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REPORTAJE

Thomas Pynchon, maestro de la paranoia, vuelve a las andadas

El gran irreverente de las letras norteamericanas posmodernas saca nueva novela en Estados Unidos que se publicará en España en otoño.

Mientras, podemos gozar con la libre adaptación de 'Vineland', en 'Una batalla tras otra', de Paul Thomas Anderson, y jugar a cuánto se parece la era Trump a las delirantes novelas del autor

Thomas Pynchon y Paul Thomas Anderson, dos posmodernos unidos por un hilo invisible

El escritor estadounidense Thomas Pynchon.

El escritor estadounidense Thomas Pynchon. / Ilustración: Laura Monsoriu

Elena Hevia

Elena Hevia

Barcelona
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Tan particular, complejo y grotesco es Thomas Pynchon, miembro de ese póker de ases que Harold Bloom, gran pope de la crítica norteamericana, estableció al unirlo a Cormac McCarthy, Philip Roth y Don DeLillo, que en la cultura anglosajona suele utilizarse el término ‘pynchonesco’ para calificar esa lógica interna delirante y distorsionada que dirige sus historias laberínticas y digresivas, tan difíciles de recorrer.

Definir lo pynchonesco no es tarea fácil, porque leer al autor tampoco lo es si se espera una narrativa convencional que nos lleve ordenadamente desde la A hasta la Z. Pero si lectores y lectoras entran en el juego de su narración aparentemente errática y siguen sus reglas aleatorias, que continuamente va transformando, se verán recompensados con creces. Por el contrario, es fácil convertirse en detractor nivel 10 que solo ve en su obra palabrería y delirio si no se aceptan sus postulados. ¿Hace falta decir que Pynchon es el monarca absoluto de los autores de culto?

Si lectores y lectoras entran en el juego de su narración aparentemente errática y siguen sus reglas aleatorias, que continuamente va transformando, se verán recompensados con creces

La buena noticia para sus fans es que Pynchon, a sus 88 años, ha vuelto otra vez a primera línea, porque acaba de salir en Estados Unidos su novela ‘Shadow Ticket’, más de una década después de la anterior. Viene acompañada de críticas que respetan su carisma narrativo pero destacan su legibilidad, lo que en su caso no es tan bueno para su círculo de adeptos pero sí para el resto de los lectores. Así son los fans de Pynchon.

'Shadow ticket'

Autor: Thomas Pynchon

Editorial: Penguin

293 páginas. 28,40 euros

En inglés, llegará a España en otoño de 2026

En España la novela verá la luz en el otoño del 2026. Y por lo pronto tenemos ahí, en la cartelera cinematográfica, la magnífica ‘Una batalla tras otra’, personal lectura de Paul Thomas Anderson de ‘Vineland’, otra de las novelas accesibles del autor, en la que no brilla la literalidad, pero sí su espíritu trasladado a estos tiempos: la constatación de que esta era Trump, que nos afecta a todos, es absolutamente pynchonesca. Y que la ficción lo tiene crudo a la hora de crear universos enloquecidos en pugna con la realidad.

UNA DE LAS POCAS FOTOS DEL AUTOR_ FOTOGRAFIA DE THOMAS PYNCHON EN SU JUVENTUD (BLANCO Y NEGRO). LITEATURA. ESCRITORES NORTEAMERICANOS

Imagen de Thomas Pynchon, en los años 50, cuando estudiaba en la Universidad de Cornell. / E.P.

El hombre invisible

Cuando se habla de Pynchon, lo primero que sale a colación es su afán por borrar sus huellas frente al público -no entrevistas, no conferencias, no recibe personalmente sus premios- negándose a ser un peón de la sociedad del espectáculo. Ninguna información personal, más allá de la aparición de sus esperadas novelas (9) cocinadas a fuego lento. Así que hay que zanjar este tema antes que nada para dedicarnos a lo que verdaderamente importa, su literatura.

Es sabido. A lo largo de 60 años, solo se han hecho públicas apenas media docena de fotografías del autor que prohíbe que estas acompañen las versiones de sus libros publicados en Tusquets, en castellano, y Amsterdam, en catalán. En las primeras y más fidedignas imágenes aparece muy joven, delgado, no muy atractivo y con dientes de conejo. En 1998, el sensacionalista ‘New York Post’ de la familia Murdoch publicó una imagen de él y su hijo, robada por un paparazi en plena calle, y otro tanto se apuntó el no menos poco fiable ‘National Inquirer’ en el 2019, cazándole también en la vía pública.

Solo se han hecho públicas apenas media docena de fotografías del autor que prohíbe que estas acompañen las versiones de sus libros; en las primeras y más fidedignas imágenes aparece muy joven, delgado, no muy atractivo y con dientes de conejo

Y claro, esta invisibilidad, unida a su excéntrica, literatura ha disparado las más absurdas hipótesis y/o bulos que han hecho correr millones de bites en internet. Como que detrás de Pynchon se escondía otro augusto recluso literario, J. D. Salinger. O incluso, Don DeLillo, un discípulo muy cercano a sus temáticas. Que algunos conspiranófilos -esta es buena- sostuvieran que en realidad se trataba del terrorista Unabomber. Que era amigo íntimo de David Koresh, el principal responsable de la tragedia de Waco -un suceso real netamente pynchonesco- o que fuera -esta es particularmente divertida- el padrino de Miley Cirus.

Refutación de todo esto

Nada de esta mitificación se sostiene si se tiene en cuenta que Pynchon vive tranquilamente en Nueva York acompañado de su esposa, la agente literaria Melanie Jackson y tiene, o ha tenido, una reducida pero importante red de amigos, que nunca han alardeado de esa amistad, entre los que se cuentan autores como Ian McEwan o los difuntos Martin Amis, Donald Barthelme y Robert Coover. Algunos aseguraron que no es en absoluto el ermitaño que se le presupone, ni tampoco padece fobia social. Aunque saltar por una ventana para esquivar a un fotógrafo de la revista ‘Time’ hace tambalear esa teoría.

Tiene una reducida pero importante red de amigos, que nunca han alardeado de esa amistad, entre los que se cuentan autores como Ian McEwan y, antes, los difuntos Martin Amis, Donald Barthelme y Robert Coover

Sencillamente no le gusta hablar con la prensa -no lo hace desde la aparición de su primera novela, ‘V’, en 1963- ni exponerse en actos públicos. Y si se quiere más material para explorar esa vía habría que recomendar el divertido y también muy pynchonesco documental ‘Thomas Pynchon: A Journey Into the Mind of P’, con música de los Residents o consultar en la Biblioteca Nacional de Austria la correspondencia del flamante premio Nobel Lazlo Krasnahorkai que se cartea habitualmente con él.

'V'

Autor: Thomas Pynchon

Traducción: Carlos Martín Ramírez

Editorial: Tusquets

592 páginas. 23,90 euros

¿Cómo se toma Pynchon esta enloquecida investigación por desenmascararle? Pues, con mucho sentido del humor: tras su foto robada de 1998, por una vez y sin que sirva de precedente, mandó un escueto comunicado: “Búscate una vida, ‘New York Post’”.

¿Y si el sentido del humor fuera la clave?

Quizá la única manera de leer a Pynchon sea dejándose llevar por su humor absurdo. El sentido del humor del autor quedó patente en lo que hasta el día de hoy es la aproximación más patente a su figura: su aparición en los ‘Simpsons’, serie de la que se declaró fan y que lo introdujo como personaje, con una bolsa de papel en la cabeza. A Thomas le encantó la idea y se postuló para ponerle su propia voz e incluso añadirle algunos chistecillos más al guion.

A ningún esforzado lector del autor le debería sorprender esta decisión si se tiene en cuenta que sus páginas están repletas de personajes con nombres absurdos (Mike Fallopian, Benny Profane o Edipa Maas y su marido Mucho Maas) y ocupaciones aún más estrafalarias. Qué decir de Byron the Bulb, un superhéroe en forma de bombilla que busca venganza contra las compañías eléctricas.

El sentido del humor del autor quedó patente en lo que hasta el día de hoy es la aproximación más patente a su figura: su aparición en 'Los Simpson’

O esas letras de canciones ridículas que incluye en casi todos sus libros. O el contraste que surge en la mente de Tyrone Slothrop, protagonista de ‘El arco iris de la gravedad’, su obra magna, cuando intenta establecer los patrones estadísticos de los bombardeos alemanes y su mente se pierde en vericuetos sobre la entropía mientras, en la radio suena una canción sobre una salchicha como de dibujos animados que no quiere ser comida. Lo que decididamente no es tan raro si se tiene en cuenta que Slothrop tiene una erección cada vez que una bomba estalla cerca de él.

Ni puñetera gracia

Todo esto suena divertido y lo es, si no fuera porque sirve a Pynchon para hablar de su mayor inquietud: cómo intentar sobrevivir bajo poderosos sistemas de control. De ahí que las preocupaciones tecnológicas contra las que empezó a desplegar su sátira a principios de los 70 ocupen un lugar central en su escritura.

Pynchon teme y a la vez le fascina el desarrollo tecnológico y sabe bien de lo que habla: estudió dos años de la carrera de Física e Ingeniería, antes de alistarse en el Ejército, y es un apasionado lector de asuntos como la entropía, la tendencia al desorden y el caos en cualquier sistema, que en sus abigarradas historias funciona como suprema metáfora. Ahí está el individuo, pequeño, esforzado y ridículo, oponiéndose con todas sus fuerzas a potentes organizaciones más allá de su comprensión.

Estudió dos años de la carrera de Física e Ingeniería, antes de alistarse en el Ejército, y es un apasionado lector de asuntos como la entropía, la tendencia al desorden y el caos en cualquier sistema

Así, con los humanos reducidos a meros engranajes, escribe en ‘El arco iris de la gravedad’ sobre la Segunda Guerra Mundial: “Ello significa que esta guerra no fue política en absoluto, la política no fue más que una comedia, solo destinada a mantener a la gente distraída [...] Fue dictada, en cambio, por las necesidades tecnológicas, por una conspiración entre los seres humanos y la técnica, por algo que necesitaba el estallido de la energía de la guerra y gritaba: " A la porra el dinero, la vida misma de [insértese aquí el nombre de la Nación que sea] está en peligro"…”. ¿Acaso no suena dolorosamente actual? .

Leonardo DiCaprio en 'Una batalla tras otra'.

Leonardo DiCaprio en 'Una batalla tras otra'. / E.P.

La sensatez de la sospecha

Pero no todos los sistemas secretos pynchonianos están creados para el mal. De hecho, bien y mal son fronteras poco estables desde su esquinado punto de vista. Y en esto es hijo de su tiempo, los turbulentos 60. Es inevitable que la contracultura, el hippismo y las organizaciones políticas clandestinas como espacios de resistencia frente al sistema sean el humus de buena parte de sus ficciones.

Es inevitable que la contracultura, el hippismo y las organizaciones políticas clandestinas como espacios de resistencia frente al sistema sean el humus de buena parte de sus ficciones

Lo es sobre todo en ‘Vineland’, un réquiem a las aspiraciones antiautoritarias de los años del ‘peace and love’ y la guerra fría. Y de una forma más simbólica en ‘La subasta del lote 49’ (1966), su segunda novela, en la que Pynchon imagina un sistema postal clandestino, Trystero, una red paralela de comunicación que escapa al control oficial. Sin olvidar las comunidades de hackers que operan en la Deep Web en ‘Al límite’ intentando no ser detectadas por las corporaciones y las agencias estatales.

'Vineland'

Autor: Thomas Pynchon

Traducción: Manuel Sáenz de Heredia

Editorial: Tusquets

464 páginas. 22,90 euros

A Pynchon le han llamado muchas cosas, pero quizá el título que mejor le cuadra sea el de maestro de la paranoia. En sus novelas, recelar del entorno no es un mero adorno de sus personajes. Forma parte del ADN de su escritura que, densa y compleja, intenta enredar al lector en una tela de araña de sospechas -muchos de sus trabajos tienen una estructura policiaca- que nunca se resuelven. Así, mostrando huellas inquietantes de esos poderes, para el autor la paranoia parece la mejor manera de enfrentarnos a un mundo gobernado por manos invisibles. Es lo que podría llamarse la sensatez de la paranoia.

‘Got America paranoid again’

Bueno, Pynchon no predijo exactamente a Donald Trump, pero resulta revelador que pensar que en ‘Al límite’, una diatriba contra internet como instrumento de poder y publicada poco antes del ascenso del presidente a su primera legislatura, aventurara cómo se estaba formando un ecosistema de redes sociales y 'fake news' que fomentó el ascenso del trumpismo. En los actuales Estados Unidos esta forma de pensar/ actuar se ha vuelto implacable y lo que es peor, ha pasado de residual a mayoritaria.

No predijo exactamente a Donald Trump, pero en ‘Al límite’ aventuró cómo se estaba formando un ecosistema de redes sociales y 'fake news'

Proliferan los negacionistas de las vacunas, el fraude electoral y los miembros de QAnon sosteniendo que el partido demócrata cocinaba un golpe de Estado mientras sus líderes se dedicaban a la pedofilia. Más recientemente, en ‘The New York Times’ recordaban cómo crecen los análisis desquiciados de los mensajes grabados en los casquillos de balas del asesino de Charlie Kirk mientras en el FBI prometían investigar incluso el lenguaje gestual de todos los que rodeaban al activista de la ultraderecha. Puro Pynchon.

Instalados en ese circo grotesco, el país cada vez se parece más a sus novelas. Y es que desde ‘V’ se ha dedicado a contestar en todos sus trabajos a la pregunta del millón: ¿por qué los estadounidenses son como son? Y atentos, porque el virus, poniéndonos sensatamente conspiranoides, empieza a extenderse.

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