MAPA DE LETRAS
Dickens, Londres y Google Maps
El autor de ‘Historia de dos ciudades’ logra en sus novelas que la capital británica sea como una lista de sitios que ver

El escritor Charles Dickens. / EP
"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos". La primera vez que supe de esta frase fue hace muchos años, y ni siquiera fue leyéndola, sino escuchándola en un capítulo de la serie de televisión 'Sexo en Nueva York'. No me enorgullece, pero no he venido aquí a fustigarme. En él, su protagonista, Carrie Bradshaw, estaba teniendo un lio con su amante casado.
La frase no es de la escritora neoyorquina, sino que "era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada", pertenece al primer párrafo de la novela 'Historia de dos ciudades', de Charles Dickens, publicada en 1859.
En mi caso, primero vino la frase y después el libro. Una frase que, por cierto, hice muy mía y suele resonar en mi cabeza cuando algo realmente bueno me sucede en un momento inoportuno. La frase ha quedado para la historia, la mía, la suya, utilizándose para describir un periodo de fuertes contrastes donde las circunstancias podían ser simultáneamente extremas en sentidos opuestos. Resume el contexto de la Revolución Francesa en dos ciudades, Londres y París, presentando una dualidad como sabiduría y locura, luz y tinieblas, esperanza y desesperación.
Calificada como una de las mejores novelas inglesas de todos los tiempos (disculpen que no me levante), a mí me pareció recargada, melodramática y exagerada, pero qué sabré yo, porque lo cierto es que esta historia de amor y revolución de Dickens se encuentra entre sus mejores obras, con una escala tan íntima como épica. A veces visualizo a Dickens como Banksy en nuestro tiempo, escribiendo grafitis proféticos en la pared.
La novela de Dickens no es exactamente la más londinense de todas en cuanto a lugares de la ciudad en sus páginas, aunque quizá sí lo sea en cuanto a su poder descriptivo. Dickens logra en sus novelas que la ciudad de Londres sea como una lista de sitios que ver de los que me organizo en Google Maps; no hay herramienta de viaje más útil.
El autor comenzó su carrera como reportero parlamentario, por lo que no sorprende que los círculos de poder ocupen un lugar destacado en sus obras; uno de ellos es el palacio de Westminster. Y aunque mucho más mundano y ubicado en el mismo edificio que una vez fue la editorial de Dickens, Plume Wine Bar es un bar ubicado en Covent Garden donde además de tomarse una copa de vino se puede honrar al autor de una forma más contemporánea.
Siguiendo la estela de Dickens en Londres, el restaurante Rules es el más antiguo de de la ciudad y, en la cima de su fama, Dickens tenía una mesa reservada con vistas a la fábrica de betún donde trabajaba de niño. Ningún fan del autor que se precie puede, aunque sea una obviedad, pasar por alto el Museo Charles Dickens en Londres, en el número 48 de Doughty Street.
Y mucho menos mundano, el conocido como Old Bailey es el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales y lugar donde describe un juicio en la novela. Un espacio que, tras su imponente fachada, alberga un centro de intensa actividad que también ofrece una interesante visita guiada.
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