EXPOSICIÓN EN MADRID

Dora Maar, la artista que escoltó a Pablo Picasso durante los 35 días que pintó el 'Guernica'

El Museo Lázaro Galdiano reivindica a Dora Maar con una exposición que, además de documentar el proceso creativo del artista malagueño, recupera imágenes que tomó en las calles de Barcelona en 1933

Pablo Picaso, fotografiado por Dora Maar mientras pintaba el 'Gernica'.

Pablo Picaso, fotografiado por Dora Maar mientras pintaba el 'Gernica'. / DORA MAAR

Pedro del Corral

Madrid
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Antes de conocer a Pablo Picasso, Dora Maar (1907-1997) ya se había labrado un nombre en la vanguardia europea. Reconocida por su vena surrealista, la artista fue una de las artistas más atrevidas de su época: jamás se conformó y, poco a poco, empezó a experimentar con los retratos, los dibujos, los negativos… Con el ojo siempre por delante, se prometió renovar la fotografía y romper los cánones establecidos. “Tuvo una larga carrera y gran parte de su obra es desconocida”, subraya María Millán, comisaria de la muestra que ha organizado el Museo Lázaro Galdiano para reivindicarla 28 años después de su muerte. Destacan las imágenes que tomó en las calles de Barcelona en 1933, durante la deriva política que precedió a la guerra civil. Dos años después, conoció a Picasso. Y, entonces, afrontó uno de sus trabajos más valiosos: documentar la creación del Guernica.

“No contó con las mejores condiciones lumínicas para fotografiar el cuadro, pero fue capaz de plasmar los cambios que se fueron produciendo en la obra, facilitando así la lectura e importancia histórica de los personajes representados”, explica Millán. Un encargo que le permitió inmortalizar su evolución durante los 35 días que Picasso necesitó para pintarlo, poco después del bombardeo que vivió el municipio vasco.

'Remendadores a la sombra de una barca en la Playa Gran de Tossa de Mar' (1933).

'Remendadores a la sombra de una barca en la Playa Gran de Tossa de Mar' (1933). / DORA MAAR

Gracias a estos documentos, ha podido entenderse mejor el origen de una de las obras culmen del patrimonio artístico español: “El sufrimiento reflejado se convirtió en una llamada de atención, en un grito contra la violencia de la guerra. La fragilidad de todo pueblo asediado por los bombardeos promovidos o permitidos por intereses políticos aparecen aquí plasmados”. Por aquel entonces, Dora y Picasso mantenían una relación sentimental. Ahora bien, dicha condición no influyó a la hora de encomendarle la tarea. De hecho, su bagaje cultural era su mejor carta de presentación. “Sabemos que él valoraba su apoyo. Dora no perteneció a ningún partido político, aunque sí era muy activa en la lucha por la igualdad social y se pronunciaba en contra de los avances fascistas que se estaban dando en Europa”, continúa la experta.

'Joven vendedor en el mercado de la Boquería' (1933).

'Joven vendedor en el mercado de la Boquería' (1933). / DORA MAAR

Con 80 obras distribuidas por la sala Pardo Bazán, la exposición abarca un periodo breve, pero prolífico, de la extensa carrera de Maar: se valió de la solarización, el fotomontaje y el collage para armar una colección única. Tal fue su empeño por quebrar las reglas que terminó alejándose del pictoralismo para componer imágenes oníricas, provocativas y simbólicas. Algunas de ellas podrán verse en la pinacoteca hasta el 14 de septiembre.

Cuestionar la normalidad

Las fotografías que tomó en Barcelona retratan la vida cotidiana y sus oficios tradicionales, como la pesca y la cestería, poniendo el foco en las penurias padecidas por comunidades desfavorecidas, incluyendo jornaleros, músicos, prostitutas, mendigos, ancianos… “Centró la atención en una parte vulnerable y desfavorecida de la sociedad. Todo ello contrastaba con las escenas de una sociedad más acomodada que frecuentaba el paseo de Las Rambas”, apunta Millán. Esta visión invita al espectador a cuestionar la normalidad: “Con una mirada directa y empática, Maar mostraba situaciones ocultas a la conciencia de una sociedad dominante que vivía ajena a la realidad por la que ella se interesaba. Buscaba provocar un cambio, alternativas más equitativas para todos”.

'Jarrón y despertador sobre la mesa' (1955).

'Jarrón y despertador sobre la mesa' (1955). / DORA MAAR

Asimismo, el recorrido alberga una serie de dibujos recientemente descubiertos y ahora exhibidos por primera vez al público. Realizados con lápiz y tinta china en hojas sueltas, diarios y cuadernos, constituyen un espejo del imaginario de la artista: reflejan sus sueños e ideas, así como su incansable experimentación con nuevas formas de representación. “Parecen anotaciones espontáneas del sentir del momento”, concluye. Su obra habla por sí sola.  

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