Música y arte
La Movida busca su museo: una asociación reclama un espacio estable en Madrid
Un colectivo que cuenta ya con más de 200 miembros y el apoyo de muchos nombres clave de aquella época ha presentado un manifiesto y está en negociaciones con diferentes administraciones para llevar a cabo el proyecto

Un grupo de punkis en la puerta de un local madrileño en 1985. / EFE

La idea de crear un Museo de la Movida en Madrid ha dejado de ser un comentario recurrente en ciertos círculos para convertirse en una iniciativa organizada. El pasado miércoles, en la sede de la SGAE, una asociación recién creada presentó un manifiesto para reclamar una institución estable que explique aquel fenómeno cultural que cambió el pulso creativo de la capital y de España a comienzos de los ochenta y conserve su legado. La plataforma, promovida mayoritariamente por jóvenes profesionales vinculados con la comunicación y la cultura que no vivieron aquella época pero en conexión con muchos de sus protagonistas, suma ya alrededor de 200 miembros y se propone actuar como motor social y cívico para que el proyecto no vuelva a quedarse en promesas como las que a veces ha realizado algún político.
"Venimos del ruido y del silencio, de la censura y de la euforia, de los cuerpos que bailaron para sobrevivir. Somos herederos de quienes hicieron de la libertad su forma de arte. De aquel pulso que, en medio del desencanto, encendió una ciudad dormida y la convirtió en vida. Revindicamos el valor de lo que fue: la osadía del gesto, la alegría frente al miedo, la rebeldía que no pedía permiso", se puede leer en el arranque del manifiesto, redactado con un marcado tono poético.
Carlota Casado, presidenta y principal promotora de esta Asociación de Amigos para la Creación de un Museo de la Movida Madrileña (AACMM) y con una larga trayectoria como decoradora en el equipo de Pedro Almodóvar, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que la idea surgió por su cercanía con artistas de esa generación y de constatar que sigue habiendo "un déficit de información y una obra muy desperdigada" en todo lo relativo a la Movida. La asociación pretende ordenar ese legado, dotarlo de un relato accesible y encontrar un lugar donde preservarlo y darlo a conocer. "Nos han dejado una herencia de diversidad y apertura social. No puede diluirse ni quedar como si solo hubiera sido una fiesta", resume.
Una cosa que dejan muy clara sus miembros, ya desde el propio manifiesto, es que el proyecto no se puede reducir a una mera celebración del pasado, sino que debe conectar con un presente en el que se vuelven a divisar ciertas nubes en el horizonte que recuerdan a las que disipó aquella explosión cultural. Por eso hablan de "reactivar su energía fundacional: la mezcla de libertad, creación y audacia que floreció contra la oscuridad. No se trata de nostalgia, sino de una práctica viva que puede inspirar nuestra manera de estar hoy en el mundo, cuando desde todas las esquinas se intenta extender un miedo neutralizante".
Consideran también sus promotores "que este movimiento merece ocupar su lugar en la historia del arte, así como lo ocupan la Nouvelle Vague, la Bauhaus, o La Factory de Andy Warhol, que llevan la impronta de sus culturas igual que por La Movida corre la sangre española". Por eso, dicen, "aprovechando el creciente interés que despierta en países como Francia, Italia o Japón, resulta fundamental difundir la Movida más allá de nuestras fronteras".
De García-Alix a Mariné
La presentación del pasado miércoles congregó a nombres propios de distintas vertientes de la Movida y su entorno. Entre los asistentes estaban el artista Guillermo Pérez Villalta, los fotógrafos Alberto García-Alix y Miguel Trillo, el editor y galerista Borja Casani, el cineasta Alfonso Albacete y el músico y activista cultural Paco Clavel. El diseñador Óscar Mariné leyó el manifiesto en la introducción del acto. Hace unos meses, desde el colectivo ya se habían aportado algunas piezas, como trajes de la diseñadora Lisa Bracci, otra de las fundadoras de la asociación, y fotografías de Trillo, a la exposición que la SGAE dedicó a este movimiento cultural, una pequeña muestra del tipo de materiales que ahora aspiran a reunir de forma estable.
En lo institucional, la asociación ya está en conversaciones con el Ministerio de Cultura y la Dirección General de Bellas Artes. Las primeras impresiones son buenas: Casado dice que el ministro ha mostrado interés y el siguiente paso, ahora que la asociación ya ha sido presentada en público, será volver a reunirse pronto. La vocación es cooperar con las diferentes administraciones para concretar el proyecto y asegurar su viabilidad. Hay ideas sobre posibles ubicaciones, todas en el centro de Madrid, pero por el momento prefieren no decir cuáles mientras se avanza en el diálogo con las instituciones.
Lo que proponen es la creación "de un espacio vivo, participativo, donde se reúnan archivos, exposiciones, pintura, fotografía, música, cine, moda y testimonios de quienes fueron protagonistas". La transversalidad es un elemento imprescindible porque, como explica Casado, "en la Movida todos hacían de todo". Además, y por esa otra mirada hacia el presenta ya mencionada, quieren también que en ese futuro espacio "se fomente el espíritu creativo de las nuevas generaciones con talleres, exposiciones, coloquios, conciertos, eventos… Un lugar de encuentro, reflexión y celebración de la cultura libre". Por ahora no se explicita de dónde procederían sus fondos, pero se entiende que fundamentalmente de los propios creadores o de colecciones privadas.
La iniciativa llega, además, como respuesta a anuncios políticos que nunca cuajaron. Los promotores recuerdan comentarios de responsables culturales autonómicos y municipales en el pasado, pero admiten que, sin una base social organizada, esos intentos se diluyen. De ahí el paso de constituirse como asociación, con perfiles diversos: en el equipo fundacional está un productor ejecutivo de cine como Diego Betancourt, profesionales de la comunicación cultural como Custodio Pastor y Enrique Llamas, este también escritor, y el abogado y activista en derechos LGTBI Manuel Ródenas, entre otros.
El museo que proponen apunta a ser un espacio vivo que permita comprender por qué la Movida sucedió donde y cuando ocurrió, cómo contribuyó a cimentar libertades estéticas y sociales, y qué reverbera hoy de aquel impulso. Crear memoria, pero sin embalsamarla. "O hay un motor social detrás o se queda en promesa", dicen. El motor ya está en marcha; queda por ver si las administraciones, a partir de ahora, acompañan el viaje con presupuesto, sede y calendario.
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