CRÍTICA
'¿Juzgar a Franco?', de Sophie Baby: volviendo al pasado
La autora examina las razones por las que el franquismo aún no ha sido enjuiciado

La historiadora Sophie Baby, autora del ensayo '¿Juzgar a Franco?'. / EP
Los españoles consideran la Transición como un éxito colectivo. Una mayoría opina que el cambio político se hizo bien y se siente orgullosa de haber consolidado al fin, tras dos intentos fracasados, una democracia en España. Se muestra satisfecha por el modo en que la sociedad española consiguió transformar un régimen autoritario en otro democrático por sí misma, a base de negociación y pactos, con espíritu de concordia y la ayuda, pero sin imposiciones, del exterior. Resultó así que políticos, académicos y periodistas han contribuido a difundir una imagen un tanto idílica de la Transición, que la convirtió en modelo a seguir por todos los países que se encontraran envueltos en la crisis de una dictadura y frente a la circunstancia de tener que decidir su futuro político. La Transición dejó un poso en la cultura política de los españoles. Un porcentaje muy elevado se declara demócrata y partidario del diálogo y el acuerdo entre los partidos.
No obstante, durante la Transición pudieron oírse voces críticas con el curso de los acontecimientos, que tenían motivaciones opuestas, según vinieran de un extremo u otro de la escala ideológica. Algunas actitudes disconformes decayeron y fueron retirándose de la escena pública, a medida que sus reclamos, por la ruptura o contra la Constitución, perdieron vigencia. Hay, sin embargo, una cuestión que ha mantenido la llama de la polémica viva todo el tiempo y ha sido introducida de nuevo con fuerza en la arena política: qué hacer con la dictadura de Francisco Franco. La iniciativa ha partido de sectores de la izquierda de las generaciones posteriores a la que protagonizó la Transición, que exigen responsabilidades al régimen autoritario, justicia y reparación. La democracia ha atendido parcialmente sus demandas, pero 50 años después de la muerte del dictador aún quedan cuentas pendientes.
Los españoles tachan a Franco de dictador, pero al hacer balance del franquismo, admiten que pudo tener cosas buenas y cosas malas
Este es el tema de '¿Juzgar a Franco?', de Sophie Baby (París, 1977), historiadora francesa que en 2013 publicó 'El mito de la transición pacífica', una minuciosa investigación en torno al tópico enunciado en el título, cuya conclusión, en sus propias palabras, es que la Transición "no fue pacífica y tampoco lo contrario". La obra, elaborada con máximo rigor, expone la forma en que ha sido abordado el asunto desde la Guerra Civil hasta hoy. El volumen presenta una información exhaustiva y detallada de los innumerables intentos de hacer justicia a la dictadura franquista, dentro y fuera de España, especificando la posición de unos y otros, sin emitir valoraciones políticas concretas.
Polarización
El interés de Baby en el tema se vio azuzado por el desconcierto que, en una ocasión en que acudió un 20 de noviembre al Valle de los Caídos, le causaron las referencias hechas a Franco. Conocedora de la experiencia de los países centroeuropeos, no comprendía que el dictador recibiera tal tributo en una sociedad democrática. El hecho, desde luego, requiere una explicación. Cierto es que el régimen de Franco tuvo una evolución, modificó favorablemente su estatus internacional y dejó una huella perdurable. En algunos aspectos, la continuidad entre la dictadura y la democracia era inevitable, dado el camino tomado para llevar a cabo la Transición, y no puede ocultarse. También ha de tenerse en cuenta que la amnistía de octubre de 1977 obstruye el enjuiciamiento de los abusos y crímenes del franquismo.
El dato decisivo, sin embargo, es la división de la opinión pública. Los españoles tachan a Franco de dictador con los peores calificativos, pero al hacer balance del franquismo, admiten que pudo tener cosas buenas y cosas malas; la mayoría de los de derechas ponen el acento en las primeras y la mayoría de los de izquierdas en las segundas. Esta indulgencia y el ascendiente político y familiar de un segmento de la clase política se refleja en el titubeo de los partidos derechistas a la hora de condenar el franquismo, reconocer a los demócratas que sufrieron castigo por serlo y poner punto final a esta controversia, que solo alienta la polarización. Es la única manera de emancipar de una vez a nuestra democracia del pasado. A través del libro de Baby, el lector accede a esta cuestión eterna y candente, en toda su complejidad mayúscula, desde todos los ángulos. Por eso es un libro imprescindible.

¿Juzgar a Franco? Impunidad, reconciliación, memoria
Sophie Baby
Traducción de Pablo Batalla Cueto
Akal
400 páginas
22,50 euros
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