Homenaje

La Mostra de Venecia se rinde a Kim Novak y al vértigo de sus ojos verdes

La actriz, de 92 años, protagonista de obras clave de directores como Alfred Hitchcock, Joshua Logan, Billy Wilder, Richard Quine y George Sidney, recibirá el León de Oro honorífico en la próxima edición del festival

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Kim Novak, en 'Me enamoré de una bruja'

Kim Novak, en 'Me enamoré de una bruja' / EPC

Quim Casas

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Barcelona
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Siempre he pensado que con su negativa a seguir trabajando en el cine tras casarse con Rainiero de Mónaco, la actriz Grace Kelly le hizo un favor a Alfred Hitchcock. Porque este se había acostumbrado a tenerla en sus películas ('La ventana indiscreta', 'Crimen perfecto', 'Atrapa a un ladrón') y, al perderla, tuvo que buscar en otras intérpretes, siempre rubias y sofisticadas, aquello que Kelly le había dado, con lo que su obra se hizo más plural. Varias fueron esas actrices (Vera Miles, Eva Marie Saint, Janet Leigh, Tippi Hedren), pero ninguna tuvo el impacto de Kim Novak en 'Vértigo'.

También creo que Kim Novak era mucho mejor actriz de lo que generalmente se ha dicho y escrito. De recursos y registros limitados, no pretendía interpretar papeles que no fueran con ella y se movió con bastante elegancia entre la ligereza cómica y la severidad dramática. Ahora, a sus 92 años, recibirá el León de Oro del festival de Venecia en reconocimiento europeo a toda su carrera. Es un reconocimiento algo tardío, pero meritorio al fin y al cabo. Más teniendo en cuenta que la actriz de Chicago nunca gozó de las simpatías en forma de premios de la Academia hollywoodiense: no fue nominada al Oscar en ninguna ocasión. En 1997, el festival de Berlín ya le había concedido un galardón honorífico.

Relato macabro

Porque para trabajar con Hitchcock, Billy Wilder, Joshua Logan, Richard Quine, Otto Preminger y Robert Aldrich algo de talento debía de tener. Su cometido en 'Vértigo', por la fuerza de su papel y de la historia, por el macabro relato lleno de requiebros imposibles, por la fascinación que ejerce en James Stewart y por la visión órfica del moño con el que su personaje, Madeleine, recoge la melena rubia, ha dejado de lado otros logros tan o más importantes que su participación en el perverso y fetichista ecosistema del cine 'hitchcockiano'.

Kim Novak en "Vertigo". Cedida Paramount. EFE

Kim Novak, en una imagen de 'Vértigo'. / Paramount

Supo adecuarse al tono de comedia siempre cínica de Billy Wilder en 'Bésame, tonto', lidiando con un Dean Martin que se interpretaba a sí mismo como patético seductor. Destacó en dos filmes muy arriesgados para su época: 'El hombre del brazo de oro', de Preminger, una de las primeras películas de Hollywood que expuso de forma clara la adicción a la heroína, y 'Picnic', de Logan, retrato de las tensiones sexuales y bajezas morales en una pequeña localidad.

Trabajó en varias ocasiones con George Sidney, el hombre que había rodado fastuosos filmes de aventuras al ritmo del cine musical ('Los tres mosqueteros', 'Scaramouche'), y quien sería de los que mejor explotaría las cualidades de la actriz. En 'Pal Joey', un drama musical, la situó en uno de los vértices del explosivo triángulo sentimental conformado con Frank Sinatra y Rita Hayworth. Pero sobre todo sería 'Jeanne Eagels', recreación en blanco y negro y con guion de John Fante de la vida de una estrella de Broadway de los años 20, donde el binomio Novak-Sidney destacaría más. El director estuvo en el festival de cine de Barcelona en 1987, presentando con Ann-Margret una película que hicieron con Elvis Presley, y exhibió algunas de las fotografías que había realizado en sus muchos rodajes. Una de esas fotos de Sidney captura con precisión solo los ojos de Novak, en formato estrecho y también en blanco y negro. Unos ojos líquidos, una mirada esquiva, casi siempre ambigua, la mejor de sus herramientas para expresar todo tipo de personajes.

Bruja, adúltera, viuda

Pese a trabajar con tan buenos directores, el que mejor rentabilizó esa mirada, la engañosa voluptuosidad teñida de timidez, fue Richard Quine, hasta el punto de que Novak sería considerada la musa del director durante años. Hicieron juntos cuatro películas, y en al menos tres de ellas ofreció la actriz composiciones tan completas como las de 'Vértigo' o 'Picnic'.

Kim Novak. | efeGRA310. PRAGA, 19/03/2015.- La actriz estadounidense de origen checo Kim Novak, musa de Alfred Hitchcock en "Vértigo" y una de las leyendas de la época dorada de Hollywood, durante la inauguración de la XXII edición del festival internacional de cine Febiofest, en la que ha recibido hoy en Praga el premio "Kristian" por su trayectoria cinematográfica. EFE/Gustavo Monge KIM NOVAK, PROTAGONISTA DE "VÉRTIGO", RECIBE EN PRAGA UN PREMIO A SU CARRERA. CINE ACTRIZ

Kim Novak. | efeGRA310. PRAGA, 19/03/2015.- La actriz estadounidense de origen checo Kim Novak, musa de Alfred Hitchcock en "Vértigo" y una de las leyendas de la época dorada de Hollywood, durante la inauguración de la XXII edición del festival internacional de cine Febiofest, en la que ha recibido hoy en Praga el premio "Kristian" por su trayectoria cinematográfica. EFE/Gustavo Monge KIM NOVAK, PROTAGONISTA DE "VÉRTIGO", RECIBE EN PRAGA UN PREMIO A SU CARRERA. CINE ACTRIZ / EPE

En 'Me enamoré de una bruja' encarnó a la descendiente de una familia de hechiceros enamorada del personaje interpretado por James Stewart, aunque es un amor muy distinto al representado con el mismo actor en 'Vértigo'. En 'Un extraño en mi vida', con Kirk Douglas, dio naturalidad y credibilidad a un melodrama sobre la infidelidad. Y en 'La misteriosa dama de negro', con Jack Lemmon, supo moverse con elegancia en la ambivalencia de su personaje, una viuda sospechosa de haber asesinado a su esposo.

En 1969, cuando declinaba su estrella, protagonizó una discreta comedia de robos y atracos titulada 'The great bank robbery'. El distribuidor español seguro que pensó en Novak cuando decidió cambiar el título original del filme por el de 'Ojos verdes, rubia y peligrosa'. Lo primero y lo segundo son una certeza. Lo tercero, una duda, ya que pese a algunos papeles de 'femme fatale', Novak –que compaginó bien con el David Bowie de la decadente 'Gigoló' y llegó a aparecer en una veintena de episodios del culebrón televisivo 'Falcon Crest'– fue siempre menos peligrosa de lo que sus personajes aparentaban ser.