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Entrevista

Oriol Pla, nominado a los Emmy Internacionales por 'Yo, adicto': "Es bonito que algo hecho en Barcelona llegue a la otra punta del mundo"

Hablamos con el primer actor catalán nominado a estos premios, un veterano del teatro y de la pantalla que se ha marcado todo un tour de force en la serie de Disney+

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El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona.

El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona. / Elisenda Pons

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

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¿Qué pensó cuándo supo de la nominación?

Estaba rodando con Javi [Giner] en Bilbao. Habíamos tenido un día muy complicado y, de golpe, ostras… Pensé que era bonito que algo hecho en Sant Iscle de Vallalta y Barcelona hubiera llegado a gente de la otra punta del mundo y que esa gente quisiera reconocerte desde allí. Las cosas pueden viajar.  

¿Es un seguidor del universo de las series en general? ¿Incluso, no sé, un gran conocedor de los Emmy? 

Conocedor de los Emmy, no, pero sé lo que son, claro. Sí que es verdad que, como los Oscar, al final son premios que da una academia… Y siempre he intentado no dar mucho valor a eso de premiar a las artes, aunque sea algo que el ego agradece. En las series estaba más metido hace un tiempo, más al principio de esta última época, cuando salieron 'Los Soprano', 'A dos metros bajo tierra' o 'The wire'. Últimamente no tanto. Cada vez me interesan más las miniseries y, sobre todo, las películas, el acto poético de reducirlo todo a un tiempo determinado.  

El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona.

El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona. / Elisenda Pons

Un personaje como el de 'Yo, adicto' requiere de una entrega y una generosidad radicales por parte del actor. ¿Era eso precisamente lo que le atraía?

Fueron varias cosas en realidad. Por un lado, estaba la temática. O el hecho de que el proyecto traspasaba el mero hecho de hacer una serie y tenía una voluntad sanadora. La entrega estaba alineada con ese valor. Y a mí, personalmente, me encantan los retos. 

Es un trabajo muy físico, en el que el cuerpo habla tanto como el rostro. Por el constante frenesí del protagonista y, después, las repercusiones de sus adicciones. Algo que debía atraerte, si nos fijamos, por ejemplo, en algo como su espectáculo de creación 'Gola', con ese elemento tan físico también. 

A ver, se actúa con el cuerpo, no se actúa con nada más. Me hace gracia que me llamen actor 'físico' porque me digo: "A ver, los demás también son físicos". Sí que es cierto que yo vengo de una escuela mucho más física, de una herencia más de Lecoq o un teatro que bebe más de la calle. Siento un gran amor por la artesanía de la expresión corporal y siempre me apoyo en ello.  

El culmen de esa parte física debe ser su baile desnudo al son del 'Benvolgut' de Manel. ¿La considera un momento cumbre de su carrera? ¿O, como mínimo, un hit emocional?  

No, hit no… Fue una escena placentera de hacer porque explicaba un camino emocional sin texto. Que me permitía bailar y hacer un arco emocional desde la danza. El imaginario era quizá más de Javi que mío, referentes de películas, un poco de Liza Minnelli, un poco de Bob Fosse… Dejé que eso se filtrara, pero hicimos la coreografía con [el coreógrafo, bailarín y actor] Guillermo Weickert, que, de hecho, fue la primera persona que me habló del libro cuando girábamos juntos con la compañía de circo Baró d'Evel. 

¿Le dio Giner muchas indicaciones de cómo debía reaccionar, moverse o actuar, o al contrario, le dejó construir su propia versión de él mismo? 

Me dirigió muchísimo, pero me dirigió confiando en mí y dándome mucho espacio, algo que también es dirigir. Hablamos mucho, mucho, mucho, pasamos mucho tiempo juntos… Y lo que vimos fue que no hacía falta hacer una imitación. Me debía acercar al personaje sin abandonar mi autonomía y mi soberanía. Yo estaba haciendo, simplemente, un Javi. Hay cosas que son idénticas a él. Pero, a la vez, hay cosas que son idénticas a mí. Y también otras que son una mezcla de uno y otro, que era nuestro objetivo. Era un poco: "Si tuviésemos un hijo tú y yo, ¿cómo sería?". 

A algunos actores no les apetece caer mal, pero aquí usted, durante varios episodios, interpreta a alguien de quien cuesta, digamos, apiadarse. 

Es un reto caer mal a la gente y, a la vez, conseguir que quiera saber qué te pasa. Era una apuesta. Era importante porque se trataba de explicar a una persona gilipollas, déspota, difícil, airada… Cómo eso era una mascara y era la consecuencia de una enfermedad. Era importante explicar el monstruo en que se convierte una enfermedad no tratada. 

El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona.

El actor Oriol Pla, nominado al Emmy Internacional por su papel en 'Yo, adicto', el 22 de octubre en Barcelona. / Elisenda Pons

En un principio, es fácil decir "no me identifico nada con esta persona", pero conforme avanza la acción, te das cuenta de que sus carencias y su historia no son tan distintas de las tuyas o de las de muchos. 

El espectador piensa que le explicarán la historia de un adicto y se distancia pensando "yo no soy uno de esos". Poco a poco, las capas van cayendo y, hacia la mitad de la serie, ya se acerca mucho más a ti. Las capas más nucleares, psicológicas, emocionales, sociales, nos atraviesan a todos. Somos hijos de una sociedad adictiva. De un mundo donde tu estatus depende de lo agresivo que seas. De una farmacología que te vende la solución rápida, esa que queremos por estar abonados a un ritmo de trabajo impuesto por el capitalismo; no podemos parar nunca y queremos las cosas ya. Todo nos empuja un poco a la psicosis.

¿Hubo algún personaje anterior de su carrera que le preparara para esto?

Puede que la serie 'El día de mañana', por el simple hecho de hacer un papel protagonista de seis capítulos, de seis horas de ficción. La experiencia de saber a qué tipo de rodaje, de espacio profesional y laboral tenía que responder. Eso me sirvió, desde luego. Aunque a nivel interpretativo me ha ayudado todo mi viaje en el teatro, la danza, el circo… Todo me ha ayudado de algún modo. Por ejemplo, sé trabajar un monólogo porque hice uno de hora y media durante ocho años en el teatro ['Ragazzo']. 

Se trataba de explicar a una persona gilipollas, déspota, difícil, airada; cómo eso era una mascara y era la consecuencia de una enfermedad

¿Qué le gustaría que extrajera el espectador de esta serie? Sus lecciones, que son valiosas, parecen extrapolables a muchas clases distintas de crisis personal. 

[largo silencio]. Me gustaría que cada persona extrajera lo que más le ayude. Pero hay una escena en concreto que me parece relevante en la pieza. Se habla de ese momento en que no estás en un lugar feliz y quieres ir a otro sitio. Estás caminando hacia allí, pero cae la noche, en mitad del desierto, y no ves absolutamente nada del camino… Pierdes la confianza en ti mismo. No sabes si volver. Estás en tierra de nadie. Avanzar es aún más doloroso, si cabe, que volver atrás. Has de tener la confianza, atravesar el bosque porque al otro lado hay un regalo. Al otro lado estás tú. 

Acaba de terminar el rodaje de la película 'Esta soledad', de nuevo dirigido por Javier Giner. ¿Qué puede contarnos de este trabajo? ¿Es muy distinto el personaje? 

Hemos intentado sorprendernos a nosotros mismos y buscar un personaje y una manera de interpretarlo diferentes de la experiencia que hemos tenido. Nos apetecía probar otra cosa y pasarlo bien. Por lo demás, creo que es una película muy visceral y emocional, pero a la vez muy seca y muy dura. Es la historia de una gente que está intentando tirar hacia delante, pero que no tiene el tiempo ni la habilidad para transitar ese momento de una manera sana y constructiva. 

Están formando, o eso parece, una especie de familia artística. Porque en la película también repiten Marina Salas, Itziar Lazkano…

También gente del equipo técnico, como Judith Imbernón de maquillaje, o Roberto Bra en el montaje. La relación artística es una relación humana, y si te llevas bien con la gente es normal querer seguir construyendo. Con ello descubres un poco más de estas personas y descubres dónde podéis llegar conjuntamente. 

¿Qué proyectos tiene por delante? 

Bueno, de momento, la gira de 'Gola' [que pasa el día 25 por Viladecans, el 26 por Terrassa, el 31 por Castellón y el 1 y 2 de noviembre por Valencia] y poco más. Estoy valorando futuros, pero nada que pueda decir. Llevo desde junio sin parar de trabajar: hice la obra 'Travy', dirigí la microópera 'Estètica i massacre' en el Liceu, comencé el rodaje de la peli… Ahora es momento de parar un poco, que también vale la pena. 

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