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TIEMPO PARA LEER

Laura Gallego, folclórica: "De niña forraba los libros bonitos con cartulina y purpurina, y me sentía guay"

Jerezana que a los 16 años ganó el concurso ‘Se llama copla’ de Canal Sur. Se define como folclórica pletórica, ha publicado tres discos y ha estrenado en Barcelona ‘La última folclórica’ en el Teatro Coliseum

Laura Gallego.

Laura Gallego. / EP

Anna R. Alós

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Si le pido tres títulos de sus estanterías…

Tres novelas: ‘Memorias de Idhún’, de Laura Gallego, ‘El alquimista’, de Paulo Coelho, y ‘La Reina descalza’, de Ildefonso Falcones.

El libro de Laura Gallego es una historia distópica. ¿Qué le gustó?

Es uno de los últimos que he leído. La autora se llama como yo y me salía por todas partes, eso despertó mi interés por descubrir su obra. Me parece una escritora increíble, que es capaz de sumergirme en un mundo de fantasía con ¡tantos detalles! Me encanta imaginar serpientes aladas, me ayuda a evadirme de cualquier día duro.

El alquimista, las aventuras de un pastor andaluz.

Me fascina identificarme con la capacidad de búsqueda del protagonista, Santiago, la lucha incansable por conseguir sus objetivos, cómo va subiendo peldaños. Cada vez que lo releo descubro algo nuevo, pero no del libro, sino de mí.

Lo relee a menudo, entiendo.

Cada dos o tres años le doy un repaso. Releerlo es como reiniciarme y encontrar nuevos horizontes, y también renuevo las ganas de continuar en busca de mis sueños, o de lo que la intuición me dicta.

¿Reconoce Andalucía en el libro de Falcones?

Sí, es la historia de dos mujeres rebeldes que me ayudó a conocer la Sevilla de esa época, el siglo XVIII, así como los entresijos de la ciudad. Descubrí una perspectiva de ella más rica de la que tenía, y me enamoré un poco más de la historia real del lugar más bello del mundo.

¿Recuerda su primer libro?

Recuerdo el de preadolescencia, mi madre me compró ‘Mamá no me montes escenas’, de Rosie Rushton, porque la portada era rosa y había una niña rubia como yo. Eran historias de adolescentes que me abrieron horizontes.

Ese libro no se lo mandó el colegio, pues.

Es que leer fuera del colegio era de empollonas. Me gustaba ir a la playa con un libro, devorarlo en algún viaje. Los forraba bonitos, con cartulina, purpurina, piedras, y así me sentía guay. Tonterías de la edad.

¿Qué le aporta la lectura?

Me sumerge en una historia que me saca de la rutina.