QUEMAR DESPUÉS DE LEER

Los libros también viajan en el tiempo: El extraño caso de Clemens J. Setz

La nueva novela del genio alemán Clemens J. Setz demuestra de qué forma los clásicos no dejan de crecer y transformarse en otra cosa, como si fueran materia en expansión, y en su caso, lo hacen también y sobre todo a través del lenguaje, y la forma

/esLa Nobel Olga Tokarczuk se infiltra en el mundo de Thomas Mann y ‘La montaña mágica’ en 'Tierra de empusas'

El autor de 'Las abejas y lo invisible' es Clemens J. Setz, y podría decirse de él que es el David Foster Wallace de la literatura alemana.

El autor de 'Las abejas y lo invisible' es Clemens J. Setz, y podría decirse de él que es el David Foster Wallace de la literatura alemana. / Laura Monsoriu

Laura Fernández

Laura Fernández

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La ambición de Olga Tokarczuk (Sulechów, Polonia, 63 años), la Premio Nobel (de 2018), me apasiona. Su última novela, 'Tierra de empusas' (Anagrama) es una revisión punk y en extremo sofisticada —sofisticada en un sentido formal, pues Tokarczuk inventa, cada vez, una nueva manera de contar lo que sea que se proponga contar— de 'La montaña mágica' de Thomas Mann. Oh, decía Mario Vargas Llosa: "Puede que la vida de un lector se divida en dos: antes y después de haber leído 'La montaña mágica', de Thomas Mann". Déjenme decirles que tenía razón. Y aunque no se habla a menudo de cómo de divertida puede llegar a resultar, les diré que el inicio es un vodevil propio del tronchante T. C. Boyle, y el final, un disparo directo al corazón del paso del tiempo y aquello en lo que consiste existir.

Pero decía que la nueva novela Tokarczuk, 'Tierra de empusas', es una revisión punk de tan alta cima. Y, dejénme confesarles que, a su manera, es otro tipo de cima. Las revisiones de clásicos son constantes. Puede que cualquiera de sus novelas favoritas lo sea, 'Pregúntale al polvo', de John Fante, sin ir más lejos, es una revisión de 'Hambre', de Knut Hamsun, la exacta misma novela trasladada de Cristiania a Los Ángeles, y hecha único y encantador realismo loser. El caso de Fante eleva la novela de Hamsun a otra dimensión, la expande, la adapta a aquello que respira el autor, su vida. Y eso hace la de Olga Tokarczuk. Pero ella lo hace no tanto con su yo particular, como con el momento que atraviesa el mundo. El cambio de eje. 

El año es 1913, y un joven de nombre impronunciable, Miecyslaw, estudiante de ingeniería, llega a un sanatorio local en busca de aire puro y una cura para su tuberculosis. No es Hans Castorp —él sólo pretendía visitar a su primo, aunque pasó en la montaña mágica lo que podrían haber sido cientos de años, aún sigue, de hecho, allí, o querríamos pensar que es así, que nunca salió—, pero de alguna forma, lo interpreta. ¿Y está solo? Oh, no. Aquí viene lo interesante. Está rodeado de hombres con ínfulas, hombres que filosofan y hablan —torpe y ridículamente— de mujeres, y jóvenes enfermos, de misteriosas muertes, de quién sabe si demonios reales —porque ¿qué es la realidad? ¿De qué forma se existe fuera del mundo?— y una Europa inútil y lamentablemente autodestructiva.

El sanatorio no está en Alemania, sino en Polonia, en un lugar inexistente llamado Görbensdorf, y sin embargo, lo que la prosa respira es aquello que respiraba la prosa de Mann: cierto aire juguetón, y una sobriedad sólo aparente que, he aquí donde permito que Clemens J. Setz intervenga, tiene mucho en común con eso que hace —una suerte de oasis o espejismo literario temporal, artístico sincrónico— el autor de 'Las abejas y lo invisible' (H&O, 2023). Sí, el autor de 'Las abejas y lo invisible' es Clemens J. Setz, y podría decirse de él que es el David Foster Wallace de la literatura alemana —nació en Graz, sólo tiene 42 años camino de los 43—, aunque también podría decirse, y esto es lo más interesante, que es un escritor del siglo XIX que hubiese viajado mentalmente en el tiempo hasta el XXI.

¿En qué sentido? Oh, en el sentido de la placidez, y el ingenio. La trama que se desarrolla en su última novela, la deliciosa 'Las lunas antes del aterrizaje' (H&O de nuevo, y afortunadamente: el volumen es exquisito), parece desplegarse ante el lector con la lucidez —y el aparente poco peso— de cualquier novela de Knut Hamsun, o el propio Mann, y a la vez, performar un sentido del siglo XXI —la realidad como apariencia, y la bestialidad como tejido impresionista que ata, de forma intermitente, la historia—, pues la superficie es clara, pero el interior no, y no lo es de una forma que sólo es comprensible para el lector de este siglo. Sí, así de complejo es su mecanismo. Y así de lejos está llegando Setz, en tanto explorador de una literatura capaz de viajar en el tiempo.

Lo que ocurre en 'Las lunas antes del aterrizaje' ocurre a principios del siglo XX, y lo hace en la ciudad alemana de Worms, donde todo el mundo vive sobre el planeta Tierra a excepción del escritor (y exteniente de la Primera Guerra Mundial) Peter Bender. Convencido de que la Tierra está hueca, y lo que vemos es su interior—como si el cielo fuese la parte interior de un enorme huevo—, Bender —secundado por Charlotte, la mujer que cree firmemente en él, o al menos, lo parece— ofrece conferencias en todo tipo de tabernas para ganar adeptos a una causa que tiene más que ver con la autoexploración de un yo roto —una bomba casi transformasu cabeza en algo hueco— que con el mundo. Setz no reescribe un clásico en concreto, pero contiene una pequeña colección de los mismos.

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