El papa Francisco, según Javier Cercas: "Decir que es un papa comunista es un disparate"

“Este Papa es muy singular. Muy singular. Yo no sé si ha habido un Papa igual”, explicaba el escritor Javier Cercas en una entrevista con EL PERIÓDICO durante la promoción de ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, novela de no ficción en la que relata su experiencia siguiendo al papa Francisco en su viaje a Mongolia de 2023. “Viene de un sitio distinto, tiene una mentalidad distinta”, insistía Cercas, ateo convencido y anticlerical militante que, sin embargo, aceptó la invitación de escribir un libro sobre el Papa y sus alrededores para poder preguntarle sobre la vida eterna y, de paso, resolver algunos enigmas que hacía años que le rondaban. 

Javier Cercas: "Yo soy el diablo que entra en el Vaticano"

Uno de ellos, acaso el nuclear, cobra pleno sentido este Lunes de Pascua, día de la muerte del papa Francisco. A saber: “¿Quién es realmente el papa que ha tomado su nombre de Francisco de Asís, el loco de Dios?”, que se pregunta Cercas. Y, página a página, él mismo intenta responderse, pese a que ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, matiza, “no es una biografía, aunque contiene una biografía poliédrica del personaje”.

Comunismo y peronismo

¿Un ejemplo? En uno de los capítulos del libro, Cercas intenta arrojar un poco de luz a las supuestas filiaciones políticas del papa Francsico. “Decir que Bergoglio es un papa comunista es un disparate -escribe-; Bergoglio siempre rechazó sin reservas el marxismo, y no se puede ser comunista sin ser marxista. Mucho más compleja es su relación con el peronismo, una corriente política argentina que toma su nombre de su fundador, el general Juan Domingo Perón (1895-1974), y que combinó en su origen, al modo del fascismo, el nacionalismo, el antiliberalismo y la inquietud social; el padre Hernán Benítez, asesor influyentísimo de Eva Perón, lo calificó como un comunismo de derechas: esa contradicción en los términos, característica del fascismo primigenio, explica que el peronismo conociera con el tiempo declinaciones antagónicas, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. Es un hecho en cualquier caso que Bergoglio estuvo muy próximo a este movimiento; la razón primera es que, en Argentina, desde mediados de los años cuarenta hasta mediados de los cincuenta, la iglesia fue peronista y el peronismo fue católico”.

En su aproximación al pontífice Cercas ahonda en la dimensión política del líder espiritual y evoca su vida como Jorge Bergoglio, antes de sentarse en la silla de San Pedro y tomar su nombre de Francisco de Asís. “Descendiente de una familia humilde de inmigrantes italianos; provincial de los jesuitas argentinos y uruguayos en la década del setenta; una figura controvertida dentro de la Compañía de Jesús, algo que lo condujo a ser condenado al ostracismo en los años ochenta; y arzobispo de Buenos Aires a comienzos de los años dosmil”. Un papa “humilde, cálido y amable para unos; autoritario, ambicioso y personalista para otros” que siempre se manejó, destaca Cercas, en la imprevisibilidad.

Múltiples caras, y “una revolución mucho más de fondo de lo que parece”. “Solo que una revolución en una institución que tiene dos mil años de historia es muy complicada. Yo tengo la convicción de que quería ir mucho más allá, pero que ha ido hasta donde ha podido ir”, recordaba Cercas. 

Un Papa Anticlerical

“En marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI al papado, víctima de su fragilidad física y su impotencia para reformar un Vaticano acorralado por la corrupción y los escándalos, Bergoglio fue elegido papa (momento en el cual se reconcilió con sus correligionarios jesuitas, de los que llevaba más de veinte años distanciado)”, escribe Cercas en el libro.

Uno de los elementos capitales de su discurso religioso es su anticlericalismo, esto es fundamental para él"

Y sigue. “Un papa que parece satisfacer todas las exigencias del argentino prototípico: adora el tango y es  adicto al mate, al fútbol y al San Lorenzo de Almagro, el club más humilde de Buenos Aires; todas o casi todas: el 14 de marzo de 2013, al día siguiente de que Bergoglio apareciera en el balcón de la basílica de San Pedro anunciando que sus hermanos cardenales habían incurrido en la extravagancia de designar a un papa llegado del fin del mundo, un diario gratuito colombiano tituló a toda página: “Argentino, pero modesto”. Un titular imbatible. ¿Es también veraz? ¿Es Bergoglio un argentino modesto? ¿Cabe el papa en ese oxímoron genial?”, añade el autor de ‘Soldados de Salamina’. 

Durante la promoción de ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, Cercas ha insistido repetidamente una idea que, en su opinión, era la base de su pensamiento teológico: el papa Francisco, como él mismo, es, era, profundamente anticlerical. “Uno de los elementos capitales de su discurso religioso es su anticlericalismo, esto es fundamental para él. El anticlericalismo entendido como la idea de que el clericalismo es lo peor para la Iglesia. Y el clericalismo significa que el clero, es decir, el sacerdote, está por encima de los fieles. Eso es letal. Esto lo dice él, es el cáncer de la Iglesia”, explicaba Cercas a este diario.