CRÍTICA DE LIBROS
'La Virgen Cabeza', de Gabriela Cabezón Cámara: transgresión carnavalesca
La primera novela de la autora argentina, ahora recuperada por Random House, gira en torno a la construcción del relato y la dinamitación del orden y el discurso dominante
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La escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara, autora de 'La Virgen Cabeza', en Barcelona. / ANA PUI


Anna Maria Iglesia
Anna Maria IglesiaPeriodista
"Vos no estuviste, Qüity. Estuve yo. Tengo que contarlo yo. Te dicto. Anotá bien, porque te estoy diciendo las cosas como fueron. Loca me dijeron muchas veces, desde chiquita, todas las mariquitas nos dicen locas, y no hablar de los que hablamos con la Virgen o con algún santo o con Dios mismo", leemos en los capítulos finales de 'La Virgen Cabeza' de Gabriela Cabezón Cámara (San Isidro, Buenos Aires, 1968).
Pocas líneas le bastan a la escritora argentina para interrogarse sobre quién está realmente legitimado para hablar, a quién se le niega dicha legitimidad y, en cambio, a quién se le entrega. Porque 'La Virgen Cabeza', la primera novela de Cabezón Cámara y con la que abre una indagación literaria que prosigue en 'Las aventuras de la China Iron' y 'Las niñas del naranjel', gira en torno a la construcción del relato, como en gran medida también lo hacen sus dos siguientes obras.
A modo de resumen
Es importante señalar esto porque aquí la trama es solo el esqueleto, porque, si bien es una obviedad que en literatura lo importante no es el qué, sino el cómo, en el caso de Cabezón Cámara el cómo lo es todo: en el cómo está la dinamitación del orden y del discurso dominante –el histórico, el social, el identitario, el cultural–, dinamitación que conlleva consigo también la deconstrucción de la idea de identidad, en concreto de una idea esencialista de la identidad.
Por tanto, si quisiéramos resumir, podríamos decir que 'La Virgen Cabeza' cuenta de Qüity, una periodista que se traslada hasta la villa miseria El Poso para hacer un reportaje sobre Cleopatra, "una travesti que organiza una villa gracias a su comunicación con la madre celestial […] una santa puta y con verga les tenía que interesar", y sobre la devoción que se siente en El Poso por la Virgen Cabeza, donde los pobres y marginados depositan sus esperanzas. Cabe señalar que El Poso es una tierra de muertos, "muertos mutilados de la última dictadura, muertos armenios del genocidio que no recuerda nadie, […] muertos rojos de todas las revoluciones de todas partes".
Si bien es una obviedad que en literatura lo importante no es el qué, sino el cómo, en el caso de la novelista bonaerense el cómo lo es todo
El relato que construye Qüity es contrarrestado por las intervenciones de Cleo: a través de estas interrupciones, nos encontramos al sujeto subalterno –Cleo– que es narrada por Qüity, pero reclama narrarse ella misma. Con esa toma de palabra Cleo rompe con la dualidad narrador-sujeto narrado, si bien es una ruptura no definitiva, en el sentido de que –y ahí el último capítulo es esencial– la voz de Cleo siempre será contestataria y, por tanto, subalterna respecto del discurso de Qüity, que se impone desde lugares considerados de prestigio: primero desde el periodismo, luego desde la publicación en forma de libro.
Este gesto de dinamitar esta dualidad tiene su reflejo en la propia Cleo que, como sujeto 'queer', rompe también con la identidad binaria: Cleo es mujer, es travesti, es transexual… Cleo escapa de la identidad cerrada que, sin embargo, le imponen: de ahí el insulto de "loca", de ahí las violencias machistas que sufre como mujer y como travesti. Cabezón Cámara, en este sentido, construye la novela y a su personaje Cleo como un gesto contestatario ante distintas formas de violencia, empezando por la del discurso.
Conexión clara
Y aquí es donde vemos la conexión de esta novela con 'Las aventuras de la China Iron', donde, dando el protagonismo al olvidado personaje femenino del Martín Fierro, propone una lectura –y una escritura– distinta del relato gauchesco y, obviamente, de una de las obras canónicas de la literatura argentina. El de Cleo es el intento constante de apropiarse de la identidad, de la palabra, del discurso, empezando por el religioso, un apropiarse que se materializa en la escritura de la novela, en el carácter de pastiche de una prosa que engloba la alta cultura con el habla villera, que entremezcla imaginarios, que resemantiza arquetipos, empezando por el de Cleopatra.
La escritora construye la novela y a su personaje Cleo como un gesto contestatario ante distintas formas de violencia, empezando por la del discurso
La de Cabezón Cámara es una escritura carnavalesca, entendido el Carnaval a la manera de Bajtin: como momento de ruptura, de transgresión y de alteración del orden establecido. 'La Virgen Cabeza' es todo esto desde su forma. Sin caer en la a veces manida jerga que convierte los libros en artefactos, esta es una novela que es lo que dice: es brillantez, el Carnaval, es ironía, es transgresión…Pero sin olvidar que, detrás de todo esto, están los muertos. Ellos son los que quedan, a ellos Cleo les dedica el busto de la Virgen y por ellos y a través de ellos se escribe.

'La Virgen Cabeza'
Autora: Gabriela Cabezón Cámara
Editorial: Random House
192 páginas. 18,90 euros
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