HECHO EN CASA

Recetas para la resistencia: conejo con sepia y tomate (y poliamor)

Platos sencillos, sabrosos y eficaces para hacer más llevadero el confinamiento

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PAU ARENÓS

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QUÉ

Conejo troceado

Sepia

[o calamar]

Tomate troceado

 [de conserva o fresco en temporada]

Cebolla

Tomillo

[o romero o mejorana]

Agua

Aceite

Sal

Pimienta

CÓMO

Para el conejo: en una cazuela con aceite, dorar el conejo salpimentado. Añadir un par de ramas de tomillo fresco (y si es seco, pues que sea seco). Que quede un bonito color de piel –del tono de un verano en Mallorca–. Sacar y reservar.

Para la cebolla, la sepia y el tomate: pasa la cebolla en juliana por la grasa que ha dejado el conejo. Corta la sepia en pedazos regulares y rehógala con cierta rapidez con la cebolla. Salpimienta. Las ramas de tomillo siguen en el recipiente, inyectando chispa. El turno del tomate. Si es de conserva, ya sabes: abrefácil. Si es fresco, córtalo a trozos con cuidado para conservar el agua de las vegetaciones. También puedes rallarlo. Venga, a la cazuela. Cocinar hasta que se integre todo.

Devuelve el conejo al lío. Cubre con agua. Tapa la cazuela. Lee, haz gimnasia, limpia los cristales, medita, mira una serie, ayuda a tus hijos con los deberes, tricota, mete barquitos en una botella, escribe tus memorias, canta, dúchate (y canta), bebe una copa de vino, salta a la comba, recupera el Scalextric, grítale a las palomas, pero pasa un rato del coronavirus. Es el momento de la desconexión.

Cuando la sepia esté tierna, seguro que el conejo se encontrará en su punto. A lo mejor a la mitad te has dado cuenta de que hay poco líquido. No pasa nada: añade agua. Deja que se evapora al máximo y que lo que quede sea una salsa.

Emplatado: en plato grande, depositar el conejo y la sepia y cubrir con la salsa. Unas hojitas de tomillo fresco le irían de maravilla.

POR QUÉ

Es un guiso, un mar y montaña de ingredientes que normalmente no viajan juntos. Y resulta que el conejo y la sepia son buenos amigos. A la cocina hay que aplicar una lógica muy básica y atreverse a jugar. Sabemos de la alianza del pollo y la gamba o la langosta. Demos, entonces, la oportunidad a que otros ‘singles’ se relacionen. La cocina es como una aplicación para ligar a lo bestia. En realidad se trata de un trío: sin el tomate no habría amor.

La base del guiso es la paciencia. Hay que dar una oportunidad al poliamor de la sepia, el conejo y el tomate. Mira, aquí llega, celoso, el tomillo.