Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Estreno de cine

Jean-Pierre y Luc Dardenne: "La clase trabajadora sufre el síndrome de Estocolmo"

En la película más luminosa que dirigen en mucho tiempo, ‘Recién nacidas’, los hermos belgas dividen su mirada entre cinco mujeres adolescentes que viven en un refugio para madres jóvenes y luchan por hacer lo correcto para sus bebés y para sí mismas

Los hermanos Jeanne Pierre y Luc Dardenne durante la presentación de la película 'Recién Nacidas’ en la Seminci 2025, en el Museo Patio Herreriano, esta semana en Valladolid.

Los hermanos Jeanne Pierre y Luc Dardenne durante la presentación de la película 'Recién Nacidas’ en la Seminci 2025, en el Museo Patio Herreriano, esta semana en Valladolid. / Photogenic/Pablo Requejo / Europa Press

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A lo largo de las tres décadas que llevan contemplanso a quienes luchan por sobrevivir en los márgenes de la sociedad, los hermanos belgas no solo han alcanzado un lugar destacado entre los cineastas más aclamados del mundo -después de todo, han ganado la Palma de Oro del Festival de Cannes en dos ocasiones-, sino que también han convertido el apellido compartido en sinónimo de un método artístico basado en la autenticidad, la economía formal y argumental y el manejo preciso del ritmo narrativo. En ‘Recién nacidas’ depositan su mirada en adolescentes que viven en un refugio para madres jóvenes y luchan por hacer lo correcto para sus bebés y para sí mismas.

¿Por qué son la maternidad y la infancia asuntos tan recurrentes en su cine?

LD: Son conceptos que suelen ir de la mano, ¿no es así? En todo caso, es cierto que en nuestras películas hemos hablado mucho de la infancia, pero esta es la primera que centramos en el mundo de los bebés.

JPD: En parte, acostumbramos a contemplar la realidad a través de los ojos de los niños porque ellos son los más débiles de la sociedad, los más excluidos y explotados. Y el sufrimiento de un niño es intolerable se mire como se mire, esa verdad no admite matices ni diferencias ideológicas.

¿En qué se inspiran el puñado de historias que componen ‘Recién nacidas’?

JPD: Nuestra intención inicial fue contar una única historia centrada en una madre adolescente que no siente nada por su bebé. Sin embargo, al visitar varios hogares de acogida para chicas en esa situación con el fin de documentarnos, nuestros ojos se abrieron tanto a sentimientos como la soledad, la desesperación y el desvalimiento como a actitudes de sororidad, colaboración y apoyo mutuo. Nos dimos cuenta de que esos refugios nos estaban pidiendo que contáramos su realidad.

Los hermanos Dardenne con parte del elenco de su película: Janaina Halloy, Lucie Laruelle y Elsa Houben, en Cannes.

Los hermanos Dardenne con parte del elenco de su película: Janaina Halloy, Lucie Laruelle y Elsa Houben, en Cannes. / MIGUEL MEDINA / AFP

Es una de sus películas más luminosas y optimistas...

LD: Sí. Plantea situaciones de pobreza, de abandono, de adicción y de abusos, pero mantiene un tono esperanzador. Desde el principio quisimos asegurarnos de que cada personaje fuera capaz de encontrar un camino a través del que mejorar sus condiciones de vida.

JPD: Y nos pareció necesario prestar atención a la inestimable ayuda que esas jóvenes reciben de los profesionales que trabajan en esos centros de acogida, y que les ofrecen un apoyo no solo logístico sino también psicológico y emocional. Las instruyen sobre cómo bañar al bebé, cómo vestirlo, cómo darle el pecho, cómo calmarlo cuando llora o siente dolor y cómo mantenerse fuertes mientras hacen todo eso. Literalmente, las enseñan a ser madres.

Necesitan la protección del Estado, pero están dispuestos a ir en contra de sus propios intereses para favorecer los de aquellos que abogan por eliminar el Estado

¿Puede entenderse el retrato que ‘Recién nacidas’ hace de esos centros como una reivindicación de un tipo de asistencia social que está cada vez más amenazada en todo el mundo?

LD: A decir verdad, esa no fue nuestra intención primordial al hacer la película. Nuestro cine siempre parte de la voluntad de acercarnos a perfiles de personajes que suelen ser ignorados por la sociedad y hacer justicia a su existencia. Aunque, por supuesto, hacer eso inevitablemente conlleva una toma de postura política.

JPD: Es obvio que la película refleja nuestra opinión sobre el progresivo desmantelamiento en todas partes del sistema de ayudas y servicios públicos. Una sociedad no puede considerarse como tal si no garantiza el acceso de la gente a la sanidad y la educación, y si en lugar de trabajar por el bien común se mantiene al servicio del sistema capitalista.

¿Por qué creen que, en líneas generales, la destrucción del Estado del bienestar se está asumiendo con tanta naturalidad?

JPD: La clase trabajadora sufre el síndrome de Estocolmo. Necesitan la protección del Estado, pero están dispuestos a ir en contra de sus propios intereses para favorecer los de aquellos que abogan por eliminar el Estado. Y, por disparatado que parezca, tiene una explicación. Después de todo, quien ahora abandera el sentimiento de rebelión contra la élite que siempre definió al movimiento obrero es la extrema derecha. Y para no apela a la solidaridad, sino al odio.

LD: La clase trabajadora se siente engañada y menospreciada por los líderes políticos que les prometieron el progreso, y han encontrado en el odio una forma de protestar contra ello. Sobre el papel, ese tipo de discursos basados en la intolerancia y la mentira no deberían tener cabida en las sociedades modernas y supuestamente democráticas, pero su triunfo no surge de la nada.

Por su forma de contemplar a los marginados de la sociedad, ustedes se cuentan entre los cineastas más influyentes de las últimas tres décadas pero, ¿cuáles dirían que fueron las fuentes de inspiración de su método?

LD: Cuando éramos niños, nuestro padre pertenecía a un movimiento social cristiano y a través de él ayudaba a los pobres de nuestro pueblo y de localidades cercanas, y mi madre también era una mujer extremadamente generosa. Recuerdo que, a la hora de comer, en la mesa siempre había sitio para cualquier vecino que tuviera hambre, y en más de una ocasión acogimos durante días a niños del barrio procedentes de familias necesitadas. Nuestra manera de contemplar el mundo es consecuencia directa de la educación que recibimos.

Suscríbete para seguir leyendo