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LOS OTROS OFICIOS DEL LIBRO

Begoña Lobo, editora de Media Vaca: "Nunca ponemos plazo a los libros, les damos el tiempo que necesiten"

Aunque estudió Derecho y trabajó como documentalista, ahora dirige esta editorial familiar que es un proyecto de vida

Begoña Lobo, editora de Media Vaca.

Begoña Lobo, editora de Media Vaca. / EP

Carmela García Prieto

Madrid
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"Ser librera porque era lo más cercano que veía al mundo de los libros", dice Begoña Lobo al pensar en el futuro que imaginaba de joven. Sin embargo, estudió Derecho, trabajó como documentalista y, cuando unió su camino al de Vicente Ferrer, comenzó a editando con él folios doblados en cuatro que podían contener cualquier historia.

Aquel proyecto, inspirado en una idea de Cesare Sabatini –que todas las vidas, si se cuentan, tienen interés– se transformó en 1998 en Media Vaca, una editorial familiar y un proyecto de vida. "Nunca ponemos plazo a los libros –dice–, les damos el tiempo que necesiten". Por eso, cada título es una pieza única, fruto de un proceso en el que texto e ilustración dialogan en igualdad: "Las ilustraciones son parte de la narración".

Desde su primer catálogo, Media Vaca ha defendido que los buenos libros no tienen edad. Demuestran que los suyos son "para niños de 7 a 77 años", y que la literatura ilustrada puede ser tan exigente como la mejor narrativa. Hoy, con 88 títulos vivos y un Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural, siguen trabajando con la misma filosofía. "Pagamos íntegramente los derechos antes de vender el libro", explica, convencida de que la edición es también una cuestión de ética. Esa atención minuciosa se extiende a toda la cadena: correctores, traductores, diseñadores… forman parte visible del proceso.

En su catálogo caben Goya, Ana María Matute y Gómez de la Serna, pero también autores nuevos, y niños que escriben sus propios textos. "Dar voz a quienes no la tienen" es para ellos la esencia del proyecto. Media Vaca crece despacio, sin ceder a la prisa ni al ritmo de un mercado roto. Orgullosos, han tejido una red internacional que une a editores, artistas y lectores de distintos países. "Hemos hecho un trabajo de hormiguita que a veces no es rentable, pero da vida a los libros", dice Begoña. Ese ritmo pausado es su manera de resistir. Porque, como creían desde el principio, todas las vidas, bien contadas, merecen la pena.