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Arte

Hallan el retrato de Madame Kitty, la enigmática dueña del burdel más famoso del Berlín nazi

Urs Brunner y Julia Schrammel con el retrato de Madam Kitty Schmidt.

Urs Brunner y Julia Schrammel con el retrato de Madam Kitty Schmidt. / ODD ANDERSEN / AFP

EFE

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Berlín
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Durante el Tercer Reich, Madame Kitty dirigía el burdel más famoso de Berlín, un lugar donde el lujo y el espionaje se entrelazaban entre copas de champán y secretos de Estado. Ahora, décadas después, el retrato perdido de esta mujer enigmática —apodada la “Mata Hari nazi”— ha sido descubierto en la capital alemana y presentado a la prensa este jueves.

Instalado en el tercer piso de una elegante residencia del centro de la ciudad, el salón de Madame Kitty fue mucho más que un lugar de placer: entre 1939 y 1942, diplomáticos, periodistas extranjeros e incluso altos dignatarios nazis fueron espiados sin saberlo por las cortesanas que trabajaban para ella. Así lo recuerda Urs Brunner, nuevo propietario del cuadro y coautor, junto a Julia Schrammel, del libro 'El salón de Kitty'.

Ambos investigadores austriacos llevaban años tras la pista del retrato cuando una mujer berlinesa se puso en contacto con ellos: había comprado la pintura a un comerciante de segunda mano más de 25 años atrás, sin conocer su verdadero valor histórico. “Gracias a unas viejas fotografías sabíamos que el cuadro existía y que ya no pertenecía a la familia. Enviamos cartas a casi todas las casas de subastas y anticuarios de Berlín. Encontrarlo significa mucho para nosotros: apenas hay unas pocas imágenes de Kitty, y todas en blanco y negro”, explicó Schrammel.

La antigua propietaria, pintora y coleccionista, accedió a vender la obra por un precio simbólico, comprendiendo que el objetivo no era comercial. Brunner planea donar el retrato a un museo.

El cuadro, firmado por un misterioso “P. Fuchs”, carece de fecha y sigue rodeado de incógnitas. En él, Madame Kitty aparece con unos cuarenta años, aunque —según sus contemporáneos— siempre procuró aparentar menos. “No era una nazi convencida, sino más bien una especuladora y oportunista”, apunta Brunner. “No pertenecía al NSDAP y mantenía relaciones amistosas con judíos.”

Madame Kitty murió en 1954, sin haber sido procesada por sus actividades. Su vida, envuelta en glamour y sombras, sigue siendo uno de los capítulos más intrigantes del Berlín de guerra.

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