Entrevista
Care Santos novela el apasionado romance epistolar de sus padres: “Un amor tan sobrenatural había que contarlo”
La escritora reconstruye en 'El amor que pasa' la historia de sus progenitores a partir de las más de 800 cartas que se enviaron
Marcos Giralt Torrente desbroza en 'Los ilusionistas' los gozos y las sombras de su familia materna

Care Santos, fotografiada en Barcelona antes de la entrevista / Macarena Pérez


David Morán
David MoránPeriodista
Periodista de la sección de cultura.
Más de 800 cartas, casi un millar de páginas apasionadamente manuscritas, fuego en el cuerpo y locuacidad en la punta de los dedos, y una inesperada reivindicación del servicio postal de la España de mediados del siglo pasado. “Lo tenía muy bien calculado: él dejaba la carta por la mañana, salía en el tren correo hacia Madrid, y tardaba tres días en llegar", explica la escritora Care Santos. Él, por cierto, es Antonio, su padre. Sevillano, poeta desde los ocho años, futuro “disfrutón” y uno de los personajes principales de ‘El amor que pasa’ / ‘L’amor que passa’ (Destino / Columna), la última novela de la autora de ‘Media vida’ y ‘El loco de los pájaros’.
Junto a él, completando la fotografía, Claudia. Claudina. La madre. Catalana de Mataró y la mujer a la que Antonio escribe cartas y poemas, incluso seguiriyas, confiando en que el tren correo siga manteniendo su buena fama, su puntualidad. El año, según el matasellos, oscila entre 1954 y 1956. "Es un enamoramiento tan sobrenatural que merecía la pena explicarlo", anticipa Santos, que dedica ‘El amor que pasa’ precisamente a eso: a revivir el apasionado romance de sus padres y convertir en “historia sin ficción escrita por una novelista” lo que hacía años que pedía un libro.
Ya lo intentó, confiesa Santos, hace algo más de una década, pero aquella primera tentativa quedó en nada. “Llegué a tener cien páginas escritas, pero lo que me salía era una novela romántica sin fundamento, así que lo dejé”, explica. La escritora aún no lo sabía, pero lo que faltaba a la mezcla era el ingrediente esencial, la masa madre de la relación de sus padres: las cartas.

Antonio y Claudina, en 1955, en el paseo de Gràcia de Barcelona / Archivo Care Santos / Cedida
Porque por carta se conocieron Antonio y Claudina y por correspondencia se fueron enamorando antes incluso de conocerse en persona. “Dedicaba más de media carta a decirle que la amaba de todas formas imaginables. Y después venía la crónica de su vida y de la Sevilla de su tiempo, que a mí me fascinaba. En la cuarta carta, por ejemplo, ya le dice que se casen, cuando aún no sabe ni de quién se ha enamorado. Es todo muy apasionado e incontinente. Para mí ha sido un privilegio asistir a este enamoramiento minuto a minuto”, relata Santos, quien encontró la caja con todas las misivas poco después de la muerte de Claudina a principios de 2023. "Sabía que existían, pero cuando le pedía a mi madre poder leerlas, siempre me decía que esperara a que muriera. Llegó un momento en que creí que las había tirado", recuerda.
Cartas solicitadas
En la historia de Antonio y Claudina, como en casi todo en la vida, el chispazo inicial es pura casualidad. Un glorioso accidente disfrazado de enigmático equívoco. La cosa, escribe Santos, es más o menos así: entre finales de septiembre y principios de octubre de 1954, Antonio Santos recibió más de 500 cartas, todas escritas por mujeres, llegadas de España, Portugal y América Latina. ¿El motivo? Un anuncio en la sección ‘Solicitan correspondencia’ de la revista ‘Cine mudo’ que nadie sabe quién ha puesto. “Antonio Santos, calle Rafael María de Labra, Sevilla. Con chicas españolas, portuguesas y latinoamericanas de 17 a 55”, leemos.
“Lo primero que hice cuando me puse a trabajar fue buscar el anuncio, pero no ha habido manera de saber más. Les cambió la vida a los dos, pero nunca llegaron a saber quién lo puso”, explica Santos. Claudina, una “simpática catalana”, envió su carta como parte de una apuesta. Antonio, por su parte, respondió por orgullo. El resto, carta a carta, es la historia de un amor “imparable, insensato e incomprensible”. “Valía la pena contar esta locura y preguntarse de qué nos enamoramos cuando nos enamoramos, porque en realidad yo creo que se enamoró más de la proyección que él tenía de lo que se imaginaba que ella era”, desliza.
Las dos Españas
Escribe Santos en las páginas de ‘El amor que pasa’ que, de vez en cuando, habla con los muertos de su familia, un diálogo que se convierte aquí en visita de cortesía -“los fantasmas se me cuelan por todo lo que escribo; no hay novela mía que no los tenga de una u otra forma”, sostiene- e investigación de un pasado construido sobre la contradicción permanente de la España de posguerra. “La historia de mis padres define lo que pasó en este país”, asegura la escritora, para quien, de poder viajar en el tiempo, no existiría mejor destino que la cena de despedida de solteros de sus progenitores.

Poema de Antonio escrito en el reverso de una cajetilla de Chesterfield / Archivo Care Santos / Cedida
13 de octubre de 1956 en casa de los padres de Claudina, en Mataró, y las dos Españas, los dos abuelos, en cada extremo de la mesa. “Un comandante franquista y un rojo desertor; un admirador de Queipo de Llano y un fugitivo de la columna de Líster”. Dos mundos, los de Antonio y Claudina, a punto de fundirse en uno. “Venían de realidades culturales muy diferentes, en un momento en que no había demasiada simpatía entre Cataluña y Andalucía, y representaban las dos Españas de la Guerra Civil, pero fueron capaces no sólo de sentarse a cenar, sino de hacerlo y morirse de risa. Eso me parece que tiene mérito”, reflexiona Santos, para quien su propia historia también es consecuencia de todo aquello.
“Yo misma llevo toda la vida justificando por qué escribo en castellano, por qué no quiero elegir ninguno de los dos idiomas. Yo reivindico la palabra ‘charnega’ con mucho orgullo, y siempre hay alguien a quien no le gusta. Pero yo soy fruto de todo eso; de esta historia de amor y de enriquecimiento mutuo”, zanja.

'El amor que passa' / 'L'amor que passa'
Care Santos
Destino / Columna
424 / 403 páginas
21,90 euros
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