CHARLA DE BARBERO

Vicenç Moretó, el príncipe de las tijeras

"La barba es un símbolo de masculinidad. Va mucho más allá de una moda", asegura el barbero barcelonés

Iosu de la torre

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Barcelona es un paisaje poblado de barbas, barbados y barbudos que nada tiene que ver con el desaliño de otra época. El fenómeno estalló para quedarse. Así lo que defiende el gremio. El barbero ha adquirido categoría de maestro protector, como las buenas manos de un osteópata, un yogui del 'mindfulness', un dietista o un estomatólogo. Calidad de vida.

Hace más de 20 años que no me afeito y hasta este 2016 me las arreglaba en casa. Es un decir, mi barba se asilvestró. Sin pedirlo, coleccioné comentarios atrevidos, impertinentes, a veces sinceros. Ante el aluvión de establecimientos abiertos en Barcelona en pocos años, consulté al experto en imagen personal Santi Torras. ¿En qué manos diestras debía ponerme?. "No lo dudes, el mejor barbero de Barcelona es Vicenç Moretó, calle de Joaquín Costa. Telefonea con tiempo, tiene lista de espera".

Hice un ‘googlelazo’: grata sorpresa, el tal Moretó tenía una excelente página en Faceboock, con visitas, me gustas y recomendaciones de medio planeta, impartía formaciones para profesionales por España, Holanda y Alemania, lucía los títulos de mejor peluquero del año. Las fotos mostraban a un cuarentón reciente,simpático, de cabeza rapada y perilla de espadachín. Llamé, obtuve cita para la semana siguiente.

-Vicenç, ¿qué es una barba? Es un símbolo de masculinidad. Ha cambiado la barbería como no había visto yo en 28 años. Es un complemento ornamental, cambia las facciones de un hombre y es algo tan masculino que va a perdurar, Va mucho más allá que una moda.

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-¿Por sus barbas los conoceréis? Por supuesto. Alejandro Magno obligaba a afeitar las barbas de sus jinetes para evitar que los descabalgasen. Hoy, una barba muy pedida es la del zar Nicolás II. Las barbas dan poder, y la barba famosa, que tanto está de moda, si os gustan los clichés, que a mí no, la barba de ‘hipster’, es un poco más corta en las mejillas y más larga en la parte del mentón y frontal que alarga las facciones y te hace más atractivo.

-Las barbas dan cada vez menos miedo... Sí, antes a muchos de  mis clientes les decían ¿Dónde vas con esa barba de talibán? Hoy ya se han roto los estereotipos.

-¿Qué tiene de especial tu barbería? Creemos en lo que hacemos, somos conscientes de que mejoramos a los demás, no solo por fuera, sino por dentro, que no solo la gente viene a mi barbería a cortarse el cabello o a arreglarse la barba, viene a regalarse una hora de placer.

-¿Tu padre te lo enseñó todo? Sí. Los valores, el respeto a la gente y a disfrutar del mejor oficio del mundo.

-¿Otros maestros? Uno de mis gurús es Albert Català. Me introdujo en el mundo de la formación y de la barbería más popular. Otro gran maestro está en Rotterdam (Holanda): es Robert Lagerman, dueño de la New York Barbershoop.

-¿Qué ves al mirarte en ese espejo? Lo que quiero reflejar hacia los demás. Veo a una persona normal, padre de familia, un trabajador, un luchador que intenta que cada día cuente. Intento mejorar día a día.

-Háblame un poco de tu Barcelona, de tu infancia y adolescencia… Recuerdo la barbería de mi padre, aquellos 'Interviú' desgastados, los libritos de 'Hazañas Bélicas', las batallitas del abuelo, y también un barrio, que en esa época, yo soy del año 73, no había cambiado. Luego llegaron esos magníficos Juegos del 92 que lo transformaron todo.

-¿Del Raval de toda la vida? De Santa Coloma de Gramenet afincado en el Raval. Aquel barrio chino se iluminó con el MACBA, con la apertura también de la rambla del Raval, de la calle de Joaquín Costa, que antes era la de Ponents, muy famosa gracias a Terenci Moix y su ‘El pes de la palla’. Ahí teníamos la antigua barbería, en Ferlandina con Sant Vicens.

-Tienes clientes de 75 países. A estos 40 metros cuadrados nos viene gente de todo el mundo. Australianos, americanos sobre todo, gente de toda Europa. ¿Cómo nos han llegado? Me sumergí hace unos años en el maravilloso mundo de las redes sociales y vi lo que se movía en el mundo y poco a poco, trabajé con Instagram, Facebook, Twiter en inglés y castellano, y se abrió un horizonte. Muchos colegas me iban enviando sus clientes si viajaban a Barcelona. Además tuve la fortuna de conocer a Bill, un cliente que vivía a caballo entre Barcelona y Nueva York, y me introdujo el portal Yelp. Si lo abres y escribes 'barber' (barbería en inglés), aparecemos como una de las que más tiempo lleva en este canal. Las redes nos han lanzado al exterior.

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-¿Es normal ir de vacaciones y pensar en que te reparen la barba? El hombre es más coqueto de lo que quizá la gente se imagina. Hoy, la barbería supera a la peluquería global, femenina o unisex. El hombre ha descubierto, gracias a la barba, gracias a los cosméticos, gracias a los profesionales, que hay algo más, que si se cuida la piel, si hidrata la piel, si cuida la barba, si la arregla, si cuida el cabello y se deja asesorar por profesionales, pues mejora. Somos como los médicos, prescribimos  tanto unos cortes como unos productos que ayuden a los hombres a mejorar. Por eso son tan coquetos que cuando viajan necesitan arreglarse.

-Hasta tuviste un cliente de Kazajistán. Sí, ha sido el último extranjero en llamar a nuestra puerta. No quiso decirme a qué se dedicaba... Y tuvimos otro de Tahití, que llegó por un Erasmus. Muchos son estudiantes y además la marca Barcelona es tan potente que nos visita gente de todo el mundo.

-¿De dónde viene este cambio de actitud de los hombres barbudos? Esto empezó un poco con los metrosexuales, Cristiano Ronaldo o David Beckham, gente más depilada, más cuidada, gente que empezó a ir al gimnasio, se empezó a ver un poquito mejor, y poco a poco el siguiente paso fue dejarse esa barba, cambiar la forma de vestir…

-Tres consejos para cuidar la barba. El primero, tener paciencia: el segundo, ir a un buen barbero, y el tercero, mantener un buen cuidado es sumamente importante.

-¿Con jabón, cremas? La higiene, el acondicionado, la hidratación y el producto ya acabado. Por supuesto, que no todos necesitan cuatro productos pero hay dos que son sumamente primordiales: las pastillas de jabón especiales para barba o los champús muy hidratantes, y los serums, aceites o bálsamos especiales para hidratar.

-¿Arreglará la barba a Messi? Estoy en ello. De hecho, conozco al peluquero de Messi y no se lo quiero birlar, no le quiero hacer un quiebro, pero soy amante del deporte, del fútbol y del Barça, y me encantaría poder hacerle la barba a Mesi y seguro que tendríamos una buena charla.

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-Se utiliza mucho la en la barbería la expresión 'vintage'. ¿La barba es 'vintage'? ¿El bigote es 'vintage'? Todo es 'vintage', 'retro'. 'Vintage' es antiguo, y es una palabra que a la gente le reconforta, le trasporta al pasado y quizá en una barbería 'vintage', como la nuestra, con esas sillas, con esa máquina registradora, con ese arco de 1880, pues esa parte 'vintage', antigua, 'retro', al hombre le atrae y le recuerda su infancia. Y eso nos reconforta porque es una cuestión psicológica que el hecho de estar en un ambiente clásico, masculino, con aromas a Floyd (de vez en cuando destapamos ese Floyd para que el hombre recuerde a su infancia) reconforta al hombre.

-El afeitado se acaba y aún no hemos hablado de los 'hipsters'. Gracias a los hipsters cambió mucho la película de la barbería. Y sí, evidentemente, ese anglicismo tan usado hoy en día ha hecho dar un vuelco general al mundo de la barbería. Esto empezó en Estados Unidos, en Brooklyn, y de ahí cruzó a Berlín, a Rotterdam, pasó por Londres, por supuesto, y unos cuantos avispados barberos decidimos también incorporarlo, crear colecciones propias en el mundo de la barba. Y sí, sí, larga vida al 'hispter'.