Regreso del dúo
Delafé y Las Flores Azules: "El ‘indie’ de hoy en día es muy raro: es para festivales de sota, caballo y rey”
Òscar d’Aniello y Helena Miquel reaparecen con ‘Amor’, su primer disco en 12 años, que consiste en una canción que muta a través de nueve secuencias, y que presentan este viernes en Apolo, dentro del Festival Mil·lenni

Oscar D'Aniello y Helena Miquel de Delafé y las Flores Azules. / Victòria Rovira / EPC


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Delafé y Las Flores Azules, alianza de Òscar d’Aniello y Helena Miquel, regresaron a los escenarios en 2022, siete años después del cisma, y es ahora cuando entregan música nueva en ‘Amor’, un álbum que consiste en una larga canción de 31 minutos en nueve partes. ¿Un corte de mangas a las actuales reglas del ‘hit’ comprimido para TikTok? “Nos apetecía hacer una canción que no sabes cómo termina. Es un ejercicio de libertad”, explica D’Aniello en vísperas del concierto que el tándem ofrecerá este viernes en Apolo (Festival Mil·lenni, entradas agotadas).
Ellos vienen de un cruce de la educación pop ‘indie’ y el hip-hop en la Barcelona de la primera década de este siglo. Él tenía todavía un pie en Mishima (como batería), ella cantaba en el grupo Élena y era periodista musical, y el tándem era inicialmente un trío, Facto Delafé y Las Flores Azules, completado con Marc Barrachina (Songstore), y el primer disco vio la luz en 2006. “En aquella época había raperos como Frank T o Violadores del Verso, pero a nosotros nos adoptó la gente que escuchaba a Family. Fuimos los primeros que rapeamos pop. Ahora todos lo hacen”, cavila D’Aniello. Convertido en dúo tras la marcha de Barrachina, ambos fueron pareja durante seis años, perpetraron matrimonio y se separaron. “Ser pareja y compartir un grupo, y triunfar, es muy complicado”, observa él, a lo que ella añade: “Sobre todo, somos muy buenos amigos”.

Oscar D'Aniello y Helena Miquel de Delafé y las Flores Azules. / Victòria Rovira / EPC
Una canción de cuna
Es pertinente apuntar a esas interioridades sentimentales, porque ‘Amor’ tiene que ver con el desarrollo de las pulsiones afectivas, que ahora, para ellos, se alejan de la exaltación del romanticismo y amplían el encuadre. “Aquí no hay amor romántico, sino universal”, apunta D’Aniello. La paternidad de ambos (por separado) flota en el disco, empezando por el estribillo (“amor, aquí ahora / amor, ahora aquí”), que viene de una canción de cuna que D’Aniello le cantaba a su hijo en el tiempo pandémico. “Acababa de nacer y yo pensaba: si ahora salgo a hacer un bolo, cojo el virus y me muero, ¿qué será de él?”.
Decidió entonces “hacer una especie de testamento con los mensajes realmente importantes: vivir el presente, proyectarte en el futuro…”, explica D’Aniello, que, como letrista, apunta Helena Miquel, “tiene la capacidad de sintetizar una emoción en pocas palabras”. Ahí están frases como “soplaré tus heridas”, que “resumen el sentimiento de proteger a tus hijos y acompañarlos”.
‘Amor’ parte del piano y va integrando ingredientes (cuerdas, electrónica, coros) y elevando una construcción catedralicia. “He querido integrar un poco de todo, desde el góspel a The Flaming Lips o los violines a lo Scott Walker”, cuenta Òscar d’Aniello, autor del nuevo material junto al productor e ingeniero Ramir Martínez Ros (que en los 90 fue miembro del grupo de rock ‘crossover’ Groove Crew).

Oscar D'Aniello y Helena Miquel de Delafé y las Flores Azules. / Victòria Rovira / EPC
Aquel 'indie' que fue
El álbum suena a Delafé y Las Flores Azules, aunque se presienta que ellos ya no están en el mismo lugar que quince años atrás. “No somos una caricatura de nosotros mismos, pero tenemos una identidad muy clara”, considera Helena Miquel. Ahora, las influencias no vienen del último grito musical. “Yo trabajo de terapeuta y me paso seis horas cada día escuchando ‘ambient’”, explica D’Aniello. “Supongo que me ha influido”.
Batirse por el ‘hit’ estacional está lejos de su intención actual. “No me apetece hacer la canción de dos minutos y medio para que se viralice. Yo pensaba que siempre estaría al día en la música, pero me he dado cuenta de que no es así”, medita Òscar d’Aniello. “En la música que suena me cuesta encontrar canciones que me hablen a mí, con 48 años”. Y lo que ahora opera bajo la etiqueta ‘indie’ tiene poco que ver con lo que significó en otro tiempo. “El ‘indie’ de hoy en día es muy raro: Arde Bogotá, Siloé, Viva Suecia… Son grupos que van a tocar a festivales de sota, caballo, rey. El ‘indie’ que nosotros mamamos era el de grupos como Manta Ray, Penélope Trip o El Niño Gusano, que actuaban en clubs para cien personas. Es otra cosa”.
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