Opinión | ISLAS A LA DERIVA
Periodista y escritora
Olga Merino
Olga MerinoPeriodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
La aventura española de Barbara Comyns
Una biografía desentraña al fin los misteriosos 18 años que Barbara Comyns pasó entre Ibiza, Barcelona y Cádiz
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Rebuscando por internet encontré una edición facsímil de ‘Birds in tiny cages’, la novela en que Barbara Comyns (1907–1992) fantasea con su vida barcelonesa. No mata, la verdad. ‘Pájaros en jaulas diminutas’ (1964), nunca traducida al castellano, no está a la altura de los títulos más brillantes de la escritora inglesa, como ‘La hija del veterinario’ y ‘El enebro’, ambos editados por Alba, pero al menos permite hacerse una idea de cómo debió de transcurrir su existencia en la capital catalana. Doce años, entre agosto de 1958 y el verano de 1970, de los que no queda ni rastro, ni una triste placa de recuerdo.
‘Pájaros en jaulas diminutas’ poco tiene que ver con el estilo habitual de la Comyns, con esa atmósfera gótico-macabra entreverada de comicidad e inocencia. En la obra, el matrimonio de Flora y Leo lleva tres meses afincado en Barcelona. El marido se gana la vida dando clases de inglés, extenuantes y mal pagadas, que apenas le dejan tiempo libre; aburrida como una seta, la esposa, que no habla ni papa de castellano ni catalán, se lía con un expatriado británico, un tal Parker, un escultor algo crápula que acaba casándose con otra.
‘Pájaros en jaulas diminutas’ poco tiene que ver con el estilo habitual de la Comyns, con esa atmósfera gótico-macabra entreverada de comicidad e inocencia
Flora repara a menudo en las pequeñas jaulas con pájaros cantores que cuelgan tanto en los quioscos de La Rambla —hoy desaparecidos, ‘alas’— como en las ventanas, balcones y azoteas de la ciudad. Jaulas que también representan la desesperación de una mujer atrapada en un ático asfixiante del Eixample y en la relación con el escultor, convertida en una cárcel.
Bastante autobiográfica
Ignoramos si la escritora echó alguna cana al aire en la Ciudad Condal pero la novela resulta bastante autobiográfica. Al menos es lo que se deduce tras la lectura de ‘Barbara Comyns: a savage innocence’ (Manchester University Press), de Avril Horner, la gran biografía aparecida hace unos meses en el Reino Unido y que al fin desentraña el misterio de los 18 años que vivió en España la autora de ‘Y las cucharillas eran de Woolworths’.
Tras una breve estancia en Ibiza, que inspiró otra novela no traducida (‘Out of the red, into the blue’), Comyns y su segundo marido, Richard Strettell Comyns Carr, se trasladan a Barcelona. Primero, alquilan un ático en la esquina de las calles Balmes y Rosselló. Luego, se mudan a Sant Cugat; después, a La Floresta, a una casa que se asomaba "a un nogal y un viñedo, sus cepas achaparradas, negras y retorcidas como bigotes de Dalí". Para recalar de nuevo en la capital, donde compran un piso en la calle de Ferran Puig, en el barrio de El Putxet.
En la capital catalana escribió como una pantera. Descubrió el whisky DYC, las noches de jazz en la plaza Reial y la pintura de Antoni Tàpies. Le operaron de apendicitis y vivió la gran nevada de 1962
Comyns escribió como una pantera durante su estancia barcelonesa. Descubrió el whisky DYC, las noches de jazz en la plaza Reial y la pintura de Antoni Tàpies. En la ciudad la operaron de apendicitis. En la ciudad le pilló la gran nevada de 1962, que hizo carámbanos en las cañerías muy útiles para refrescar el brandy. Sacaba montones de libros de la biblioteca del Instituto Británico, donde pasaba largas horas leyendo prensa atrasada.
Richard, el marido, daba clases de inglés, ataviado de tweed y con zapatos de charol, ocupación que poco a poco fue abandonando para colaborar con ‘The Daily Telegraph’ y ‘The Economist’. La volátil España del desarrollismo ofrecía crónicas muy interesantes. En realidad, la biógrafa da por hecho que el periodismo le ofrecía cobertura para pasar información al MI6, el servicio secreto británico. El matrimonio era muy amigo de Graham Greene y de Kim Philby, el célebre espía que desertó a la Unión Soviética.
Los Comyns concluyeron su aventura española —18 años en total— en San Roque, Cádiz, en una finca llamada El Almendral que abandonaron el 17 de agosto de 1974, en parte empujados por la devaluación de la libra esterlina. Una vida la mar de novelable.
'Barbara Comyns: a savage Innocence'
Autora: Avril Horner
Editorial: Manchester University Press
372 páginas. 39,85 euros
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