Crítica de 'Bagger Drama': el duelo y sus lugares

Segundo largo del director suizo Piet Baumgartner, 'Bagger Drama' cuenta cómo viven la pérdida de un ser querido tres miembros de una misma familia. También aborda cómo ese duelo pone sobre la mesa los dolores y los conflictos de cada uno y la fragilidad de los lazos por los que están unidos. Esas tres personas son un matrimonio y su hijo, un chaval en la veintena. La figura ausente es la hija y hermana, fallecida en un accidente. Y el universo por el que se mueven rotos de dolor es el negocio familiar, una empresa de excavadoras. Esto último, lejos de ser accesorio, es clave (desde el título).

En 'Bagger Drama” hay muchas decisiones de dirección y de puesta en escena enfocadas a plantear cómo vuelven a configurarse los espacios cotidianos, laborales, domésticos e íntimos cuando se sufre la dolorosa ausencia de alguien que solía transitarlos. Para Baumgartner esa idea es esencial, y la lleva formalmente al escenario más importante de sus vidas (casi más que su casa), el negocio familiar que los sostiene. En relación a esto último, hay una búsqueda muy interesante (y bastante peculiar) de la belleza en el movimiento, en el danzar de las máquinas, una bonita manera de contar cómo la tristeza y la melancolía de los personajes lo mueve todo. Esa estética llena de significado y en la precisión en la escritura del duelo de cada personaje son los puntos fuertes de la película de Baumgartner.

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