La OBC seduce al exigente público de Lyon

La OBC ha encandilado al exigente público de Lyon en el primer concierto en Francia dentro de una gira relámpago que mañana concluye en Aix-en-Provence. Unos calurosos aplausos despidieron al conjunto catalán en el Auditorium que no se llenó, una lástima. Lyon, la tercera ciudad de Francia en número de habitantes, tiene fama de tener uno de los públicos más exigentes para la clásica. Tanto, que se convirtió en tradición estrenar allí antes dea tocar ir a París.

Lo explicaba Ludovic Morlot, nacido en Lyon y titular de la formación catalana, que este viernes ha dirigido con autoridad y atención al detalle a los 101 músicos de la OBC con un programa variado con obras de Ravel, Gershwin, Parra y Mussorgski a la Ravel.

La OBC abrió la velada con 'Alborada del gracioso' de Ravel, una obra de sabor español llena de colorido con gran orquesta con dos arpas. Después llegó en 'Concierto en fa mayor para piano y orquesta' de George Gershwin, donde brilló Lucas Debargue y el piano diseñado por Stephen Paulello, su luthier de cabecera. Tocó con un instrumento más grande de lo habitual y con un tipo de cuerdas y caja diferentes con un sonido muy cristalino y dulce. Debargue interpretó con soltura esta pieza, una orgía de ritmos que juega con el charleston, al blues y el jazz, donde se entendió muy bien con la orquesta. Sin duda fue uno de los triunfadores de la noche y tras las rítmicas palmas con la que le coreó el público, ofreció un fantástico bis, una inspirada improvisación de 'Summertime' de la ópera 'Porgy and Bess', también de Gerswhin.

La principal novedad fue el estreno de 'Dues constel.lacions de Joan Miró', una de las últimas piezas del catalán Hèctor Parra compuesta a partir de la obra para piano a cuatro manos y actor inspirada en la serie de 23 Constelaciones del pintor. La orquestación de estas dos obras breves está envuelta de un sonido telúrico y con puntuales contrastes. Fue como una tempestad, como él mismo definió en una breve presentación de la pieza que enlazó con otra obra de inspiración pictórica, 'Cuadros de una exposición' de Mussorgski orquestada por Ravel, un fantástico final en el que Morlot demostró la gran sintonía alcanzada con la OBC desde que llegó hace tres años Barcelona. El director, que tuvo que salir a saludar hasta tres veces, acabó ofreciendo como propina 'Promenade-Walking the dog', de Gershwin. Aunque francés, Morlot ha desarrollado gran parte de su carrera en EEUU.