Infografías: Francisco J. Moya
Texto: Marisa de Dios

Las bases de Eurovisión señalan que el festival musical es apolítico, aunque el certamen lleva años demostrando que no solo cuentan las canciones. El mejor ejemplo son dos países ahora en guerra, Rusia y Ucrania. Las votaciones entre ambos a lo largo de los años son también un reflejo de sus relaciones políticas. Solo dos apuntes: ambos países siempre se han dado puntos entre sí, pero desde que en 2016 comenzaron las valoraciones separadas entre el televoto de la audiencia y el jurado profesional, este último siempre ha otorgado 'zero points' a sus vecinos rusos, tanto por una como por otra parte. La invasión de Crimea, en 2014, pesaba como una losa.

Este año no se añadirá un nuevo capítulo a la guerra y paz eurovisiva entre Rusia y Ucrania, ya que los primeros fueron expulsados del festival en febrero, a raíz de la ocupación. Ucrania, por su parte, es una de las grandes favoritas con el ritmo de Kalush Orchestra y con la solidaridad de Europa detrás. El país, además, siempre se ha clasificado para la final desde su debut en Eurovisión en 2003, algo de lo que no puede alardear Rusia. Se quedaron fuera en 2018 con Julia Samoylova (vetada el año antes en el festival celebrado en Kiev).

Rusia se ha nutrido tradicionalmente de los votos de los países de su órbita (sobre todo Estonia, Letonia y Bielorrusia), pero ella no ha correspondido a todos por igual. Como, por ejemplo, a Ucrania. Mientras que los rusos le han otorgado a los ucranianos un total 120 puntos, estos solo han recibido de vuelta 108.

La relación empezó a torcerse en 2005, justo el año en que el festival se celebró por primera vez en Kiev porque Ucrania había ganado en 2004 con Ruslana. Los ucranianos llevaron a Greenjolly cantando 'Razom nas bagato', un tema que fue uno de los himnos de las protestas de la revolución naranja que tachó las elecciones del país de 2004 de fraudulentas. Rusia solo les dio 2 puntos y Ucrania le correspondió con 4. En 2007, también hubo tensión con el representante ucraniano, Verka Serduchka, y el mensaje subliminal de su canción, que fonéticamente sonaba a 'Russia goodbye'. Sus vecinos, después de todo, le dieron 8 puntos.

El año de la invasión de Crimea, en 2014, los ucranianos votaron con 4 puntos a Rusia, mientras que estos les respondieron con 7. Y en 2016, cuando la ucraniana Jamala ganó cantando '1944', una pieza que aludía a la deportación de los tártaros de Crimea a manos de Stalin, Rusia le otorgó 10 puntos. Ucrania le correspondió con 12 a la actuación del ruso Sergey Lazarez. Ambos a través del televoto, porque el jurado profesional de ambas partes optó por el 'zero points'. En 2019, el año de la victoria de Zelenski, no hubo duelo Ucrania-Rusia eurovisivo. Los ucranianos se retiraron porque ellos mismos vetaron a su representante, Maruv, por su relación con Rusia.

España, por su parte, ha recibido a lo largo de la historia más puntos de Rusia (22) que de Ucrania (6). Los españoles han sido también más generosos con los rusos (les han dado 67 puntos en las finales) que con los ucranianos (63). Aunque también hay que tener en cuenta que estos últimos llevan menos años participando en el festival. Los países que más han votado a los españoles son Portugal (221), Francia (182) y Suiza (174).

Las únicas actuaciones de España puntuadas por los ucranianos han sido las de Daniel Diges en 2010 (le otorgaron 4 puntos) y la de Ruth Lorenzo en 2014 (2). A los rusos la canción española que más les gustó fue la de Marcos Llunas en 1997 (le dieron 8 puntos). Le siguen las de Beth en 2003 (6), Daniel Diges en 2010 (4), Serafín Zubiri en el 2000 (2) y Edurne en 2015 y Miki en 2019 (ambas, con un punto).