EL PRINCIPITO, 80 AÑOS DE VIAJE

Por Inma González

El pasado 6 de abril se cumplieron 80 años de la publicación de 'El principito', la archiconocida obra de Antoine de Saint-Exupéry. Continúa siendo un guaje de cabello rubio, bufanda al viento y mente imaginativa, pero mucho más popular. No hay país que no cuente con su propia versión de este relato, el más traducido y más vendido tras la Biblia. Un libro universal convertido en icono de masas.

Nació en Lyon el 29 de junio de 1900 en el seno de una familia aristocrática (era conde). Siempre se vio atraído por el mar y el cielo. Trató incluso de entrar en la Escuela Naval, pero lo rechazaron, así que acabó inscribiéndose en la Escuela Superior de Bellas Artes.

En 1921, inició el servicio militar en Estrasburgo. Allí recibió lecciones de pilotaje. Fue uno de los pioneros de la aviación comercial, cubriendo rutas de Europa, África y Sudamérica. En Buenos Aires, fue nombrado director de Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale, y conoció a su esposa, la millonaria salvadoreña Consuelo Suncín.

Sus vida como piloto inspiraron casi toda su obra literaria, como ‘El aviador’ (1926), ‘Correo del Sur’ (1929) y ‘Vuelo nocturno’ (1930). A principios de los años 30, la bancarrota de la Aéropostale y el éxito de sus relatos lo llevaron a trabajar como corresponsal de ‘Intransigeant’ y ‘Paris Soir’ en Indochina (1934), Moscú (1935) y España (1936 y 1937).

En 1939 publicó ‘Tierra de hombres’, que le valió el Grand Prix de la Academia Francesa. Ese mismo año, tras estallar la Segunda Guerra Mundial, fue movilizado por el Ejército del Aire. Tras la ocupación alemana de Francia, abandonó su país natal y se instaló en Nueva York, donde escribió 'Piloto en guerra' (1942) y ‘El principito’ (1943).

En 1943 pidió incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte y se integró en una unidad de reconocimiento fotográfico del frente alemán en el Mediterráneo. El 31 de julio de 1944, a las 8.45 horas, despegó a bordo de un Lightning P-38 para llevar a cabo una misión sobre Córcega. Nunca regresó: desapareció frente a las costas de Marsella.

'El principito' es la historia de un piloto que aterriza con su avión averiado en el Sáhara y mientras trata de arreglarlo se topa con un niño que le cuenta su historia. Procede del asteroide B 612, donde cuidaba con esmero una rosa hasta que, harto de la presunción de la flor, decide iniciar un viaje que lo lleva a otros planetas.

En cada mundo uno de ellos vive un estrafalario personaje -el astrónomo, el rey, el vanidos, el borracho, el hombre de negocios...- que en realidad encarnan a diferentes defectos humanos, como la ambición y el egoísmo.

Por último recala en la Tierra, donde descubre que su rosa no es única en el universo, y entabla amistad con un zorro, que le enseña qué es la amistad, y con el aviador, que se ve incapaz de arreglar su avión y teme morir de sed.

Ambos marchan en búsqueda de un pozo, que logran hallar, pero el niño desea regresar a B 612. Para ello debe dejarse morder por una serpiente. Aunque el aviador trata de evitarlo, deja que siga su instinto y el principito desaparece.

Hombres, animales y plantas llenan las páginas del libro con sus palabras y su simbolismo. Todos fueron dibujados por Saint-Exupéry, salvo uno: el aviador que narra la historia y que es el 'alter ego' del autor. De hecho, se le suele imaginar con los rasgos del escritor. De pequeño quería ser dibujante, pero los adultos lo disuadieron. Con el principito recupera su pasión y aprende el verdadero valor de las cosas. Pero muchos personajes o elementos transmiten al lector enseñanzas:

A todos los anteriores hay que añadir personajes como el cazador, que no se cruza con el principito pero lo conoce gracias al zorro -como deja de cazar los jueves para bailar, el animal tiene "vacaciones"-; y el mercader de píldoras, que vende pastillas especiales "que aplacan la sed", así como elementos como los baobabs, que pueden crecer más de la cuenta y hacer estallar el planeta, por lo que hay que arrancarlos, y el propio asteroide B 612, hogar del protagonista, "apenas más grande que una casa" pero lo suficiente para albergar tres volcanes.

Pese a su brevedad -apenas 100 páginas-, 'El principito' se ha convertido en un clásico de la literatura universal que ha influido a generaciones de escritores. Algunos que lo han leído de niños -y releído de adultos- ofrecen aquí su opinión.

Desde 1943, cuando apareció la primera edición -en inglés y en Nueva York, gracias a la editorial Reynal & Hitchcock, que una semana después lo publicó en francés-, los personajes de 'El principito' han aprendido un sinfín de lenguas: polaco (1947), italiano (1949), danés (1950), alemán (1950), castellano (1951), hebreo (1952), japonés (1953), griego (1957), catalán (1959)… Hoy se puede encontrar en cerca de 550 idiomas y dialectos, algunos incluso inventados (klingon, lengua que aparece en 'Star Trek', y aurebesh, sistema de escritura ideado para 'La guerra de las galaxias'), récord solo superado por la Biblia, según el Libro Guinness.

El ingeniero mecánico y empresario suizo Jean-Marc Probst está considerado el mayor coleccionista de 'El principito' del mundo. Le ha dedicado incluso una fundación en la que atesora 6.650 libros distintos en 537 lenguas y dialectos, y otro tipo de materiales como vídeos, casetes, revistas, cómics…

En España también hay grandes coleccionistas, como Jaume Arbonés, Jordi Villalba y Marifé Santiago-Bolaños, para quienes esta obra “es una forma de entender el mundo: por el relato, por el mensaje, por los numerosos países en que ha sido publicado, por las diferentes culturas, por la época en la que aparece cada traducción...”. E incluso hay una librería especializada, Olé tus libros, en Zaragoza.

Muchos han sido los artistas, directores y productores que se han interesado por 'El principito' en estos 80 años con la intención de trasladarlo a otros formatos. Incluso Orson Welles firmó un contrato y mantuvo conversaciones al respecto con Walt Disney, pero su proyecto nunca vio la luz.

La primera adaptación cinematográfica data de 1966 y es una coproducción de la URSS y Lituania en versión real y firmada por Arunas Zebriunas. De calidad modesta, abrió el camino para las siguientes: la alemana 'Der Kleine Prinz' (1966); 'The Little Prince' (1974), el musical de Stanley Donen; 'Hoshi no Ōjisama Puchi Puransu' (1978), una serie animada japonesa; 'The little prince' (1979), un corto de Will Vinton utilizando la plastinación; 'Le petit prince' (1990), de Jean-Louis Guillermou y con personajes de carne y hueso; 'Le petit prince' (2010), una propuesta animada que tuvo muy buena acogida; 'Le petit prince', una versión renovada a cargo de Mark Osborne, director de 'Kung Fu Panda'...

También se ha subido 'El principito' al escenario. La primera, en 1949, con marionetas y a cargo de Le Chaval Arlequin. Y una de las últimas, de la mano del director Àngel Llàcer, el compositor Manu Guix y la compañía La Perla 29, que desde 2014 cautivan con 'El petit príncep', un musical con personajes reales y virtuales, sonido envolvente y escenografía.

A todas estas adaptaciones hay que añadir algunas propuestas operísticas, como la de compositora británica Rachel Portman, ganadora de un Oscar por 'Emma', que estrenó en 2003 en el Houston Grand Opera y ha dado la vuelta al mundo. Y hasta en forma de ballet.

Platos, libretas, figuras, tazas, peluches, lámparas, joyas, paraguas, puzzles, relojes, mochilas, camisetas... y hasta sábanas. Miles de objetos llevan hoy la imagen del principito, convertido en un icono popular. Con el objetivo de honrar la obra, estos artículos deben contar con licencia y respetar la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU.

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Textos:
Inma González
Diseño:
Andrea Hermida-Carro
Coordinación:
Rafa Julve
Fuente:
'El principito. Enciclopedia ilustrada' (Lunwerg, 2016)