Regreso a la creación musical
Teddy Bautista vuelve de la "muerte civil" y alerta del ‘tecnofeudalismo’: “Las plataformas quieren servidumbre”
El que fuera presidente de la SGAE, absuelto del delito de desvío de fondos tras un proceso que duró diez años, vuelve a sus orígenes y publica su primer álbum en tres décadas, ‘Ciclos 5.0’, un doble homenaje: a las culturas orientales y a “la épica femenina”

El músico Teddy Bautista presenta el doble álbum Ciclos 5.0. / FERRAN SENDRA / EPC


Jordi Bianciotto
Jordi BianciottoPeriodista
Encabezó un grupo con proyección internacional, Canarios (‘Get on your knees’) y fue cómplice, como productor, arreglista o instrumentista, de Aute, Miguel Ríos, Leño, Triana, Nacha Pop, Iceberg… Abrió luego un paréntesis, en 1995, al coger las riendas de la SGAE, que derivaría en un alejamiento del oficio musical durante tres décadas. Muchos días de ruido y furia preceden a la vuelta artística de Teddy Bautista con este doble álbum, ‘Ciclos 5.0’. Más todavía: él se siente regresando de una “muerte civil”, a resultas de aquel ‘Caso saga’, del que toda la cúpula de la SGAE acabó saliendo absuelta tras un proceso que duró una década.
“Gracias a los dioses, ya llevo cuatro años resucitado”, afirma. “Pero yo tenía lo que los psicólogos llaman el síndrome de la convicción del inocente, porque nadie sabía lo que yo había hecho mejor que yo”. Tiempo de serenidad y de regreso a las motivaciones primigenias, tal vez. “Estuve 28 años sin tocar una nota”, asegura. “Pero tengo un piano de cola en casa y, durante la pandemia, un día vi que la tapa estaba levantada. Hacía mucho tiempo que no veía las 88 teclas, y ahí estaban, como invitándome. Me senté y descubrí que mi memoria muscular se había evaporado, pero que mi cabeza sí sabía”.

El músico Teddy Bautista, que presenta el doble álbum 'Ciclos 5.0', retratado en Barcelona. / FERRAN SENDRA / EPC
Muchas horas de práctica después, y de desarrollo creativo, comenzó a cobrar forma ‘Ciclos 5.0’, un álbum heredero del que fue último episodio de Canarios (‘Ciclos’, 1974) y que contiene todo un viaje a través de la música, las culturas y el tiempo. Una odisea sonora que toca puertos recónditos, exóticos, novelescos, cuya raíz se sitúa en la caja de DVD con la que un día le obsequió el director del Conservatorio de Shanghái y que contenía muestras de más de 300 instrumentos de la orilla oriental de Asia. “Sonidos tan distintos y espirituales… La resonancia de la campana budista, que utilizan para cantos tántricos, te entra en lo más profundo. Me dije que estos sonidos no eran para escucharlos, sino para tocarlos”
La concertista que no pudo ser
Así, ‘Ciclos 5.0’ te lleva lejos a través de sonidos sintetizados y olas tímbricas extrañas para el oído occidental, coros tántricos y guiños al minimalismo (de Reich, Sakamoto y Haucshka), todo ello más orgánico que electrónico, con recogimiento, exploración y trazos dramáticos: al fin y al cabo, el álbum está movido por dos motores poderosos, la fascinación por oriente y “el homenaje a la épica femenina”. Observa Bautista que “cuando John Lennon cantó ‘Woman is the nigger of the world’ andaba en lo cierto”, y encuentra razones en su propia biografía, en su madre, que era pianista, “una concertista extraordinaria”, formada junto a la legendaria Nadia Boulanger. “Tendría que haber sido una Alicia de Larrocha o una Maria João Pires, pero nací yo, nació mi hermana…, seis hijos, y la pobre mujer tuvo que dejarlo”.

El músico Teddy Bautista, que presenta el doble álbum 'Ciclos 5.0', retratado en Barcelona. / FERRAN SENDRA / EPC
El álbum lleva por subtítulo ‘El periplo de las heroínas’ y en su recorrido evoca a la primera samurái, que, liderando la Liga de las Mujeres Extraordinarias, viajó a la República de Venecia para comprobar si eran ciertas las historias que contaba Marco Polo. Mezclando hechos históricos con la “libre imaginación”, confronta a oriente y a occidente, al “sistema politeísta, anclado en lo espiritual y emocional, y al monoteísta, sometido a dogmas”.
Se desprende un toque de alerta respecto a la superioridad moral occidental. “Veo a gente elaborar una sinofobia, incluso una rusofobia, y no se da cuenta de que eso sale de la ignorancia sobre esos países. En ese mundo desconocido se está consolidando una realidad que va a ser más influyente en nuestras vidas, y en las de nuestros descendientes, que el polo norteamericano. En Europa hemos alcanzado el pináculo y vamos para atrás”.
Me parece muy bien que le den la Medalla de Oro al Mérito a Serrat, y Víctor Manuel, ¿pero por qué no a Joan Chamorro?”
La ‘muerte civil'
Teddy Bautista ha llegado hasta aquí a través de su periplo propio, con una larga gestión en la SGAE que le apartó no solo de la música, sino que propició crisis en su esfera íntima. “Me arrepiento de varias cosas: de haber dejado la música, por una razón deontológica, y de no haber dedicado más tiempo a mi familia. Estuve a punto de perderla”, confiesa. Luego, aquella ‘muerte civil’, ¿dejó otra clase de cicatrices? “Tengo buena memoria, pero no quiero que me sirva para no saber justificar o perdonar. Me dicen ‘fulanito te puso verde’, pero yo me pongo en sus zapatos y, claro, si estoy viendo esas imágenes de la Guardia Civil entrando [en la sede de la SGAE], los titulares de la prensa… ¿Cómo te resistes a eso?”.
De aquel proceso (por presunto desvío de fondos por parte de la Junta Directiva), le queda el recuerdo de un juez instructor que, estima, faltó a su deber de “velar porque en el procedimiento no se debilitara a una de las partes”, y la convicción de que “en España hace falta una reforma profunda del código penal”. Brota una reflexión sobre su labor en la defensa de la gestión de derechos, y respecto a la recaudación. “Fíjate, yo siempre pensé que algún día los autores me pedirían cuentas por no situar a España en la media europea”, reflexiona. “Comparémonos con Francia: tiene un PIB que es el doble del español y cada año se generan 2.000 millones de euros que van a los bolsillos de los creadores, mientras que, en España, alcanzamos los 400, una cifra que después de mis años de gestión ha bajado”.
La IA nunca podrá hacer un tema como ‘Suzanne’, de Leonard Cohen
Pero consiguió, subraya, que “la doctrina de la SGAE fuera que con quien teníamos que ser leales era con los autores, no con el gobierno de turno, ni con las multinacionales, ni con la opinión expresada en los medios”. Los días en que se agitó el debate en torno a la presunción del ‘gratis total’ quedan atrás, pero Bautista observa que el actual modelo de ‘streaming’ perjudica a los autores. “Son esencialmente tres plataformas, Spotify, Apple Music y Tidal, y la proporción de los ingresos que te da ahí una canción respecto a los que te daría si el disco fuera físico, es de uno a mil”, asegura, ateniéndose al cálculo de la organización The Trichodist, “unos batalladores incansables de los derechos en Estados Unidos”.
Una IA que parasita
Las plataformas dieron acceso a las discográficas a su accionariado, con lo cual “el autor y el editor ven disminuidos sus ingresos, mientras que lo que pierde la discográfica lo gana en el reparto de dividendos”. Corregir ese proceso parece quimérico. “Es muy tarde, porque ahora estamos en el tecno-feudalismo”. Y la IA amenaza con parasitar todavía más a los creadores, no solo alimentándose de sus composiciones de un modo opaco, sino fabricando canciones que luego esas plataformas promocionarán a sus usuarios a través de las ‘playlists’ y sistemas de recomendación. “¡Ese es su negocio! Quieren la servidumbre, la comodidad, que digamos ‘esta canción me gusta, pues quiero más en esa línea’”.
Y encima, sale “un soplagaitas como Keir Starmer [el primer ministro británico], que dice que no se pueden poner puertas al campo, lo mismo que decían en su día las telefónicas cuando te vendían la fibra óptica para ver todo el cine y oír toda la música”. Está ese colectivo de más de mil artistas (de Kate Bush a Jamiroquai) que ha publicado un disco de silencio y ruido blanco (‘Is this what we want?’) contra Ley de Uso y Acceso de Datos, encaminada a facilitar el acceso de los gigantes tecnológicos de la IA a las obras musicales.
Ante la pregunta en mayúsculas, si esa IA suplirá el talento creativo hasta las últimas consecuencias, Teddy Bautista no tiene “una respuesta rápida”, si bien se decanta por pensar que “nunca podrá hacer un tema como ‘Suzanne’, de Leonard Cohen, que surge de tener un estilo configurado por muchas variables”. O esas artistas catalanas que le chiflan. “Andrea Motis, y su hermana Carla, y Eva Fernández, Lucía Fumero, Rita Payés… Me parece muy bien que le den la Medalla de Oro al Mérito a Serrat, y Víctor Manuel, ¿pero por qué no a Joan Chamorro?”. Del director de la Sant Andreu Jazz Band destaca ese sistema educativo según el cual “la música no se hace para guardarla en un cajón, sino para compartirla y disfrutarla”. Como ese ‘Ciclos 5.0’ lanzado ahora al mundo, al océano, “como un mensaje en la botella”, que planea llevar a los escenarios en otoño. “Al menos, cuatro conciertos, quizá cinco”.
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