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MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Iván de Cristóbal, autor de 'Nos falta un muerto'

El autor barcelonés ha escrito un "'thriller' trepidante" sobre un amor eterno que va más allá del fallecimiento del ser querido

"La huella digital póstuma aporta alivio a alguno de los que se quedan y consume al resto", afirma

El Congreso regula el 'testamento digital' para que los herederos puedan gestionar la vida 'online' del fallecido

El autor barcelonés Iván de Cristóbal, autor de 'Nos falta un muerto'.

El autor barcelonés Iván de Cristóbal, autor de 'Nos falta un muerto'. / EPC

Iván de Cristóbal

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"¿Te importaría venir antes?", me preguntó por Whatsapp Silvia Blanc, una buena amiga, desde la clínica donde estaba ingresada cuando el cáncer aún no había derrotado a la esperanza. Durante las siguientes semanas a su fallecimiento, esa conversación incompleta siguió presente en la pantalla de mi móvil, al igual que en mi cabeza, incapaz de asumir que llegaría un día en el que el propio sistema cortaría ese hilo virtual que de una manera extraña nos unía.

Más de una vez, cuando buscaba un contacto con su inicial, me asaltaba la necesidad –absurda, infantil, morbosa quizás– de zanjar nuestra relación con una respuesta, algo parecido a "todos te echamos de menos" o "me podrías haber avisado" o "me quedaron cosas que decirte", y enviarla.

Y a veces me ocurría algo extraño, especialmente en alguien tan racional como yo. Me quedaba inmóvil, con la mirada perdida en las once pulgadas, esperando a que fuera ella quien diera el siguiente paso, con una señal en forma de mensaje que de producirse, no sé si me hubiera dejado perplejo, aterrorizado o eufórico. Ha transcurrido un año y ese mensaje nunca llegó, pero sí una historia en mi cabeza que se convirtió en novela, inspirada en la historia de amor de Silvia y Javier, quienes no necesitaron compartir una vida juntos para convertirse en leyenda.

La punta del iceberg

Ocho millones de conversaciones de WhatsApp siguen esperando cada año una respuesta que nunca llegará, y esto es solo la punta de un iceberg al que los expertos han bautizado como huella digital póstuma, que aporta alivio a alguno de los que se quedan y consume por dentro al resto. Una alerta de la floristería 'online' sobre vuestro aniversario, un colaje de sus mejores fotos que tu iPhone ha editado para ti, esa sugerencia de Spotify en forma de su canción favorita, son recordatorios de su ausencia que siempre llegan con las defensas bajas y la herida a medio cerrar.

Antes, cuando nuestros padres querían conectar con ese ser querido que ya no está, compraban flores y visitaban su tumba. Hoy no hace falta ni salir a la calle, la decisión no es nuestra, sino de un algoritmo que, desde esa torre de marfil que llamamos nube, le importan más nuestras preferencias de consumo que si estamos vivos para consumir. Y es que cuando una persona fallece, su rastro digital –redes sociales, correos electrónicos, fotos en la nube– permanece activo, y no disponemos de un marco jurídico ni de un acuerdo social para decidir por cuánto tiempo. Según Digital Beyond, en 2100 en Facebook habrá más perfiles de personas fallecidas que vivas, convirtiendo esta red en un cementerio digital.

Incógnitas universales

Esta nueva era, en la que la tecnología nos lleva siempre varios años de ventaja, es el escenario de mi segunda novela 'Nos falta un muerto', la historia de Bruno, un escritor al que, sumido en el abismo de una pérdida insoportable, le llega el mensaje que más necesita de la persona que menos espera: su mujer fallecida, recibido en su WhatsApp desde no sabe dónde, si desde su mente rota, la nube o más allá.

Un mensaje difícil de asimilar, imposible de ignorar y que le empuja a un viaje hacia lo desconocido, obligándole a cuestionarse recuerdos, creencias e, incluso, su cordura. Es un 'thriller' trepidante, repleto de incógnitas que son universales, y también la historia de un amor eterno, como son los que la ausencia del otro no deja espacio para nadie más.

'Me falta un muerto'

Autor: Iván de Cristóbal

Editorial: Alrevés

400 páginas. 22 euros