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La caja de resonancia

La música sube y, por tanto, los precios también lo harán

Conciertos y macrofestivales superan las cifras pre-pandemia, a diferencia del cine, el teatro y las artes escénicas.

Michael Rapino, CEO de Live Nation, dice que las entradas son demasiado baratas

Concierto de Bruce Springsteen el año pasado en Barcelona

Concierto de Bruce Springsteen el año pasado en Barcelona / ZOWY VOETEN

Jordi Bianciotto

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Barcelona
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La percepción de que la música en directo ha subido de escala tiene nuevos números concretos a los que remitirse: es la única manifestación cultural realizable fuera del ámbito doméstico que ha superado los números de 2019, antes del covid-19, en llamativo contraste con las remontadas mucho más pausadas del teatro, las artes escénicas y el cine. En recaudación, la música popular alcanzó los 719,87 millones frente a los 405,83 de aquel año. Hasta la clásica sube: de 47,77 a 47,87 millones.

Lo indica el Anuario SGAE 2025, que viene a decir que la música, más allá de su valor cultural, o de la discusión sobre su conversión en entretenimiento, es un objeto industrial con un relevante peso económico. Los macrofestivales siguen trepando, si bien puede sorprender comprobar que la cifra de asistencia (33,9 millones de espectadores) esté por debajo del pico situado en el lejano 2008 (35,6). Tiempos en que, por primera vez, se hablaba de la célebre burbuja, que, vista ahora, consistió en una explosión de oferta que se moduló en los siguientes años (para volver a crecer). También la música grabada aumenta, y las suscripciones de 'streaming' de pago ya son el 48% en la franja de 20 a 24 años.

Una liga distinta

La música representa una liga distinta a cualquier otra expresión escénica. La grabada, casi gratuita, por su dimensión universalizada a través de cualquier dispositivo con el que puedes decorar tu día a día sin la exigencia de prestarle una atención absoluta. El directo, porque ahora el concierto de la figura del momento ya no es un concierto, sino un evento, un episodio de tu vida, la 'experiencia' que camina en contacto con el culto a la celebridad y con tu lucimiento por "haber estado ahí", un efecto que siempre ha existido pero que ahora las redes magnifican.

A todo esto, Michael Rapino, CEO de Live Nation, declaró hace unas semanas que las entradas de los conciertos "están por debajo de su valor desde hace mucho tiempo", y comparaba el precio medio en Estados Unidos, 72 dólares (aunque en los estadios alcanzan los 128), con el de un partido de la NBA. "Intenta ir a uno de los Lakers por ese dinero... y, además, ellos juegan 80 partidos al año". La localidad media del Los Angeles Lakers se sitúa en unos imponentes 365 dólares.

Ahí pone la industria el acento, en la escasez de la música en vivo, en que la estrella pop solo ofrecerá, con suerte, unos pocos conciertos en tu ciudad, y hasta la próxima, tal vez dos o tres años después y, por tanto, debes valorarlo (y pagarlo). Y, sí, eso es exactamente lo que estamos haciendo.

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