Crónica
Duki, un generoso diablo con las llaves del Sant Jordi

Duki, durante su concierto en el Sant Jordi celebrado este 24 de octubre. / Zowy Voeten

Si Barcelona se ha convertido en una comodísima segunda residencia para esa gran familia de artistas argentinos de nueva generación es, en gran parte, porque Duki repartió copias de las llaves. Ese papel de sereno le pertenece, pues, a este rapero de nombre impreso Mauro Ezequiel Lombardo (29 años), como justo abanderado de su país a través de una leyenda construida y ganada en las plazas de Buenos Aires. La excusa que le traía anoche al Palau Sant Jordi, abarrotado, claro, era su discontinuo último disco, ‘Ameri’, que aprovechó para repasar en un primer bloque de un concierto que empezó tan encendido como el escenario, constante en las llamaradas, a raíz de ‘Nueva era’, tema que hizo que el suelo quemara y fuera imposible mantener los dos pies en el pavimento.

Concierto de Duki en el Palau Sant Jordi / Zowy Voeten
En una etapa de canciones más melódicas y especialmente arraigadas en el tormento de la estrella (“la fama me pasó por arriba como un tren”, canta junto a la barcelonesa Lia Kali en la alineada ‘Constelación’), Duki se mostró repetidamente agradecido de haber podido llegar a ese estado de conciencia y de paz mental al que ha llamado ‘Ameri’ (“¿cómo no sentirse bien con todo lo que me ha dado la vida?”). Una nota al pie: cuando hacer un concierto en el Santiago Bernabéu era un hito y no un milagro, él fue uno de los primeros en hacerlo. “Gracias por quererme, por aceptarme en su casa”, dijo antes de rememorar su primera vez, en 2018, y las posteriores en la capital catalana y agradecer a todos, absolutamente todos, los implicados que hacen posible que un evento como este se celebre.
“Modo diablo” y 'rockstar'
Con distinta disposición escénica a la que presentó dos años atrás (dos llenos en el Sant Jordi entonces), pero también con banda para ahuyentar a los inquisidores de los instrumentos en los escenarios, y lucir ese porte de ‘rockstar’ que también tiene, Duki se dirigió hacia donde le esperaban sus seguidores: al trap, al “modo diablo”. El suelo abrasó de nuevo, y botar pareció la única manera de sobrevivir, desde lo reciente (‘[Free] 5202 Type Beat’), el éxito colaborativo (‘Sin frenos’, con Eladio Carrión) o clásicos chutes de adrenalina como ‘Goteo’ o ‘Malbec’.

Concierto de Duki en el Palau Sant Jordi / Zowy Voeten
Pausó el 'show' antes de encarar el tramo final por la vía acaramelada (‘Antes de perderte’, ‘No me llores’) y regresó a lo frenético, con una parte final acelerada por bajos oscuros, a través de algunas de sus piezas más endemoniadas, en la que sobresalió ‘Hitboy’, pero esa canción quedó en cosquillas por el arreón de fuerza final bajo el mandato de temas como ‘She don’t give a Fo’, ‘Givenchy’ y la definitiva ‘Hello cotto’. Tras el alboroto, nadie le dijo adiós, porque Duki puede volver cuando quiera. Tiene las llaves.
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