CrÍTICA

'Oposición', de Sara Mesa: una refutación ética al sistema oficinesco

La autora de 'Un amor' regresa a las librerías con una refutación ética al sistema oficinesco, a su desconexión con la sociedad a la cual debería servir y a las lógicas de funcionamiento que abocan a los trabajadores al tedio

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La escritora madrileña Sara Mesa, autora de 'Oposición'.

La escritora madrileña Sara Mesa, autora de 'Oposición'. / Sonia Fraga

Anna Maria Iglesia

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Barcelona
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Lo lógico sería, aparentemente, recurrir a Mariano José de Larra y citar aquella más que conocida frase de "vuelva usted mañana", sin embargo, 'Oposición', la nueva novela de Sara Mesa (Madrid, 1976), se define mejor recurriendo a la tajante y reiterada sentencia de Bartleby, el escribiente: "Preferiría no hacerlo". No obstante, a diferencia del personaje de Herman Melville, que desde que entra a trabajar en las oficinas en Wall Street prefiere no hacer (y no hace) determinadas tareas, la rebeldía de Sara María Villalba Villalba, la protagonista de Mesa, va tomando forma en la medida en que transcurren los días que pasa en esas oficinas de la administración pública en las que ha entrado a trabajar como interina mientras se prepara, entre unas dudas que van 'in crescendo', para opositar. 

"El mundo exterior se emborronaba, desaparecía, mientras que ahí dentro todo se afinaba, se volvía más nítido y adquiría multitud de matices que yo ya era capaz de distinguir como experta. Pensé: ya casi me he convertido en funcionaria", comenta Sara, que va tomando consciencia de cómo se va asimilando al espacio cerrado y gris de las oficinas, donde rige una lógica que cada vez le parece más absurda. Es esta lucidez la que le permite alejarse del irónico cinismo del "vuelva a usted mañana" y acercarse a la rebeldía bartleriana. 

Como sucede en 'El rey pálido', donde uno de los personajes, en este caso empleado en el servicio de impuestos, se llama Foster Wallace, la protagonista comparte nombre con su autora, pero no nos engañemos: Mesa evita cualquier guiño a la autoficción de la misma manera que busca abrir una tangente entre la narrativa oficinista, buscando, como ella misma ha reconocido, la verosimilitud, pero sin repetir esquemas ni tampoco estereotipos. Y, en gran medida, lo consigue. 

Bartlebiana a medias

Su protagonista nada tiene que ver con el inepto oficinista que protagoniza la novela de Italo Svevo 'Una vida', ni tampoco con el señor Belluca', el obediente y apático contable de 'El tren ha silbado de Pirandello'. Tampoco puede emparejarse con Ramón Villaamil, el funcionario despedido que protagoniza 'Miau' de Benito Pérez Galdós, hombre recto al cual la pérdida del trabajo lo pone en una complicada situación no solo económica, sino también de desamparo. Sara es bartlebiana, pero solo a medias, en cuanto que su rebelión no pasa por no actuar, sino por actuar a la contra. 

La protagonista comparte nombre con su autora, pero no nos engañemos: la escritora madrileña evita cualquier guiño a la autoficción

'Oposición' es, en este sentido, una refutación ética al sistema burocrático, a su desconexión con la sociedad a la cual debería servir y a las lógicas de funcionamiento que abocan a los trabajadores al tedio, a la apatía e, incluso, al cinismo. Es cierto que la burocracia había sido ya tratada en algunas novelas de manera tangencial, sin embargo, si hay un texto con el que dialoga directamente esta obra es con 'Silencio administrativo': este breve ensayo publicado hace algunos años gira en torno a la imposibilidad de una mujer sin techo de obtener ningún tipo de ayuda para acceder a una vivienda o a un alojamiento por parte de un sistema que le exige toda una serie de requisitos imposibles de cumplir.

Desde la no ficción y siguiendo el desesperado recorrido de esta mujer por el laberinto burocrático, en aquel ensayo se ponía el acento no solo en la desconexión del sistema burocrático con la sociedad, sino y sobre todo la perversión de la burocracia, su ineficiencia, las lógicas se favores y recompensas o el deterioro de los servicios sociales, reflejo de un estado despreocupado por la ciudadanía. 

Jerga burocrática

Con 'Oposición', Mesa no solo opta por la ficción, sino que decide narrar este sistema burocrático desde dentro y, como en el ensayo, pone particularmente atención en el lenguaje: a través de una jerga rebuscada y de difícil comprensión, la burocracia esconde sus deficiencias y perversidades. Los sinsentidos –las becarias sin tutora, la jefa ocupadísima sin nada que hacer, la mesa en el pasillo– son, sin embargo, expresiones de todo un sistema que se encierra y se protege a sí mismo. Frente a ese lenguaje asertivo que no admite discusión –"Así es porque así lo he dicho", como anota Remedios Zafra–, Mesa introduce los interrogantes: desde una cierta parodia, la novela desmonta la jerga burocrática mostrándola. 

Si hay un texto con el que dialoga directamente esta obra es con 'Silencio administrativo': breve ensayo que gira en torno a la imposibilidad de una mujer de obtener ningún tipo de ayuda

Una vez más, la autora trabaja muy bien los silencios y las omisiones, aquello que no se dice se vuelve particularmente elocuente, y la jerga burocrática, construida para ser poco clara y comprensible, se desmonta a sí misma a través de su enunciación. Resulta difícil leer 'Oposición' sin remitirse a 'El informe' de Zafra, en cuyos primeros capítulos la ensayista señala de qué manera la burocracia denigra el trabajo intelectual. Mesa va más allá observa cómo esta denigración es general y comienza por los propios trabajadores: "Me volví maliciosa, aunque no todo el tiempo. Eran más bien ramalazos de malicia, ocurrencias que de pronto me asaltaban y que eran más grandes que yo", confiesa Sara. De ahí sus gestos de resistencia, gestos que parten de un intento, ante todo, de salvarse a sí misma y dejarse arrollar por la inercia. 

La resistencia de Sara, que conlleva renuncias, es una impugnación ética como lo era para Bartleby el no realizar las tareas. Quizá haya algo de idealismo en el final de 'Oposición', sin embargo, este debe entenderse como el último gesto de resistencia por parte de la protagonista, como la posibilidad, no solo individual sino colectiva, de decir "preferiría no hacerlo". Es cierto que la literatura no debe ser ejemplar, pero también que la cínica aceptación de que no hay posibilidad otra tampoco garantiza una literatura ni mejor ni más valiente.

'Oposición'

Autora: Sara Mesa

Editorial: Anagrama

232 páginas. 18,90 euros