Fuera del carril promocional
Clara Peya publica ‘Solilòquia’, un disco “hecho desde la soledad para acompañar a otras soledades”
La pianista lanza un álbum enteramente instrumental, de ambiente intimista, como “regalo” al público que lleva tiempo siguiendo sus pasos y planteando una respuesta a “este tiempo de sobreestimulación de información, de ‘multitasking’ y de estar medio presentes en los lugares, cuando el aquí y el ahora es lo único que tenemos”

La pianista Clara Peya, que publica ‘Solilòquia’, en una imagen promocional.


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Música surgida del encuentro radical con uno mismo y con el silencio, desplegada por un piano tocado con sordina, sin voces, ni textos, ¿como un antídoto drástico al estrés flotante y el ruido del mundo? Vivimos en un tiempo de “sobreestimulación de información, de cosas que nos perdemos, somos ‘multitasking’ para llegar a fin de mes y acabamos estando medio presentes en los lugares, cuando el aquí y el ahora es lo único que tenemos”, observa Clara Peya a propósito de su nuevo álbum, ‘Solilòquia’. Un disco “hecho desde la soledad más profunda, para acompañar otras soledades y entender que ese estado no tiene por qué ser malo”.
Es un álbum con el que la pianista catalana, nacida en Palafrugell, residente ahora en el barrio barcelonés de Vallcarca, se baja del carro promocional ordinario: lanzamiento sin apenas aviso previo, pocas entrevistas, sin conciertos de presentación a la vista y deslizando un mensaje de bajarse del mundo…, pero sin desentenderse de él. “Hay una cosa que cada vez me cuesta más: responder a lo que la industria espera de ti, pensar en la imagen que debes dar, en lo que vende y lo que no… Ahí me pierdo, buscando algo que no existe. Así que intento hacer lo que me sale, sinceramente, en cada momento”, cavila. En ‘Solilòquia’ ofrece un trayecto de 14 canciones que empiezan con “el frío más puro” y avanzan a través de sutiles recovecos emocionales hasta llegar al guiño sentido a su hermana Ariadna en el tema ‘Puxi’ (“es la persona que me salva, me sostiene y que siempre, siempre, siempre está”), y de ahí al ‘crescendo’ con electrónica de ‘Comococos’, la “culminación” del álbum, “el empoderamiento adulto”.
Sostenerse sola
Música en buena parte surgida de rachas de insomnio, revela Clara Peya. “He tenido muchas este año. Me levantaba a tocar a medianoche”, explica. Una circunstancia que conviene poner en contexto. “He estado 16 años tomando antidepresivos, porque estoy diagnosticada de TOC, y hace un año y un mes que, acompañada de mi psiquiatra, decidí no tomar más. Con lo cual estoy teniendo un reencuentro conmigo misma fuertísimo, que se ha sumado a una ruptura de pareja. Pero ahora siento que me sostengo sola”. Lo cual incluye ciertas derivadas intranquilas. “Si yo me gustase a mí misma, no lloraría por estar sola, porque sería un placer. Pero vengo de todos esos años de medicación, de tener una mente obsesiva”.

Clara Peya, en una imagen promocional de ‘Solilòquia’. / CEDIDA
Por todo ello, ‘Solilòquia’ es un álbum que haríamos bien de escuchar entero y atendiendo a su recorrido, porque “el arte no son pequeñas píldoras” y “si separas las canciones, quizá no entiendas la dramaturgia musical”. Lo publicó un domingo, el 6 de abril, día de su cumpleaños, el 39º, como “un regalo inesperado” para quienes siguen sus pasos. Rondar la madurez no significa que ahora se ponga más reflexiva. “Hace muchos años que me hago preguntas trascendentes e intentando vivir profundamente la vida, exprimirla, no saltarme nada de lo que me proponga”, reflexiona. “Y no puedo proyectarme muy lejos, es como si pensase que moriré joven. Siempre me ha pasado, no sé por qué”.
El disco llega cuando Peya mantiene viva la gira del álbum anterior, ‘Corsé’ (2023), que le ha llevado a distintos países de Europa y Latinoamérica. Sigue yendo a su ritmo, ajena a los imperativos comerciales. “Me gusta hacer música, más que sacarla, y ya no sé lo que pide la industria, donde las reglas cambian a veces de un día para otro. Yo soy pianista, y la gente que toca el piano nunca será ‘mainstream’”, observa. Determinada y a la vez insegura, así es Clara Peya. Habituada al ‘sold out’ en sus bolos, receptora de galardones de diverso orden (del Nacional de Cultura al Premi Alícia o el Butaca), pero titubeante sobre el alcance de su obra. “Este disco, siendo instrumental, ¿tú crees que la gente lo escuchará?”.
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