Nerón, ese emperador loco que incendió Roma y que mató a su madre y a su hermano, quiere deshacerse de Ottavia, su primera esposa, y cambiarla por su amante, la cortesana Poppea; ella también quiere reinar, y lo consigue casándose con el tirano siendo coronada reina del imperio. De esto va L’Incoronazione di Poppea, una de las tres proto-óperas que han perdurado del abuelete de la ópera, Claudio Monteverdi. Abuelete porque el compositor es anterior a los padres del teatro musical moderno y proto-ópera porque fue escrita y estrenada antes de que el género operístico tomara la forma con la que hoy se le conoce.

Nace en Cremona, Italia en pleno Renacimiento. De su amplia producción musical solo quedan, básicamente, sus colecciones de madrigales y tres óperas casi completas. Admiraba la obra de la Camerata Fiorentina, un grupo de poetas, músicos y dramaturgos que querían recrear la tragedia clásica griega. ¿Cómo sonaba eso? Pues, se lo inventan. Así la ópera da sus primeros pasos.

La más antigua que hoy se representa lleva la firma de Monteverdi, L’Orfeo, de 1607, escrita para la corte de Mantua según la fórmula ideada por Jacopo Peri para Dafne, la primera ópera de la historia, hoy perdida, estrenada en 1957. L’Incoronazione se estrenó bastante después, en 1642.

INTRIGAS, SEXO Y POLÍTICA

El libreto de Gian Francesco Busenello presenta como protagonistas a una serie de personajes históricos, como el emperador romano Nerón, su esposa Octavia y su amante Popea, un triángulo amoroso de implicaciones políticas, morales y sexuales que se complementa con amantes, enamorados en secreto, guardias de palacio y dioses. Buscan hacerse con el poder utilizando todas sus armas, desde el sexo a la mentira, traiciones, intentos de asesinato, suicidios, adulterios, corrupción .

¿Os suena de algo?

SPOILER

Al final Poppea es coronada. Sí, aquí ganan los corruptos.

UNA PARTITURA RECONSTRUIDA

La obra, en tres actos y un prólogo, estuvo perdida durante siglo y medio y sobrevivió en dos manuscritos con la instrumentación incompleta –el original no se conserva–; esto ha permitido que haya sido versionada decenas de veces. Parte de su música pertenece a otros autores; de hecho, el famoso dúo final no es de Monteverdi.

En el Liceu se ofrecerá en una revisión del maestro Jordi Savall, que aportará su experiencia y conocimiento del estilo contando con el conjunto especializado Le Concert des Nations. Esta es la tercera vez que se ofrece en el Liceu, donde se conoció tardíamente, en 2009, para volver solo en 2017, y en versión de concierto.

PROPUESTA ESCÉNICA

Con esta producción de L’Incoronazione di Poppea el director de escena Calixto Bieito, l’enfant terrible de la escena operística europea, consigue renovar y actualizar el género. La propuesta, estrenada en Zúrich en 2018, transforma el teatro en una suerte de plató, ya que opta por captar las dos caras de los personajes, la pública y, en primer plano, sus pulsiones internas reflejadas en gestos y miradas que son retransmitidas a varias pantallas esparcidas por el escenario y el proscenio.

El efecto inmersivo transforma al espectador en un voyeur, en un televidente enganchado a un reality show. Bieito adapta un libreto que narra conflictos universales en una metáfora de la sociedad actual, narcisista y exhibicionista, mediatizada y condicionada por las redes sociales.

SE AVISA

Hay violencia, sexo y sangre.

La escenografía de Rebecca Ringst –el vestuario es de Ingo Krügler, la iluminación de Franck Evin y los vídeos de Sarah Derendinger– propone una plataforma que rodea el foso y a la orquesta, mientras que, en el fondo del escenario, se sitúan unas gradas con localidades para público Premium (A 200 EUROS LA BUTACA). La caracterización de los personajes va desde la elegancia a la extravagancia, muy en la línea de Bieito.

Con esta producción de L’Incoronazione di Poppea el director de escena Calixto Bieito, l’enfant terrible de la escena operística europea, consigue renovar y actualizar el género. La propuesta, estrenada en Zúrich en 2018, transforma el teatro en una suerte de plató, ya que opta por captar las dos caras de los personajes, la pública y, en primer plano, sus pulsiones internas reflejadas en gestos y miradas que son retransmitidas a varias pantallas esparcidas por el escenario y el proscenio.

El efecto inmersivo transforma al espectador en un voyeur, en un televidente enganchado a un reality show. Bieito adapta un libreto que narra conflictos universales en una metáfora de la sociedad actual, narcisista y exhibicionista, mediatizada y condicionada por las redes sociales.

SE AVISA

Hay violencia, sexo y sangre.

La escenografía de Rebecca Ringst –el vestuario es de Ingo Krügler, la iluminación de Franck Evin y los vídeos de Sarah Derendinger– propone una plataforma que rodea el foso y a la orquesta, mientras que, en el fondo del escenario, se sitúan unas gradas con localidades para público Premium (A 200 EUROS LA BUTACA). La caracterización de los personajes va desde la elegancia a la extravagancia, muy en la línea de Bieito.

DATOS DE INTERÉS

Un reportaje de El Periódico

Textos y contenidos:
Pablo Meléndez-Haddad
Diseño:
Andrea Hermida-Carro
Imágenes:
Jordi Òtix, Ópera de Zúrich y Gran Teatre del Liceu
Coordinación:
Rafa Julve