Después de ‘Estopía’
Estopa en el Fòrum: liberación, algarabía y rumba en el renacido festival Maleducats
Los hermanos Muñoz brindaron un completo “repertorio festivalero” a través de todos sus hitos a lo largo de casi dos horas de concierto

Barcelona. 17/05/2025. Cultura. El grupo Estopa en concierto durante el festival "Maleducats", en el Parc del Fòrum. AUTOR: Marc Asensio Barcelona, Catalunya, España, música, cultura, Estopa, festival Maleducats, ambiente, Parc del Fòrum / Marc Asensio Clupés / EPC


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Hace casi exactamente tres años (el 14 de mayo de 2022), Estopa nos sacaba del túnel pandémico con un bonito aquelarre en el Parc del Fòrum, y este sábado, aunque sin el contraste dramático de entonces, su concierto volvió a traer liberación, algarabía y disfrute colectivo a chorro en el mismo lugar, como pórtico de la temporada estival. Ahí estuvieron los Muñoz, en el primero de los siete únicos conciertos que darán este año, encabezando un festival de acentos mestizos, Maleducats (que atrajo a 15.000 personas, según la promotora The Project).
Esta muestra tuvo una primera edición en Terrassa en 2022 (tras sendos sucesivos aplazamientos pandémicos) y, tras dos años de silencio, ha renacido en Barcelona, conservando su espíritu y ampliando un poco los contornos: músicas urbanas, flamenco, latinidades y las mezclas de todo ello. Con figuras distintivas como la colomense Queralt Lahoz, que marcó estilo en el Fòrum con su poderío vocal, el empaque de un trío con batería y un cancionero robusto, poético y justiciero, trufando las bases de hip-hop con quiebros de sabor jondo y contagios del son cubano. Atención a este segundo álbum, ‘9:30 PM’, con su lírica muy vivida y su chulería: "Hay que ser dura para ser Queralt Lahoz", dejó claro ella en el tema que lleva sus iniciales, ‘Q. L.’.
Tras su pase, Estopa entró en acción entre los bloques de Sant Ildefons (en las pantallas) y con un par de fetiches de cuando empezó todo, 25 años (más uno) atrás: ‘Tu calorro’ y una arrolladora ‘Cacho a cacho’, con su aceleración y su injerto heavy, puño en alto. Presagio de un "repertorio festivalero", anunció David. Lo cual no representó una versión ligera de Estopa: banda al completo (ocho músicos) y una veintena de canciones que cubrieron todos sus frentes, desde el más rockero (‘Vacaciones’) a los endemoniados cambios de tempo (‘Tragicomedia’) y las baladas existenciales (el foco apuntando a Jose, y a la guitarra flamenca de Juan Maya, en ‘Ya no me acuerdo’).
Y ese tramo central flamenco-rumbero, con sillas en media luna, Anye Bao al cajón y Chonchi Heredia embrujando el lugar con su voz. Mirando a sus mayores al casar ‘El del medio de Los Chichos’ con ‘La rumba del Pescaílla’, y al jugar, fuera de guion, con el corrido mexicano ‘Juan Charrasqueado’.
Tras la gira épica del año pasado, Estopa va como un tiro sobre el escenario, y el entendimiento con su gente volvió a ser total (pese a esa larga valla poco amigable que separaba al público general del situado en el ‘front stage’, con entradas más caras). Más rumbas, estas propias y poco transitadas, ‘Rumba triste’ y ‘Pena con rumba’, y de ahí a las cartas más incontestables: de ‘Me falta el aliento’ a ‘Fuente de energía’ y el cierre con la indispensable ‘Como Camarón’. La alianza, aleación, que une a los Muñoz lució irrompible, como vino a decir Jose en tiempo de bises: "El divorcio de hermanos no existe, no se ha inventado".
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