Crítica de ópera
Pasión y agudos en el cumpleaños del Liceu
El Gran Teatre celebró su 178ª aniversario con una gala lírica en la que destacaron unos impresionantes Marina Rebeka y Ludovic Tézier

Marina Rebeka en el Liceu / Antonio Bofill


Pablo Meléndez-Haddad
Pablo Meléndez-HaddadLa gala que celebra el aniversario del Gran Teatre del Liceu (la fecha inaugural es en abril) se está transformando en una bienvenida tradición. Esta vez la fiesta estuvo encabezada por la soprano letona Marina Rebeka y el barítono francés Ludovic Tézier, la primera conocida por los liceístas por su recordada ‘Norma’ (más un reciente concierto de un promotor externo) y el segundo por haber subido a este escenario en repetidas ocasiones con obras de Mozart, Puccini y, sobre todo, Verdi. Además, ya ha dejado huella en el Liceu la mezzo francesa Clémentine Margaine (sobre todo en ‘Carmen’), mientras que el tenor brasileño Martin Muehle ha actuado en un par de títulos. Cuatro cuerdas diferentes para revisar obras del repertorio francés e italiano de mano del maestro Giuseppe Finzi que ha dirigido a la Simfònica del Liceu en Rossini y Donizetti.
Una Marina Rebeka expresiva y de amplio registro arrancó emocionando con “Pleurez mes yeux” de ‘Le Cid’ de Massenet, antes de que Margaine cantara un “Mon cœur...” (‘Samson et Dalila’ de Saint-Saëns) más potente que seductor. Ludovic Tézier impresionó con su “Voilà donc la terrible cité! Alexandrie!” (‘Thaïs’ de Massenet) a pesar de la pesadez orquestal y de ruidosos metales, mientras que Martin Muehle no llegaba a caldear el ambiente con su destemplada y oscilante aria de ‘Le Cid’. Dos dúos tan exigentes como aplaudidos despidieron la primera parte, un sublime “C’est toi, mon père” (‘Thaïs’), por soprano y barítono, y un tenso, como debe ser, “C’est toi, c’est moi” de ‘Carmen’, con una experta Margaine y un Muehle desbocado. A estas alturas, Finzi ya podría haber controlado mejor los decibelios orquestales, pero no lo consiguió.
La mezzo volvió a entusiasmar con su Azucena de ‘Il trovatore’ (Verdi) antes de un soberbio “Un dì all’azzurro spazio” (‘Andrea Chénier’, Giordano) con un entregado Martin Muehle. Rebeka lució dominio de las agilidades en “Mercè, dilette amiche” (de ‘I vespri’) y Tézier fue ovacionado por un “Nemico della patria” sencillamente espectacular. Dos dúos verdianos cerraron el programa, primero el de la mezzo y el tenor de ‘Aida’ antes de la escena del Conde de Luna y Leonora, de ‘Il trovatore’, con unos brillantes y vitoreados Rebeka y Tézier. Como propinas, el dúo femenino en ‘Cuentos de Hoffmann’ y el masculino en ‘Otello’.
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