Entrevista
Victoria Szpunberg: "Nací en Argentina en medio de una dictadura brutal, mis padres y yo nos salvamos por los pelos. ¡Por cinco minutos!"
La autora y directora ha conectado con el gran público con 'La tercera fuga', último éxito del TNC en la Sala Gran y acaba de reponer en el Lliure de Gràcia 'L'imperatiu categòric', una ácida obra nominada a los Premios Max protagonizada por el camaleónico Xavi Sáez y Àgata Roca

Victoria Szpunberg, dramaturga y directora de teatro, retratada en el Lliure de Gràcia.


Marta Cervera
Marta CerveraPeriodista
Periodista de la sección de Cultura.
Especialista en danza, música y teatro.
Lleva toda la vida dedicada al teatro como autora, directora y profesora. Ganó un Max en 2013 con 'L'any que ve serà millor', una obra escrita con Marta Buchaca, Carol López y Mercè Sàrrias. El próximo lunes estará en la 28 edición de los Premios Max en el Teatro Gayarre de Pamplona, esta vez con una obra escrita en solitario, 'L'imperatiu categòric', en liza en las categorías de autoría teatral e intérprete femenina, que acaba de volver a la cartelera.
Lleva 25 años en el teatro pero mucha gente la ha descubierto con 'La tercera fuga'. ¿Cómo se lo toma?
'La tercera fuga' ha tenido un éxito impresionante en el TNC con el público en pie cada día al acabar la función. Las entradas se han agotado. Trabajo desde hace muchos años pero que tu frecuencia conecte con la del público requiere tiempo. Tal vez mi teatro antes no se entendía tanto como ahora. Me gusta verlo de esta manera. Una de las cosas más importantes para mí es conectar con el público. Pero ojo, debe haber un diálogo entre conectar y no traicionarte. Ahora mi frecuencia y la del público están conectadas y me hace profundamente feliz. Noto un reconocimiento y me llega en un momento en el que estoy muy ubicada porque llevo muchos años trabajando. Estoy contenta.
¿Qué les diría a los que acaban de descubrirla?
Pues que encantada de conocerles. Llevo desde muy joven trabajando en el mundo del teatro y ahora siento que por fin hago el teatro que siempre he querido hacer pero ahora tiene mayor más visibilidad. Esa es quizás la gran diferencia. Yo trabajo como lo he hecho siempre: haciendo el teatro en el que creo, el que quiero hacer. No siempre es fácil que llegue aquello en lo que tú crees pero ahora está pasando.

La dramaturga Victoria Szpunberg. / EPC
¿La veremos estrenar en importantes teatros privados? Se ha movido principalmente en el Lliure, la Beckett, el TNC....
En realidad tenemos pocos espacios públicos en condiciones, espacios donde se pueda trabajar bien y que tengan visibilidad. Y ocurre tanto en Barcelona como en Catalunya. El teatro privado está haciendo muy buen trabajo. Hay salas cuya programación no se diferencia demasiado de algún teatro público o muy subvencionado. He tenido conversaciones con teatros privados pero ya se verá porque depende mucho de las personas que tienen al frente, de sus miradas y sus objetivos empresariales. Falta que nos entendamos, solo eso.
Tengo conciencia del privilegio que supone haber nacido y estar viva"
Sus obras tienen mucho que ver con su vida. 'L'imperatiu categòric' partió de sus problemas para encontrar vivienda en Barcelona. Parte de una realidad, la ficciona y juega con ella con dos fantásticos actores: Xavi Sáez y Àgata Roca.
Escribo a partir del material que me ofrece la vida, tanto si son cuestiones íntimas como temas más generales pero también de conversaciones que oigo por la calle. Soy una persona bastante abierta y muy observadora. Pero en mis obras procuro no quedarme en el yo. Evito hacer obras estrictamente autobiográficas. Mi identidad no está en un primer plano en mis obras, intento que dialogue con la imaginación, con la fabulación. Busco abarcar algo más amplio, que no sea solo mi herida o mis problemas.
Siga, siga.
A mí, como a todos, me ocurren cosas. Hoy has llegado un pelín tarde por culpa de las obras que hay en Barcelona. Pues este sería un buen tema. Es algo que puede interesar a más personas. A mí me pasan cosas que tal vez no interesen a nadie, pero hay otras que detecto que le puede pasar a más gente. Y eso sí es un buen material.
¿Cuáles han sido para usted las tres obras más importantes que le han permitido avanzar?
¡Qué difícil! Ahora mismo, sin duda, 'La tercera fuga'. Es la obra que más me ha movilizado porque toca un tema personal doloroso que sin embargo he podido desarrollar desde un sitio tan lúdico como compartido, colectivo y vibrante. Además ha tenido una recepción ¡tan bonita y tan real!. No ha sido sofisticada, o un obra que solo comentan intelectuales. 'La tercera fuga' ha llegado al corazón de la gente. Que algo que tiene que ver con una herida íntima llegue a ser algo colectivo que toca a mucha gente es brutal. Además con una obra de más de dos horas. Ha sido un gran reto.
Y, ¿las otras dos?
¡Vaya compromiso porque amo todas mis obras!. Últimamente he hecho 'L'imperatiu categòric' y 'El pes d'un cos' que han funcionado muy bien. Todas tenían que ver con cosas muy íntimas. En 'El pes d'un cos' aparecía la mi hermana y la enfermedad de mi padre. Pero hay una obra que me ha ayudado muchísimo a descubrir el teatro que yo quería hacer que es 'La màquina de parlar'. Supuso una inflexión no en la aceptación externa de mi trabajo sino en la aceptación interna. Y ahí está la clave porque me dije: "este es el tipo de obra que quiero hacer". Es muy interesante que primero lo reconozcas tú y luego, el resto de gente. Si los otros te reconocen antes que lo hayas hecho tú misma es peligroso.

La dramaturga Victoria Szpunberg. / EPC
Pero no tuvo tanto éxito cuando se estrenó en 2007.
'La màquina de parlar' no tuvo el éxito que merecía y no lo digo desde la vanidad. Considero que las interpretaciones tanto de Sandra Monclús, que hacía un papel impresionante, como las de Marc Rosich y Jordi Andújar fueron brutales. Supongo que en su día no se acabó de entender del todo. Cuando la repusimos 10 años después fue mucho mejor. En su momento fue una obra muy innovadora y, de hecho, se ha traducido a más de una decena de idiomas y se ha estrenado en muchos sitios.
Es imposible prever cómo reaccionará el público.
También otra obra que disfruté mucho donde experimenté con formatos muy diferentes fue 'El meu avi no va anar a Cuba', la primera parte de la trilogía sobre la fragilidad de la memoria. En ella aparecía mi familia. ¡Estaba haciendo autoficción sin saber ni siquiera que eso existía! Experimenté mucho con la forma. Fue un montaje muy minoritaro pero muy celebrado. En Madrid fue muy bien. En él aparecía no solo el texto sino la coreografía y la música.
La dramaturgia catalana está en un buen momento pero yo me lo he currado mucho. Antes de mi generación había todavía menos dramaturgos, básicamente uno o dos que lo hacían prácticamente todo y vivían muy bien"
Esa integración de diferentes disciplinas le va.
Habrá quien diga que yo hago teatro de texto pero en realidad no concibo el texto como algo estancado o convencional. No es algo monolítico. Lo que me interesa es la coreografía del texto. Como tengo un pasado de bailarina, eso me ayuda a juntar esa parte más sensorial y coreográfica con la parte textual. Para mí el texto no es una cuestión conceptual porque tiene que ver con una cuestión escénica, rítmica, sensorial.
El próximo lunes acudirá a la ceremonia de los Premios Max en Pamplona con 'L'imperatiu categòric'. ¿Qué importancia le da a los galardones?
El mejor premio es tener trabajo. Pero los premios suponen un buen empujón y a todos nos gusta que nos halaguen y nos digan que lo estamos haciendo bien. Pero, sinceramente, el mejor premio es trabajar y estar conectada con lo que hago, poder vivir de esto y llevar a escena las obras que quiero hacer. Este es sin duda el gran premio.
Y a partir de ahora, tras haber triunfado en la Sala Gran del TNC, ¿qué será lo próximo?
El año próximo quiero descansar un poco. Haré dos proyectos más pequeños donde no estaré en primera línea. Y estoy preparando la posibilidad de volver a montar 'La tercera fuga'. Ojalá salga. A parte de eso me voy a dedicar a preparar textos y obras para la temporada que viene no, pero para la siguiente.
Soy una persona bastante abierta y muy observadora. Pero en mis obras procuro no quedarme en el yo"
Más allá de escribir teatro da clases en un montón de sitios. ¿Continuará con ellas?
Desde luego. Es algo que disfruto mucho. Estar en contacto con gente joven me estimula, me pone mucho las pilas. También me ayuda a entender mi presente, la actualidad. Me pone en riesgo y me obliga a formarme constantemente. Doy muchas clases, sí, pero también escribo mucho teatro y quiero dirigir más en el futuro. Tal vez clásicos, ya veremos. También me interesa colaborar con otros artistas. La próxima temporada haré una dramaturgia para una persona. Va bien contaminarse en el buen sentido porque no siempre he de estar en el centro de todo. Además, me gusta aprender y no apalancarme. A veces pienso en acabar la carrera de filosofía de la que me quedan solo algunas asignaturas.
¿El mundo audiovisual le tienta?
Tendría que llegarme un proyecto muy bueno o disponer de tiempo para elaborar uno. No es que no lo haya contemplado porque soy una gran consumidora de series y el cine me encanta. Pero es algo que he trabajado poquísimo.
¿Qué papel ha jugado la suerte en su carrera? De haber nacido en otra época no hubiera disfrutado del 'boom' de la dramaturgia catalana.
Mi vida es un milagro. Soy muy consciente de dónde provengo. Nací en Argentina en medio de una dictadura brutal y mis padres y yo nos salvamos por los pelos. ¡Por cinco minutos! Nos venían a buscar a casa y escapamos justo a tiempo. La 'La tercera fuga' lo explica. Así que tengo conciencia del privilegio que supone haber nacido y estar viva.
Y de formar parte de una potente generación de creadores catalanes.
La dramaturgia catalana está en un buen momento pero yo me lo he currado mucho. Cuando empezaba había pocos dramaturgos. Y antes de mi generación había todavía menos, básicamente uno o dos que lo hacían prácticamente todo y vivían muy bien. A mí eso no me ha tocado. En mi trayectoria he tenido mucho trabajo de manera continuada pero también me he topado con escollos. No creo que uno tenga que sufrir para realizarse pero las dificultades te curten. Equivocarte te enseña cosas. No somos perfectos.
Entonces, ¿cuál es balance?
No tengo la sensación de que me hayan regalado nada. Me gusta pertenecer al colectivo que conforma hoy la dramaturgia catalana. Tengo colegas a los que admiro un montón y sentir que formo parte de un grupo me gusta porque en la familia del teatro catalán hay gente extraordinaria, tanto actores y actrices como regidores y técnicos.... Hay mucha calidad teatral en Catalunya.
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