el museo imaginario

"Ocio y salud" en el parque de Can Rigal

La directora de la agencia de modelos Lali Agency frecuenta este espacio verde en la frontera de Barcelona con L'Hospitalet

Catherine Nolane, directora de la agencia de modelos Lali Agency, en el parque de Can Rigal

Catherine Nolane, directora de la agencia de modelos Lali Agency, en el parque de Can Rigal / periodico

Laia Zieger

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El juego se invierte. Normalmente es ella, Catherine, Lali, Nolane, quien corta el bacalao para decidir quién se expondrá ante las cámaras de fotos o de vídeo. Pero esta vez le ha tocado a ella posar en su lugar favorito de Barcelona, aquel que conservaría en nuestro museo imaginario. Curiosamente, lejos de optar por un lugar glamuroso, como sería de esperar, esta booker de modelos (en nuestro idioma, agente), que dirige la agencia barcelonesa Lali Agency, se decanta por un zona que se caracteriza por la tranquilidad y la naturaleza.

Porque ella es así, más de chándal y zapato cómodo que de vestido y tacones. Más de funcionalidad que de farándula. Más de risas que de tomarse en serio. Más de buen rollo que de postureo. Y por eso nos cita en el parque de Can Rigal (avenida de Albert Bastardas, s/n), su lugar predilecto de Barcelona, situado al final de la avenida Diagonal en dirección Llobregat, muy cerca del lujoso Hotel Fairmont Rey Juan Carlos I. Este enclave fronterizo con L’Hospitalet de Llobregat es una amplia área verde con jardines y senderos, además de equipamientos y zonas de ocio tematizadas y para todas las edades. «Me gustan los lugares como este, que permiten evadirte y te hacen sentir en otro lugar, y a los que llegas sin salir de la ciudad». Por eso acude religiosamente a este parque casi todas las semanas. Algo así como un ritual familiar para tomar el aire y mover el cuerpo.

Inaugurado en el 2012

<span style="font-size: 1.6rem;">EQUIPAMIENTOS VARIADOS</span>

«Vamos hasta allí en bicicleta y tardamos unos 20 minutos... ¡Es como un pequeño calentamiento para el cuerpo! Esta zona repleta de árboles y plantas mediterráneas es muy tranquila, va muy poca gente», valora Cathi, como la llaman sus amigos: «Una vez allí, se puede seguir haciendo deporte porque hay varias máquinas de gimnasia al aire libre. A veces hacemos algunos ejercicios, mientras que otras simplemente nos dedicamos a dar un paseo. Finalmente, mi hijo, Mateu, pasa el rato en el área de juegos infantiles y nuestro perro puede correr en libertad. Además, mientras el peque se desfoga, nosotros, los padres, podemos vermutear y relajarnos en un chiringuito. Nos gusta mucho Can Rigal porque allí tenemos todo el ocio y la salud en uno. Es ideal», asegura la empresaria.

¿Cómo descubrió este lugar tan apartado del centro de la ciudad? Algo de glamur sí tendría que haber en la historia... «La primera vez que vine a este parque fue para un rodaje publicitario, acompañando a algunos de mis modelos, y enseguida me transmitió buenas ondas. Tantas que poco después decidí volver con los míos», cuenta esta marsellesa que se instaló en Barcelona tras hacer una beca en la ciudad, hace más de 15 años. Fue entonces cuando encontró al hombre de su vida. Una historia de amor con la ciudad (y con su marido) que sigue viento en popa como demuestran, por ejemplo, sus paseos con él por Can Rigal.