Ofensiva musical
El nuevo pop en catalán retoma el objetivo de conquistar el mercado español: "En los artistas jóvenes hay un cambio de mentalidad"
Artistas jóvenes como Julieta, The Tyets, Mushkaa, Maria Hein o Figa Flawas potencian su proyección a escala estatal en sus eventos promocionales y sus giras de conciertos, tratando de burlar viejos prejuicios, mientras un grupo con trayectoria, Búhos, se mueve por gran parte de España con normalidad cantando en catalán
Julieta: "La gente me ve potencial, lo entiendo porque yo también"

The Tyets y Julieta, representantes de la nueva generación, junto a Guillem Solé, de Búhos, grupo con larga trayectoria girando por territorio español. / EPC


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Cantar en catalán con normalidad en Madrid, en Burgos, en Granada, ¿una aspiración excéntrica? En otros tiempos, Lluís Llach, Raimon y la (casi) instrumental Companyia Elèctrica Dharma llenaban pabellones más allá del Ebro, una sintonía que quedó en suspenso años después y que ahora muchos artistas jóvenes, como Julieta, The Tyets, Mushkaa o Maria Hein, tratan de recuperar con una actitud desacomplejada, contradiciendo la idea de dar por perdido todo ese mercado tan cercano por una cuestión de lengua. La similitud del moderno canon pop urbano de aquí y de allá, y el efecto de las redes sociales, favorecen que las canciones se difundan más allá de sus nichos tradicionales.

Maria Hein, una de las primeras artistas en actuar en el Primavera Sound 2024, el jueves 30 de mayo. / FERRAN SENDRA
Ahí está un grupo como The Tyets, que ha frecuentado los escenarios madrileños (como el teatro Eslava, 1.200 localidades) y reunido a públicos en los que se mezclan catalanohablantes residentes en la capital y autóctonos. Su ‘Coti x coti’ se introdujo en las ‘playlists’ de Spotify ‘Éxitos España’ y ‘Pop con Ñ’, que “son las más importantes a las que puedes aspirar”, apunta Meri Lane, su mánager, cofundadora de Luup Records. “Cantando íntegramente en catalán sigue habiendo una barrera, pero en los artistas más jóvenes hay un cambio de mentalidad. Les apetece lanzarse y salir, tienen esa ambición. Hay estrategias para romper la barrera, como los duetos bilingües”. Como ‘Un petonet’, de The Tyets con Juan Magán.
Conectar o no conectar
Y algunos encuentran recompensa. “Tengo la sensación de que en Madrid el catalán está incluso de moda”, observa Meri Lane. “Y no veo ninguna clave política. Es cuestión de conectar o no. Notas que el público está más abierto. Desde allí se ve que en Catalunya están pasando cosas. Antes no había una artista catalana como Julieta, por ejemplo, con esa imagen de diva pop”. La confluencia de estéticas musicales ayuda: en otros tiempos, la música de verbena a lo Txarango era un fenómeno muy autóctono, como hacen notar Xavier Coca, de The Tyets. “Ahora estamos haciendo lo mismo que se hace a nivel internacional", estima. “De este modo, es más probable que la gente te descubra”.
La mallorquina Maria Hein, también ‘catalanocantante’ integral, aboga igualmente por ‘fer les Espanyes’ y comparte ese espíritu de abrir mercado. “100%. He estado en Callao, en una apuesta por mí que ha hecho Amazon. He cantado en Gijón, Burgos y Bilbao, y espero hacer mi primer concierto en Madrid en otoño”, anuncia. Seguirá así los pasos de Oques Grasses, Figa Flawas, Mushka, Maria Jaume… “Entiendo que haya gente que piense que es imposible, pero veo en Madrid gente joven que dice ‘yo escucho música en catalán’, sintiéndose diferentes así”, añade Maria Hein. “Yo también escucho a Angèle, en francés, por ejemplo, y no sé muy bien qué está cantando”.

Mushka, al inicio de su concierto en el Sant Jordi Club, este 21 de marzo. / FERRAN SENDRA
Un ‘hit’ en Granada
En Catalunya se ha renovado el panorama del pop en los dos últimos años, si bien los nuevos artistas de éxito se percatan pronto de que, por mucho que salgan en el ‘TN’ de TV3 y eso les dé un aura de celebridades, hay unas limitaciones en el mercado catalanohablante, del cual es posible vivir solo si triunfas de un modo aparatoso. Y, aun así, conformándote con repetir ciudades y festivales año tras año. “Es lo más normal del mundo querer abrirte más allá de este circuito, y si una propuesta en catalán funciona aquí, también puede hacerlo allí. Quizá no con la misma intensidad, pero público lo hay”, observa Gerardo Sanz, mánager con experiencia en el asunto, que condujo en su día a Manel y Antònia Font, grupos que, excepcionalmente, cultivaron un público en todo el estado. “Con Manel, empezamos en Madrid con clubs pequeños, como el Nasti, y luego pasamos a llenar salas grandes como La Riviera y diversos teatros. Fuimos a Zaragoza muchas veces, y a Gijón, Burgos, Sevilla, Canarias… En Granada, ‘Al mar!’ fue un ‘hit’ en los bares de ambiente ‘indie’”.

Guillem Gisbert, en febrero de 2024 en Barcelona, antes de publicar su primer disco en solitario, 'Balla la masurca!'. / Ferran Sendra
La cuestión de fondo es que el circuito catalán da alimento a los artistas, con notable peso del dinero público (equipamientos municipales, fiestas mayores), estableciendo a menudo unos cachés irreproducibles. Por eso, para las figuras de éxito, asentarse en esa escena y dejarse de aventuras ha sido una opción recurrente. Salir implica encajar no solo los gastos del traslado sino también ofrecer conciertos sin ese colchón público y asumiendo riesgos. Como subraya Gerardo Sanz, “toca invertir y apostar por ello”.
Acogidos por Viña Rock
Es el caso de Búhos, que llevan una década ensanchando contornos: primero incorporaron escenarios valencianos y baleares, después los vascos y gallegos, donde ya son asiduos. “Y ahora llenamos cada año una sala para 500 personas en Zaragoza, y nos llaman de Burgos y otros lugares”, explica el cantante de este grupo de Calafell. El fin de semana pasado, Búhos actuaron en el escenario principal (por quinta vez) del multitudinario festival Viña Rock, en Villarobledo (Albacete), donde esos días se estrenaron también The Tyets y el grupo valenciano La Fúmiga.
Las redes sirven para puentear vacíos mediáticos y llegar al público con una precisión antes impracticable. Guillem Solé lo precisa. “Pagamos anuncios en Facebook e Instagram segmentados para la gente a la que le gusta el pop y el rock, para que les aparezca a ellos. Y como ahora hay tanta música reguetonera sin instrumentistas, con ‘autotune’, cuando ven una banda con músicos, trayectoria y canciones que son himnos en una parte del mundo, responden”. Encontrar tu perfil de público “es más fácil que hace diez años, porque si una canción gusta, el algoritmo la puede desplazar a una lista y la gente la puede descubrir”.
Públicos que se mueven
Búhos han compartido canciones y escenarios con ETS (En Tol Sarmiento), el grupo vasco que, cantando en euskera, el año que viene asaltará el Movistar Arena y el Palau Sant Jordi con público, sobre todo, desplazado desde su comunidad de origen. Una jugada parecida a la de Joan Dausà, que el año pasado llenó Vistalegre (Madrid) con 10.000 fans catalanes. Ambas van en la línea de remover el debate sobre las lenguas en el imaginario cultural español.

Joan Dausà, durante su concierto en Madrid. / ARCHIVO
Las nuevas olas son las más propensas a romper prejuicios, pero un veterano como Sidonie lanzará en otoño, tras veintitantos años de carrera, ‘Catalan graffiti’, su primer disco en la lengua materna de su cantante y compositor, Marc Ros. Y lo sacará el sello madrileño de moda, Sonido Muchacho. “¡Publicar nuestro álbum en catalán los pone cachondos a saco!”, ríe. Ellos juegan con ventaja. “Hemos rulado mucho por toda España, pero a ver qué pasa ahora. Hacer esto debería ser más natural”. Para Judit Neddermann, que grabó la bilingüe ‘Este segundo’ con Alejandro Sanz, acceder al mercado español “es algo que se puede intentar”, y cita el fenómeno de Tanxugueiras como muestra de “éxito en una lengua cooficial sin generar ruido”. Se trata, en fin, de “picar piedra, poco a poco”, observa Maria Hein. “Y que, así como aquí nos llega toda la música de allá, también allí les llegue todo lo que hacemos aquí”.
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