Opinión | Política y moda

Patrycia Centeno

Patrycia Centeno

Experta en comunicación no verbal.

La barba, el maquillaje masculino

El príncipe Guillermo, en una imagen reciente con su nueva barba

El príncipe Guillermo, en una imagen reciente con su nueva barba / AFP

Dicen que la barba es el maquillaje del hombre. Y observando el nuevo look que luce el príncipe Guillermo desde hace unos meses queda más que confirmado. El heredero al trono británico, como adolescente, fue uno de los chicos con una de las bellezas más evidentes y estereotipadas del mundo occidental: rubio, ojos azules, alto, delgado, mirada tímida, sonrisa de oreja a oreja como la de su madre… Hace 20 años, la cultura cinematográfica te lo colaba como el sueño de toda joven: un príncipe y, encima, guapo (según los cánones de belleza). 

Sin embargo, la “crueldad” del paso del tiempo no ofreció tampoco amparo ni siquiera a un miembro de la realeza. Pero no fue culpa de la alopecia (nunca lo es), sólo de no saber aceptarla. Durante años, su complejo capilar lo apagó por completo. El antes y el después del príncipe se transformó en memes y mofas en revistas del corazón y redes sociales. Algo que, por supuesto, no debía ayudar en nada a superar su inseguridad estética (ni la de Guillermo ni la de nadie que estuviera atravesando un cambio físico similar). Obsesionado por mantener la pobre pelusilla que habitaba su azotea como un recuerdo del esplendor de su cuero cabelludo pasado, tardó en asumir que había que raparse (cortar con quien fuiste y asumir quien eres ahora). Pero ni siquiera el boom del atractivo por los calvos —como la personificada por el ministro griego Yannis Varoufakis hace una década—, parecía revivir a Guillermo. Quizá, también, porque si al lado llevas a una diosa como Kate Middelton siempre vas a quedar eclipsado por su luz, gracia y elegancia…

20 May 2025, United Kingdom, London: William, Prince of Wales, talks to guests during a Royal Garden Party at Buckingham Palace. Photo: Aaron Chown/PA Wire/dpa 20/05/2025 ONLY FOR USE IN SPAIN. Aaron Chown/PA Wire/dpa;royalty;customs and traditions;Royal Garden Party at Buckingham Palace

El príncipe Guillermo, el pasado día 20 durante una recepción en Buckingham Palace / DPA vía Europa Press

Pero hace seis meses, el príncipe sorprendió a todos con su nueva imagen. Se había dejado crecer la barba y le sentaba de fábula. Desde entonces, miles de publicaciones ponen en relieve que el príncipe Guillermo es “sexy” y está aumentando de nuevo su popularidad. Pero si era algo tan sencillo como dejarse crecer el vello facial, ¿por qué no lo hizo antes? La reina Isabel II tenía una lista interminable de exigencias, caprichos y manías estéticas que obligaba a cumplir a todos los miembros de la familia real. Una de ellas era que los varones debían ir siempre afeitados. La única excepción se la permitió al príncipe Harry el día de su boda; algo que provocó cierto resentimiento en Guillermo, pues a él nunca le había concedido lucir barba. Si tras el fallecimiento de la soberana algunas damas reales se permitieron llevar las uñas de colores llamativos (algo que era totalmente reprochado por la reina), Guillermo quizá haya aprovechado para liberarse de ciertos corsés y definir su propio estilo. Cada vez prescinde más de la corbata, adopta prendas más informales (cardigans, jeans, deportivas…), se muestra más cercano, relajado y natural.   

De hecho, indirectamente, la barba coincidió con un propósito renovado por parte del heredero al trono. “Estoy tratando de hacer las cosas de manera diferente y ser un príncipe para mi generación”, explicó. Afrontar el cáncer de tu mujer (y tu padre) está claro que no puede dejarte indiferente, tampoco físicamente. Si durante los primeros meses de la enfermedad de su esposa vimos a un hombre extremadamente delgado y ojeroso; cuando Kate anunció que había acabado el proceso de quimioterapia, el heredero mostró una imagen renovada. La princesa de Gales contó que la enfermedad le había dado la oportunidad de tomarse la vida sin tantas exigencias artificiales y que deseaba seguir invirtiendo en su salud, pasando más tiempo en familia y en contacto con la naturaleza. Por su parte, Will, no sólo se dejó crecer la barba. Las miradas, caricias, sonrisas, cuidados que le dedica desde entonces a su mujer en público (teóricamente desaconsejadas por protocolo) resultan tan o más atractivas que un poco de maquillaje masculino. 

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