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Diva de la canción

Paloma San Basilio: "'Juntos' es vivir, disfrutar, compartir y tener un punto de libertad que hoy cada vez escasea más"

La intérprete actúa el miércoles próximo en el Palau de la Música, dentro de su gira de despedida como cantante, ‘Gracias’, mientras prepara su paso al teatro como protagonista de ‘Dulcinea’, de Juan Carlos Rubio

Paloma San Basilio, en una imagen promocional.

Paloma San Basilio, en una imagen promocional. / EL PERIÓDICO

Jordi Bianciotto

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Barcelona
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Hace diez años que Paloma San Basilio no ofrece un concierto en Barcelona, y vuelve ahora para despedirse: su gira ‘Gracias’, que recalará el miércoles en el Palau de la Música (Festival Mil·lenni), brinda un último reencuentro con su repertorio, y para ella supone dejar atrás el vaivén de los ‘tours’, “complejos y con mucha gente envuelta”, situaciones que, apunta, ya no le aportan mucho. “Además, hay que irse de un sitio cuando estás bien, no porque ya no puedas más”.

Hablar de cansancio de los escenarios es impreciso, ya que estos días emprende ella una nueva etapa preparando su papel protagonista de la obra teatral ‘Dulcinea’, de Juan Carlos Rubio, que se estrenará el 3 de diciembre en el Teatro Olympia, de Madrid. “Un trabajo duro, con mucho monólogo, pero me permite crecer en otra dirección y seguir aprendiendo. Es bueno cerrar ciclos y yo soy muy aventurera y no me gusta quedarme quieta”, explica a este diario. Ya sea para cantar o para teatralizar, el escenario “es un espacio mágico, donde todo es posible”.

Pero, en la gira ‘Gracias’, el foco está en esas cinco décadas de trayectoria discográfica, un catálogo que proyecta a una intérprete con aptitudes para moverse de un género a otro, recalando a gusto en la canción melódica con carácter y en los repertorios latinos. Pero, en sus inicios, ¿no trató de seguir la pista de voces afroamericanas, como Roberta Flack? “Siempre me atrajeron las voces rotundas”, subraya. “La primera, Lola Flores, y luego, Dionne Warwick, Aretha Franklin... He oído mucho a las grandes voces del soul y del jazz, tan raciales, que son gargantas distintas”.

Giros en el camino

En ‘Contigo’ (1977) flotaba una sensualidad afín al ‘sonido Filadelfia’ y a la ‘disco-music’ más aterciopelada. ¿Por qué no siguió ese camino? “Es el problema de no componer. Yo hacía muchos conciertos, pero no vendía discos, y entonces la compañía comenzó a dirigirme. Cantaba de todo, lo que me ponían por delante, y me fui un poco hacia la música italiana, que a lo mejor no era la que yo hubiera desarrollado”, explica. “Pero yo estaba empezando, era mamá, tenía que sacar adelante a mi familia, y canté algunas cosas que a lo mejor no habría tenido que cantar nunca”.

Bajo el influjo italiano estuvo la pieza que ha resultado ser más popular de su repertorio, ‘Juntos’ (1981), con música de Gianni Gastaldo (que en aquellos años compuso también para Ana Belén, Massiel y Bertín Osborne) y una letra de Luis Gómez-Escolar en la que asociaba una relación romántica efervescente a pequeñas transgresiones como “andar a saltos entre el tráfico”, “colarnos juntos en el autobús” y ‘cruzar en rojo los semáforos”. Se la acusó de promover el incivismo. “Es una pequeña gran canción que ha atravesado generaciones y ahora la cantan en fiestas de fin de curso y en todo tipo de celebraciones”, destaca con asombro. “Representa vivir, disfrutar, compartir y tener un punto de libertad que hoy cada vez escasea más, porque estamos cada vez más condicionados por las modas, el postureo y lo que los demás piensen de ti. Es terrible, pero veo que cada vez hay una mayor tendencia al aborregamiento”.

La alianza con Calderón

Su papel en ‘Evita’ y el tema central ‘Lo llores por mí, Argentina’ representaron otro punto álgido que solidificó su popularidad en los 80, década en la que estableció un fértil tándem con Juan Carlos Calderón, que le compuso y produjo álbumes enteros. “Para mí, el compositor más importante en español, y un pianista de jazz impresionante. Cuando tenía que poner voz a sus bases, yo decía: ‘pero si ya está precioso así, ¿para qué voy a cantar yo encima?”, recuerda. Suya fue ‘La fiesta terminó’, apuesta de TVE en Eurovisión-85. “Recuerdo el festival como una experiencia un poco surrealista. Una vorágine con mucha presión. Fue interesante, pero no creo mucho en los concursos. La música no es una carrera de caballos”.

Cinco años después, en 1990, compartió con Plácido Domingo un concierto plasmado en el doble en vivo ‘Por fin juntos!’. Sobre el tenor, envuelto desde hace unos años en señalamientos por acoso sexual, indica que su relación fue “absolutamente impecable”, que fue “un caballero” y que trabajar con él “es una delicia, porque siempre se ocupa de que tú luzcas, por encima de él, algo que no abunda”. Añade con contundencia: “odio la cancelación” y “los juicios paralelos”, y completa la respuesta apuntando que “cualquier mujer que se haya sentido ofendida, vejada, agredida, acosada, merece todo mi respeto y mi apoyo, venga de donde venga la agresión”.

En su discografía hay canciones legibles en clave feminista, desliza, caso de ‘Beso a beso... dulcemente’ (1978). “Le vetó la junta militar en Argentina. Decían que incitaba el adulterio. Yo he cantado canciones muy feministas cuando nadie las cantaba, y tengo muchas seguidoras mujeres”, destaca. Muchas estarán en el Palau, donde Paloma San Basilio se reencontrará con un público que combate el olvido exprés y la aceleración de los tiempos. “Estamos en una época exponencialmente rápida, ¿no? Cuando empecé, salías en TVE y aquello duraba y aguantaba más”, cavila antes de despedirse del periodista con un motivo muy inhabitual tratándose de una alta figura. “¡Me tengo que poner a estudiar para la obra de teatro! Como cuando estaba en la facultad. Para que tú veas, ¡nunca es tarde!”.

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