando métodos para entrar en ca-lor, desde las estufas hasta una poderosa carta de tragos (combinados, desde 12,5 euros). Los frioleros cuentan con un espacio interior sin perder panorámicas, pero la azotea a la intemperie nos encanta al atardecer, cuando la ciudad empieza a bajar el volumen de ruido y estrés. A partir de octubre abre de martes a sábado de 18.00 a 2.00 horas. Varían algunos platillos de temporada, pero se imponen sus tapas clásicas, ensaladas, sándwiches (del burguer al mollete de calamares) y pizzas.


— 6—

Dos Torres

Via Augusta, 300

www.restaurantedostorres.es

La villa modernista que cobija el Dos Torres, donde siempre se da en el clavo si lo que se quiere es una cena romántica, está catalogada y suma más de un siglo de historia, aunque ha sido recientemente rehabilitada. Su interior es idóneo también para grupos, en salones privados de impresión. Pero el jardín que despunta las noches de verano, al llegar el otoño pasa a ser una tentación diurna, con zona de chill out para tomar algo y mesas con servicio completo. Destaca la zona Jacaranda del Dos Torres, un gastrobar de tapas que se abre a la terraza en un espacio más recogido. El chef Carlos Cases ultima la carta de invierno, aunque arroces y carnes son las especialidades de la casa.


— 7—

Nuba

Dr. Fleming, 11

www.nubabcn.com

Por encima de la Diagonal hay metros cuadrados de oasis frondosos, como el del restaurante y club lounge Nuba, del imperio Costa Este. En verano es punto de encuentro de gente guapa solvente, donde en su verdísima terraza se exhiben sonrisas y bronceados con dj de fondo y potente barra de cócteles. Además de su carta, donde conviven clásicos como sus canelones de faisán trufados y los pescados salvajes con la ingeniería de su barra de sushi y el nuevo raw bar de crudos, el local transmuta en bar de copas tras la medianoche. La terraza, donde destacan la ornamentación orgánica y la iluminación nocturna, late también en invierno.


— 8—

El mercader de l'Eixample

Mallorca, 239

www.elmercaderdeleixample.com

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A un paso del paseo de Gràcia, pero adentrado en el coqueto pasaje de Mercader, abrió hace solo unos meses y ha logrado cuajar entre los barceloneses pese al entorno turístico. La recupe-ración del espacio interior ha dado en la diana, pero más imprescindible es aún su terraza jardín privada. Tapas y platillos para compartir desde cinco euros, donde lo que computa es el producto de proxi-midad, de su huerto en Collserola, y de proveedores de la zona. Entre sus clásicos, chipirones a la plancha, canelón XL, tremendas croquetas, tacos de entrecot… Platos de temporada y postres caseros. La terraza se viste de vegetación en las paredes, mobiliario de hierro forjado y velas que le dan calidez. Con el frío sigue hiperactiva, con calefacción y mantas.


— 9—

One Ocean Club

Moll de la Barceloneta, 1

www.oneoceanclub.es

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Una de las terrazas más glamurosas y chic, pero con cierto filtro, es la del One Ocean Club, para socios o acompañantes. Para serlo, solo hay que rellenar un formulario desde su web y contar con la recomendación de alguno de sus muchos asociados. Su restaurante se remata con una las mejores terrazas del litoral. Buena tanto para comer bajo el sol de invierno como para una cena íntima o una copa, con precios más moderados de lo previsible. Hay dos ambientes: o a pie de su gastro bar, más informal, o asomada al mar. En ella se pueden degustar ostras, navajas, anchoas de L'Escala, makis, tartars, fuagrás croquetas caseras, hamburguesas… O, simplemente, un buen cóctel (desde 12 euros) entre superyates.


— 10—

Ikibana

Doctor Fleming, 12

www.ikibana.com/sarria

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El tercer Ikibana de la saga (no son franquicias), abierto este año, triunfa en la zona alta, donde uno no sabe si elegir el vibrante interior o su terraza. En invierno lo acondicionan para que no pierda adeptos, con su doble opción de terraza entoldada (más guarecida) o el jardín de los bajos, rodeado de verde y con una iluminación perfecta bajo las estrellas. En una y otra, los uramakis son los reyes, junto con una larga carta de sabores japo-brasileños, mediodía y noche. La incursión tiene final feliz en la barra de cócteles hasta la madrugada.


— 11—

Chez Cocó

Diagonal, 465

www.chezcoco.es

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La brasería francesa de la Diagonal, especializada en aves que el comensal empieza a desear tan pronto ve girar en la candente broche, tiene al fondo del local acceso a una terraza sensacional. Plantas trepadoras, arbustos y mobiliario romántico con cojines, muy cómoda de día y con mucho encanto con la iluminación nocturna. Un discreto toldo la protege de la lluvia y la mantiene viva y concurrida todo el verano. Junto al rey coquelet, huevos con tres preparaciones, frutos del mar, poderosos platos del día y otras aves nobles, entre otras carnes.


— 12—

Hotel Alma

Mallorca, 271

www.almabarcelona.com

Tiene cinco estrellas, pero una elegancia más discreta que otros hoteles de lujo. Y, cómo no, esconde una de sus mejores bazas traspasado el vestíbulo y el bar: la terraza más verde de Barcelona, que casi parece un bosque en un inte-rior de manzana, solventemente decorada con mobiliario de madera y textiles naturales. Un gran complemento para su restaurante, pero también un resultón punto de encuentro por su bar (cócteles desde 12 euros), con mil opciones para picar (de tapas a quiches, pasta, ensala-das y algún plato de carne y pescado), en un entorno de relax total.


Cuando el mantel se pone en el balcón

Alba Granados

Enric Granados, 34

www.grupalba.com

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Resurgido literalmente de sus cenizas tras el incendio que casi lo borra de la calle de Enric Granados el año pasado, el restaurante del número 34 otrece la terraza más pintoresca de la ciudad, suspendida sobre una de sus calles gastronómicas. Solo que aquí el mantel y la velada íntima se sacan al balcón. La casa tiene cocina ininterrumpida, pero este trono es solo para cenas.

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