CRÍTICA

'Kaput', de Wolfgang Münchau: Alemania, 'game over?'

Este ensayo es clave para entender por qué el llamado motor de Europa está a punto de gripar

Wolfgang Münchau, autor de 'Kaput'.

Wolfgang Münchau, autor de 'Kaput'. / EPE

Quim Barnola

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Las conexiones de fibra óptica en Alemania representan el 10% de todas las del país, mientras que en España suponen el 81,2%. Este dato resulta especialmente gráfico sobre cómo el país germano está encerrado en su naturaleza analógica, principalmente por no haber actualizado la estrategia de conectividad impulsada por Helmut Kohl en los años 80.

Kaput de Wolfgang Münchau (1961) es fundamental para entender por qué el motor de Europa puede estar a punto de gripar. De hecho, el historiador inglés Adam Tooze considera que está atascada en el modelo empresarial del siglo XX, sumergida en una incertidumbre ontológica de difícil resolución. Esta lúcida radiografía recuerda cómo Alemania consiguió ser el mascarón de proa de la industria en la era analógica, con la invención del motor de combustible, el microscopio electrónico y el sector químico. Sin olvidar que fue la cuna de los grandes físicos del siglo XX sobre los que se ha edificado la ciencia moderna. Pero cierta actitud acomodaticia la ha dejado atrás de la revolución tecnológica.

Para comprenderlo hay que analizar el sistema económico germano de descentralización, con bancos estatales, landesbanken, que ejercen de apoyo estructural a las empresas. Se ganaron muchas elecciones con rescates industriales, pues los políticos estaban en los consejos de administración. Estos bancos ejercen de correctores del mercado, en connivencia con las directrices del poder político, ejerciendo de brazos financieros públicos, desplazando el capital privado y menoscabando un sistema financiero eficiente y no clientelar.

Otro problema de Alemania son los recursos energéticos. Los verdes consiguieron, en la coalición de gobierno de 1998-2005, el desmantelamiento de las nucleares. Ante esto, el canciller Gerhard Schröder estimuló la relación con Vladímir Putin y con Rusia para comprar su gas a bajo precio. En este escenario debemos entender la cooperación de la alemana BASF con Gazprom para que los rusos consiguieran el mayor almacenamiento de gas de Europa. Así, pues, la industria alemana entró en pánico con las sanciones de la UE a Rusia por la invasión de Crimea. Resolvieron el problema deslocalizando e instalando filiales alemanas en territorio ruso, aumentando su subordinación, claro.

Inversión

Por si fuera poco, el 36% de las pymes alemanas forman parte de cadenas de suministro que dependen de China. En el contexto geopolítico actual, la economía europea debe ser menos dependiente y por consiguiente tendrá que estimular la inversión. Se abre un debate sobre el límite de la deuda pública para tal efecto. Porque en caso de recesión, la prioridad son las prestaciones del servicio público: «las inversiones no protestan en las plazas». Pero que perjudica más, se pregunta Münchau: ¿la deuda que dejamos a nuestros hijos o los recortes en educación? Lo que parece inevitable es que la falta de flujo de capital hacia las empresas más rentables puede comprometer su desarrollo económico.

Otro hándicap, como en muchos países de Europa, es el desequilibrio entre empleos ofertados y demandados. Alemania tiene más de 600.000 vacantes de puestos cualificados; pero aumenta el paro de trabajadores sin formación. Münchau detalla, con precisión, la formación de una tormenta perfecta que obliga a Alemania a prepararse para un futuro posindustrial.

Kaput

Wolfgang Münchau

Plataforma Editorial

296 páginas

22 euros